Dios ha traído vida eterna
a los que hemos aceptado a Jesucristo como Señor y Salvador añadiéndolos a su
iglesia; el Señor que es un Dios de misericordia ha quitado nuestras ropas
viles y nos ha lavado con la sangre del Cordero inmolado, Jesús su hijo amado,
y él ha puesto vestiduras apropiadas, limpias y santas en cada uno de nosotros
al recibirle como Señor y Salvador y esas vestiduras nuevas debemos de
mantenerlas blancas delante de Dios, porque él nos enseña que debemos ser
santos y andar en santidad, porque nuestro Dios es Santo y es la única manera
de poder estar en su presencia.
Zacarías 3:1-8. Me mostró al sumo sacerdote Josué, el cual estaba delante
del ángel de Jehová, y Satanás estaba a su mano derecha para acusarle. Y dijo
Jehová a Satanás: Jehová te reprenda, oh Satanás; Jehová que ha escogido a
Jerusalén te reprenda. ¿No es éste un tizón arrebatado del incendio?
Y Josué estaba vestido de vestiduras viles,
y estaba delante del ángel. Y habló el ángel, y mandó a los que estaban delante
de él, diciendo: Quitadle esas vestiduras viles. Y a él le dijo: Mira que he
quitado de ti tu pecado, y te he hecho vestir de ropas de gala.
Después dijo: Pongan mitra limpia sobre su
cabeza. Y pusieron una mitra limpia sobre su cabeza, y le vistieron las ropas.
Y el ángel de Jehová estaba en pie. Y el ángel de Jehová amonestó a Josué,
diciendo: Así dice Jehová de los ejércitos: Si anduvieres por mis caminos, y si
guardares mi ordenanza, también tú gobernarás mi casa, también guardarás mis
atrios, y entre éstos que aquí están te daré lugar. Escucha pues, ahora, Josué
sumo sacerdote, tú y tus amigos que se sientan delante de ti, porque son
varones simbólicos. He aquí, yo traigo a mi siervo el Renuevo.
Comienza mencionando
que era un siervo de Dios, un sacerdote, y por su mala manera de vivir aun
siendo siervo de Dios, Satanás estaba listo para acusarle porque sabía lo que él
hacía tal vez a escondidas de todo ojo humano, pero no a los ojos de Dios, ni
del acusador.
Dios mismo le dice
que ha visto su pecado y le perdona y que ahora le dará una vestidura santa,
limpia delante de él, lo mismo hizo el Padre con el hijo prodigo le cambio la
vestidura, Dios cambia, limpia y muda nuestro corazón y debemos de permanecer
así delante de él, pero esto representa un nueva manera de vivir, alejados del
pecado y todo lo que ofende a Dios.
También le renovó su
mente, le puso un mente limpia y santa para empezar de nuevo; esa misma oportunidad
nos da Dios a todos cuando le recibimos como Señor y Salvador. Por eso es
importante mantener nuestras vestiduras blancas para agradar a Dios. Debemos
buscar la santidad en todo tiempo para que su gracia permanezca en nosotros y
esa misma gracia se reflejara en nuestra manera de vivir. Lucas 15:22. Pero el padre les dijo a sus siervos: ¡Apresúrense!
Vístanlo con la mejor ropa. También pónganle un anillo y sandalias. Dios
siempre te dará una vestidura blanca te vestirá con la mejor ropa, ropas
apropiadas para poder entrar a su reino.
La Palabra de Dios
dice que nada inmundo entrara en el reino de Dios, el conoce a perfección
nuestra vida, nuestra forma de andar, nuestro corazón, el nos ve y nos escucha,
él conoce y sabe nuestros pensamientos. ¿Si nuestras vestiduras no están
limpias como nos justificaremos ante él? ¿Que podremos decir en nuestra
defensa? Llamará entonces a sus Ángeles
y les dirá que echen fuera de su presencia a todo inmundo y los envíen al lago
de fuego y azufre por la eternidad.
¿Dónde queremos pasar
el resto de la eternidad? aún hay tiempo, de reflexionar de cómo esta nuestra
vida delante de Dios y hacer los cambios necesarios, es mientras que estamos
vivos. Hebreos 9:27. Y de la manera
que está establecido para los hombres que mueran una sola vez, y después de
esto el juicio.
Nuestro Padre Celestial
claramente nos enseña que es necesario cambiar nuestras vestiduras (forma de
vida) aquella vestidura de pecado debe de ser cambiada por una vestidura blanca
que se adquiere guardando su palabra.
Juan 14:15. Si
me amáis, guardad mis mandamientos.
Efesios 5:26-27. Para
santificarla, habiéndola purificado en el lavamiento del agua por la palabra, a
fin de presentársela a sí mismo, una iglesia gloriosa, que no tuviese mancha ni
arruga ni cosa semejante, sino que fuese santa y sin mancha.
Debemos tener un
testimonio en nuestras vidas para ser aprobados por Dios y si somos aprobados
por Dios seremos aprobados por los hombres y podremos libremente acercarnos a
compartir el mensaje de salvación porque Cristo murió por nosotros; no hagamos
vano el sacrificio precioso de Dios al dar a su hijo único.
Como lograremos
mantener nuestras vestiduras blancas, pues es el Espíritu Santo el que
santifica, y si nos sometemos a él nuestras vestiduras serán puras, sin mancha
ni arruga, aceptables a los ojos de Dios. Nosotros hombres y mujeres con
pasiones y deseos en contra del Señor y de su voluntad, nos era imposible
alcanzar su gracia y el don de poder llegar a Dios, pero vino Jesús y tomo
nuestras vestiduras de pecado, no las quito y en Apocalipsis nos muestra que
habían lavado sus vestiduras en la sangre del Cordero y que de ese modo habían
quedado tan blancas como la luz.
Apocalipsis 7:13-14. Entonces uno de los ancianos habló, diciéndome: Estos que
están vestidos de ropas blancas, ¿quiénes son, y de dónde han venido? Yo le
dije: Señor, tú lo sabes. Y él me dijo: Estos son los que han salido de la gran
tribulación, y han lavado sus ropas, y las han emblanquecido en la sangre del
Cordero. Por eso Pablo habla muchas veces de revestirnos con el
nuevo hombre que es Jesucristo.
La ropa blanca de la
inocencia era llevada por nuestros primeros padres cuando fueron colocados por
Dios en el jardín del Edén, pero cuando entró el pecado, rompieron su relación
con Dios. La humanidad entera no puede idear, ni inventar nada que pueda ocupar
el lugar del manto de santidad que tenían Adán y Eva para poder estar en la
presencia de Dios, ni mucho menos para alcanzar la salvación y la vida eterna.
Únicamente el manto
que Cristo mismo ha provisto puede hacernos dignos de aparecer ante la
presencia de Dios. Cristo colocará este manto, esta ropa de su propia justicia
sobre cada alma arrepentida y que ha depositado su fe en él. Apocalipsis 3:18. Yo
te aconsejo -dice él- que de mí compres. . . vestiduras blancas para vestirte,
y que no se descubra la vergüenza de tu desnudez.
Este manto, tejido en
el telar del cielo, no tiene un solo hilo de invención humana. Cristo, en su
humanidad, desarrolló un carácter perfecto, y ofrece impartimos a nosotros este
carácter. Isaías 64:6. Todas nuestras justicias son como trapos de inmundicia.
Todo cuanto podamos hacer por nosotros mismos está manchado por el pecado. Pero
el Hijo de Dios, nuestro Señor y Salvador Jesucristo apareció para quitar
nuestros pecados como nos muestra el siguiente texto: 1 Juan 3:5. Y sabéis que él apareció para
quitar nuestros pecados, y no hay pecado en él.
Por su perfecta
obediencia ha hecho posible que cada ser humano obedezca los mandamientos de
Dios cuando le entregamos nuestro corazón y nos rendimos a su señorío.
Cuando nos sometemos
a Cristo, el cambia nuestro corazón a uno conforme al suyo, nuestra voluntad se
rinde a su voluntad que es buena, agradable y perfecta; a través de su palabra
nos implanta la mente de Cristo en nuestras vidas para que nuestros
pensamientos se sujeten a su señorío y de esa manera poder decir lo mismo de
Pablo:
Gálatas 2:20. Con Cristo
estoy juntamente crucificado, y ya no vivo yo, mas vive Cristo en mí; y lo que
ahora vivo en la carne, lo vivo en la fe del Hijo de Dios, el cual me amó y se
entregó a sí mismo por mí. 2 Corintios 5:17. De
modo que si alguno está en Cristo, nueva criatura es; las cosas viejas pasaron;
he aquí todas son hechas nuevas.
Esto es lo que
significa estar vestidos con el manto de su justicia. Entonces, cuando el Señor
nos contempla, él no ve nuestro pecado, sino su propia ropa de justicia a
través de su Hijo Jesucristo.
De la manera como
apreciamos una prenda de vestir que con mucho esfuerzo la compramos por su
marca o por gusto, cuanto más no debemos apreciar la nueva vestidura que nos da
Cristo y que ha pagado con el precio de su sangre. Cuando empezamos a obedecer
cada uno de los mandamientos y las palabras de Dios en nuestras vidas, cuando
hacemos del evangelio de nuestro Señor Jesucristo una forma de vivir, es
entonces cuando empezamos a ser vestidos de lino fino, de vestiduras de
justicia, de vestiduras blancas.
Debemos tener conciencia
de lo potente e impactante que son nuestras vestiduras blancas en el mundo
espiritual; aferrémonos a ellas y cuidémoslas de no mancharlas con nuestro pecado,
bien sea de pensamientos o de obras. Apocalipsis
3:18. Por
tanto, yo te aconsejo que de mí compres oro refinado en fuego, para que seas
rico, y vestiduras blancas para vestirte, y que no se descubra la vergüenza de
tu desnudez.
Nuestro Señor Jesucristo
está por volver pronto y sucederá el arrebatamiento de la iglesia; la palabra
de Dios nos muestra claramente que el
arrebatamiento sucederá a nivel mundial, todo aquel que esté listo y preparado
se ira con él.
Dirán muchos ¿Cómo
que listo si yo ya recibí a Jesús como Señor y Salvador?, pero esto implica un
cambio de vida veamos este punto a la luz de la palabra porque hoy en día
dentro de la iglesia hay muchos que están jugando con fuego. Todo lo que no es
santo, todo lo que no es puro, todo lo que no es aceptable será consumido en el
fuego eterno, porque Dios es Amor, pero también es fuego consumidor.
1 Juan 2:6. El que dice que
permanece en él, debe andar como él anduvo. 1 Juan 4:16. Y nosotros hemos conocido y creído el amor que tiene Dios
para con nosotros. Dios amor es; y el que permanece en el amor, en Dios
permanece; y Dios en él permanece. Sed santos porque Jehová nuestro Dios es
Santo. Deuteronomio 4:24. Porque el Señor,
tu Dios, fuego consumidor es, un Dios celoso.
Si no tenemos las
vestiduras apropiadas no entraras en el reino de Dios. ¿Cuándo Dios te llame
con qué clase de vestidura te encontrará? ¿Con vestiduras blancas de lino fino
y resplandeciente o con vestiduras viles de pecado y amor por el mundo y las
cosas del mundo? Y como lograremos esto:
Primero con la
oración que es básicamente dependencia a Dios, buscando cada día la unción de
la presencia de Señor para que nos santifique. Jesús llevó a Pedro, Juan y
Santiago a una montaña a orar. Mientras Jesús oraba, su cara cambió y su ropa
se volvió de color blanco muy brillante, es por eso que el Espíritu Santo desciende
sobre nosotros y nos santifica, porque él es Santo. Lucas
9:28-29.
Aconteció
como ocho días después de estas palabras, que tomó a Pedro, a Juan y a Jacobo,
y subió al monte a orar. Y entre tanto que oraba, la apariencia de su rostro se
hizo otra, y su vestido blanco y resplandeciente. Juan 17:17. Santifícalos en
tu verdad; tu palabra es verdad.
También colocando en práctica
nuestra santificación con un corazón limpio y recto delante de Dios
compartiendo con otros el mensaje de salvación. Hechos 4:31. Acabada esta oración, tembló el lugar en que estaban
congregados; y todos se sintieron llenos del Espíritu Santo, y anunciaban con
firmeza la palabra de Dios. 1 Crónicas 29:17. Yo
sé, Dios mío, que tú escudriñas los corazones, y que la rectitud te agrada; por
eso yo con rectitud de mi corazón voluntariamente te he ofrecido todo esto, y
ahora he visto con alegría que tu pueblo, reunido aquí ahora, ha dado para ti
espontáneamente.
Tengamos paciencia en
Cristo Jesús: porque al final Dios nos dará un galardón por siempre, un
galardón prometido por Jesús, que es la vida eterna, pero tenemos que
esforzarnos y luchar con amor y valor. Apocalipsis
3:5. El que venciere será vestido de vestiduras
blancas; y no borraré su nombre del libro de la vida, y confesaré su nombre
delante de mi Padre, y delante de sus ángeles. Mateo 24:13. Mas el que persevere hasta el fin, éste será salvo.
Esto es algo muy
importante para aquellos que dicen que la salvación no se pierde claramente la
palabra de Dios nos deja ver al que venciere se vestirá eternamente de blanco y
jamás borrará su nombre del libro de la vida, entonces la salvación y la vida
eterna si pueden llegar a perderse por causa del pecado. Apocalipsis 20:15. Aquel cuyo nombre no
estaba escrito en el libro de la vida era arrojado al lago de fuego.
Algo muy importante
que debemos tomar en cuenta es que dice que al que venciere: esto señal que
abran luchas, persecuciones, problemas, adversidades y muchas circunstancias en
la que nuestra fe será probada. Preparémonos para encontrarnos con nuestro Dios,
nuestro Creador y con nuestro Salvador, para estar en las bodas del Cordero y
por siempre con él.
Parábola de la fiesta de bodas. Mateo 22:11-12. Respondiendo Jesús, les volvió a hablar en
parábolas, diciendo:
El reino de los cielos es semejante a un
rey que hizo fiesta de bodas a su hijo; y envió a sus siervos a llamar a los
convidados a las bodas; mas éstos no quisieron venir. Volvió a enviar otros
siervos, diciendo: Decid a los convidados: He aquí, he preparado mi comida; mis
toros y animales engordados han sido muertos, y todo está dispuesto; venid a
las bodas. Mas ellos, sin hacer caso, se fueron, uno a su labranza, y otro a
sus negocios; y otros, tomando a los siervos, los afrentaron y los mataron. Al
oírlo el rey, se enojó; y enviando sus ejércitos, destruyó a aquellos
homicidas, y quemó su ciudad.
Entonces dijo a sus siervos: Las bodas a la
verdad están preparadas; mas los que fueron convidados no eran dignos. Id,
pues, a las salidas de los caminos, y llamad a las bodas a cuantos halléis. Y
saliendo los siervos por los caminos, juntaron a todos los que hallaron,
juntamente malos y buenos; y las bodas fueron llenas de convidados.
Y entró el rey para ver a los convidados, y
vio allí a un hombre que no estaba vestido de boda. Y le dijo: Amigo, ¿cómo
entraste aquí, sin estar vestido de boda? Mas él enmudeció. Entonces el rey
dijo a los que servían: Atadle de pies y manos, y echadle en las tinieblas de
afuera; allí será el lloro y el crujir de dientes. Porque muchos son llamados,
y pocos escogidos.
El vestido de boda de
la parábola representa el carácter puro y sin mancha que poseeremos los
verdaderos seguidores de Cristo al encontrarnos aquel día en las bodas del
Cordero; también nos muestra la fe y la obediencia a la voluntad de Dios, a su
Palabra y a la guía del Espíritu Santo. A la iglesia "se le ha concedido
que se vista de lino fino, limpio y resplandeciente", "que no tuviese
mancha ni arruga ni cosa semejante". El lino fino, dice la Escritura,
"son las acciones justas de los santos". Es la justicia de Cristo, su
propio carácter sin mancha, que por la fe se imparte a todos los que lo reciben
como Salvador personal.
Apocalipsis 19:8. Y a ella le
fue concedido vestirse de lino fino, resplandeciente y limpio, porque las acciones
justas de los santos son el lino fino. Efesios 5:27. A fin de presentársela a sí mismo, una iglesia en toda su
gloria, sin que tenga mancha ni arruga ni cosa semejante, sino que fuera santa
e inmaculada.
Eclesiastés 9:8. En todo tiempo sean blancos tus vestidos, y nunca falte ungüento
sobre tu cabeza.
Bendiciones.
No hay comentarios:
Publicar un comentario