Nuestro deseo es que cada uno de los mensajes, así como cada uno de los ministerios y recursos enlazados, pueda ayudar como una herramienta al crecimiento, edificación y fortaleza de cada creyente dentro de la iglesia de Jesucristo en las naciones y ser un práctico instrumento dentro de los planes y propósitos de Dios para la humanidad. Cada mensaje tiene el propósito de dejar una enseñanza basada en la doctrina bíblica, de dar una voz de aliento, de edificar las vidas; además de que pueda ser adaptado por quien desee para enseñanzas en células o grupos de enseñanza evangelísticos, escuela dominical, en evangelismo personal, en consejería o en reuniones y servicios de iglesias.

Las buenas obras°


Romanos 8:19. RVR1960. Porque el anhelo ardiente de la creación es el aguardar la manifestación de los hijos de Dios.

En estos momentos hay una gran necesidad de hombres y mujeres que se preparen para toda buena obra como nos lo enseña la Biblia en la segunda carta a Timoteo capítulo 3. Hombres y mujeres que se preparen para asumir un liderazgo en cada uno de los lugares en los que viven, trabajan y estudian, un liderazgo al interior de cada hogar y familia; un liderazgo moral y espiritual, guiado por la Palabra de Dios y el Espíritu Santo. Personas con la presencia y la llenura del Señor, con corazones dispuestos para servir con amor, misericordia y rectitud.

Juan 15:1-17. RVR1960. Yo soy la vid verdadera, y mi Padre es el labrador. Todo pámpano que en mí no lleva fruto, lo quitará; y todo aquel que lleva fruto, lo limpiará, para que lleve más fruto. Ya vosotros estáis limpios por la palabra que os he hablado. Permaneced en mí, y yo en vosotros. Como el pámpano no puede llevar fruto por sí mismo, si no permanece en la vid, así tampoco vosotros, si no permanecéis en mí.

Yo soy la vid, vosotros los pámpanos; el que permanece en mí, y yo en él, éste lleva mucho fruto; porque separados de mí nada podéis hacer. El que en mí no permanece, será echado fuera como pámpano, y se secará; y los recogen, y los echan en el fuego, y arden. Si permanecéis en mí, y mis palabras permanecen en vosotros, pedid todo lo que queréis, y os será hecho. En esto es glorificado mi Padre, en que llevéis mucho fruto, y seáis así mis discípulos.

Como el Padre me ha amado, así también yo os he amado; permaneced en mi amor. Si guardareis mis mandamientos, permaneceréis en mi amor; así como yo he guardado los mandamientos de mi Padre, y permanezco en su amor. Estas cosas os he hablado, para que mi gozo esté en vosotros, y vuestro gozo sea cumplido. Este es mi mandamiento: Que os améis unos a otros, como yo os he amado. Nadie tiene mayor amor que este, que uno ponga su vida por sus amigos. Vosotros sois mis amigos, si hacéis lo que yo os mando. Ya no os llamaré siervos, porque el siervo no sabe lo que hace su señor; pero os he llamado amigos, porque todas las cosas que oí de mi Padre, os las he dado a conocer.

No me elegisteis vosotros a mí, sino que yo os elegí a vosotros, y os he puesto para que vayáis y llevéis fruto, y vuestro fruto permanezca; para que todo lo que pidiereis al Padre en mi nombre, él os lo dé. Esto os mando: Que os améis unos a otros.

Hemos sido rescatados para salvación y vida eterna, hemos sido elegidos para ser sanados, restaurados en todas nuestras áreas, Dios mismo nos ha elegido para llenarnos de su Palabra, para llenarnos de su Espíritu Santo, para llenarnos de sabiduría, de entendimiento, de amor, de misericordia y compasión; somos llamados a prepararnos para ser instrumentos en las manos de Dios y de esa manera alcanzar a la mayor cantidad de personas a través del evangelio de nuestro Señor Jesucristo.

1 Pedro 2:9-10. RVR1960. Mas vosotros sois linaje escogido, real sacerdocio, nación santa, pueblo adquirido por Dios, para que anunciéis las virtudes de aquel que os llamó de las tinieblas a su luz admirable; vosotros que en otro tiempo no erais pueblo, pero que ahora sois pueblo de Dios; que en otro tiempo no habíais alcanzado misericordia, pero ahora habéis alcanzado misericordia.

La maldad, la depravación, la anarquía, la rebelión, la avaricia, el sadismo, la falta de misericordia, la falta de perdón, la venganza, el odio, el amor por el mundo y las cosas que este ofrece como fama, riqueza, placeres malvados y torcidos, vicios de toda clase entre muchas obras de maldad siguen en aumento en todas las naciones como se aprecia a través de los canales de noticias y del internet; todo esto es cumplimiento de las profecías para los postreros días y a nosotros nos ha correspondido vivir y conocer del Señor Jesucristo y su evangelio en estos tiempos.

2 Timoteo 3:1-9. RVR1960. También debes saber esto: que en los postreros días vendrán tiempos peligrosos. Porque habrá hombres amadores de sí mismos, avaros, vanagloriosos, soberbios, blasfemos, desobedientes a los padres, ingratos, impíos, sin afecto natural, implacables, calumniadores, intemperantes, crueles, aborrecedores de lo bueno, traidores, impetuosos, infatuados, amadores de los deleites más que de Dios, que tendrán apariencia de piedad, pero negarán la eficacia de ella; a éstos evita. Porque de éstos son los que se meten en las casas y llevan cautivas a las mujercillas cargadas de pecados, arrastradas por diversas concupiscencias. Estas siempre están aprendiendo, y nunca pueden llegar al conocimiento de la verdad. Y de la manera que Janes y Jambres resistieron a Moisés, así también éstos resisten a la verdad; hombres corruptos de entendimiento, réprobos en cuanto a la fe. Mas no irán más adelante; porque su insensatez será manifiesta a todos, como también lo fue la de aquéllos.

Dios está esperando que se levante una generación que esté dispuesta a creerle al Señor y su Palabra, una generación con un actitud como la de Josué y Caleb. Dios es verdadero y lo que Él dice es la última palabra, es el Creador de todos y de todas las cosas, es el Eterno. En ocasiones, cuando alguno de sus hijos tiene muy en claro la voluntad de Dios y el llamado ministerial para sus vidas pueden asumir la conquista de las promesas que le han sido dadas en Cristo,  lo que Él le ha dado, a cada persona. Es entonces que debemos estar dispuestos a asumir los retos y a enfrentar todas las circunstancias que se nos presenten para ver en nuestras vidas y la de nuestras familias los planes y propósitos de Dios de manera palpable, para ver la gloria de Dios en medio nuestro.

Jeremías 29:11-14. RVR1960. Porque yo sé los pensamientos que tengo acerca de vosotros, dice Jehová, pensamientos de paz, y no de mal, para daros el fin que esperáis. Entonces me invocaréis, y vendréis y oraréis a mí, y yo os oiré; y me buscaréis y me hallaréis, porque me buscaréis de todo vuestro corazón. Y seré hallado por vosotros, dice Jehová, y haré volver vuestra cautividad, y os reuniré de todas las naciones y de todos los lugares adonde os arrojé, dice Jehová; y os haré volver al lugar de donde os hice llevar.

Caleb no era tanto un hombre de una gran fe, sino un hombre de fe en un gran Dios. Su valentía descansaba en su conocimiento de Dios, no en la confianza de Israel para conquistar la tierra.

Nosotros a menudo basamos nuestras decisiones en lo que los demás están haciendo. En realidad tenemos la actitud de los diez espías, y se la pasamos al resto del pueblo. Frente a las circunstancias la mayoría de las veces preguntamos a expertos en el tema, a amigos; pero evitamos por completo preguntar qué dice Dios sobre el mismo asunto. El mismo Dios que guio y dio seguridad extrema a Caleb y a Josué, es el mismo que anhela darnos a nosotros lo mismo.

2 Timoteo 3:10-17. RVR1960. Pero tú has seguido mi doctrina, conducta, propósito, fe, longanimidad, amor, paciencia, persecuciones, padecimientos, como los que me sobrevinieron en Antioquía, en Iconio, en Listra; persecuciones que he sufrido, y de todas me ha librado el Señor. Y también todos los que quieren vivir piadosamente en Cristo Jesús padecerán persecución; mas los malos hombres y los engañadores irán de mal en peor, engañando y siendo engañados. Pero persiste tú en lo que has aprendido y te persuadiste, sabiendo de quién has aprendido; y que desde la niñez has sabido las Sagradas Escrituras, las cuales te pueden hacer sabio para la salvación por la fe que es en Cristo Jesús. Toda la Escritura es inspirada por Dios, y útil para enseñar, para redargüir, para corregir, para instruir en justicia, a fin de que el hombre de Dios sea perfecto, enteramente preparado para toda buena obra.

El líder cristiano es la persona dedicada a producir un despertamiento moral y social; con esto en mente dedica su vida a Cristo comparte el amor de Dios con todos los hombres en todas partes y enseña a otros a hacer lo mismo. La mejor forma de recibir el futuro es hacer un buen presente y olvidar el pasado.

Daniel 12:1-4. RVR1960. En aquel tiempo se levantará Miguel, el gran príncipe que está de parte de los hijos de tu pueblo; y será tiempo de angustia, cual nunca fue desde que hubo gente hasta entonces; pero en aquel tiempo será libertado tu pueblo, todos los que se hallen escritos en el libro. Y muchos de los que duermen en el polvo de la tierra serán despertados, unos para vida eterna, y otros para vergüenza y confusión perpetua. Los entendidos resplandecerán como el resplandor del firmamento; y los que enseñan la justicia a la multitud, como las estrellas a perpetua eternidad. Pero tú, Daniel, cierra las palabras y sella el libro hasta el tiempo del fin. Muchos correrán de aquí para allá, y la ciencia se aumentará.

La más grande empresa del Universo, la empresa de Dios requiere para su departamento de proclamación personas que reúnan los siguientes requisitos.

Personas valientes que crean en Dios y que estén dispuestas a servirle aunque se le caiga el mundo encima. Personas que digan siempre la verdad, toda la verdad y nada más que la verdad aunque por ello tengan que perder la simpatía y el afecto de quienes lo rodean. Personas que huyan de las pasiones juveniles y que tengan el firme propósito de no contaminarse con las costumbres de un mundo corrompido.

Personas que tengan en su corazón una profunda vocación de servicio a su prójimo y una determinación completa de agradar a Dios por encima de todo. Personas que estén listas en donde el Señor de la empresa así lo determine sin pensar en su comodidad, ni en sus intereses personales. Personas que se atrevan a vivir y hablar como Dios lo manda aunque sean tildados de locos, fanáticos, rebeldes o peligrosos. Personas que estén dispuestos a perderlo todo, que duerman menos, que trabajen más, que hablen poco y sirvan mucho.

Personas que se muevan siempre con la sinceridad de Dios y no con la diplomacia e hipócrita conveniencia de los hombres. Personas honradas, ejemplares y comprometidas con los valores cristianos que nuestra sociedad ha extraviado. Personas que se preparen para dirigir los destinos del país, no con la soberbia de grandes reyes, sino con la actitud de grandes servidores.

Si usted llena estos requisitos será bienvenido a esta gigantesca empresa de Dios, en ella se trabaja para conquistar el mundo entero con el único mensaje que puede salvarlo y para decirle a los hombres que no todo está perdido, que Jesucristo es el camino, la verdad y la vida. Si hay vacantes, esta es una gran oportunidad y no hay otra igual. Necesitamos un liderazgo que ame y no que manipule, que sirva y no que lucre, que comparta y no que amarre, que anime y no que oprima, que levante y no que aplaste.

Veamos algunos principios que debemos tener en cuenta para avanzar en la voluntad de Dios para nuestras vidas.

Esforcémonos. Ningún vencedor avanza en medio de las circunstancias adversas de la vida, a menos que aporte una alta cuota de esfuerzo. Cuando Josué, el conquistador de la Tierra Prometida, se encontraba en el umbral de entrar a territorios en poder de poderosos enemigos, Dios lo instó a esforzarse y a seguir adelante aun cuando arrecien las condiciones difíciles. El Señor lo animó y le dijo: "Sé fuerte y valiente (...)."(Josué 1:6 NTV). Si avanzamos, con decisión, valentía y esfuerzo, no solo aseguramos que superaremos los obstáculos sino que, además, nos prepararemos para llegar a nuevos niveles. Los vencedores son dinámicos, no estáticos. Siempre tienen nuevos proyectos que emprender. No se resignan.

Definamos planes específicos. Cuando Dios llamó a Josué a asumir una actitud valerosa y emprendedora, tal como leímos en Josué 1:6, 7, 9 también enfatizó en atender las instrucciones impartidas por Moisés con antelación; es decir, avanzar hacia una meta específica. Quien no tiene metas, no llega a ninguna parte. Si vamos de un lado a otro, sin poner la mirada en el objetivo que procuramos lograr, lo más probable es que nos desviaremos de la línea final. Planificar es esencial para alcanzar grandes metas.

Aprendamos y asumamos principios y valores. En medio de una sociedad en crisis como aquella en la que nos desenvolvemos, es fundamental que aprendamos y pongamos en práctica principios y valores. Constituyen los cimientos para llegar a nuevos niveles de crecimiento personal y espiritual, y para alcanzar grandes metas. Las bases principales que aprendemos, se encuentran en la Biblia. Dios recordó a Josué la necesidad de tener presente esas pautas de vida que aseguran el éxito en todo cuanto emprendamos: "Estudia constantemente este libro de instrucción. Medita en él de día y de noche para asegurarte de obedecer todo lo que allí está escrito. Sólo entonces prosperarás y te irá bien en todo lo que hagas."(Josué 9, Nueva Traducción Viviente). La mayoría de las personas que alcancen la cumbre, que llegan donde los demás jamás siquiera imaginaron, comparten un común denominador: su existencia estuvo marcada por principios y valores.

Descansemos en Dios. Como líderes cristianos — hombres y mujeres llamados a vencer — es natural que enfrentemos dificultades y también, períodos de fuerte presión. Lo que hace la mayoría es renunciar. Quedamos entonces ante tres escenarios: volver atrás por considerar que jamás podemos alcanzar nuestras metas; estancarnos y permanecer en ese estado por mucho tiempo hasta que las metas se vayan desdibujando con el tiempo y, por último, afianzarnos y seguir adelante.

Cuando nos sintamos a las puertas de tirar la toalla, lo esencial es que volvamos la mirada a Dios y descansemos en Él, como enseñan las Escrituras: "Él da poder a los indefensos y fortaleza a los débiles. Hasta los jóvenes se debilitan y se cansan, y los hombres jóvenes caen exhaustos. En cambio, los que confían en el Señor encontrarán nuevas fuerzas; volarán alto, como con alas de águila. Correrán y no se cansarán; caminarán y no desmayarán."(Isaías 40:29-31, Nueva Traducción Viviente) Descansar en Dios está íntimamente ligado a confiar en Él. Tener presente que Dios sabe qué hacer en el momento apropiado y bajo las circunstancias propicias. Dios tiene el control de todo, y además, la última palabra.

No debemos compararnos con los demás. Cada hombre y mujer es único y por lo tanto Dios ha diseñado planes específicos para cada uno.  Un poderoso enemigo de los vencedores es medirse a partir de los logros de quienes les rodean. La Biblia enseña: "No te inquietes a causa de los malvados ni tengas envidia de los que hacen lo malo. Pues como la hierba, pronto se desvanecen; como las flores de primavera, pronto se marchitan."(Salmo 37: 1, 2. Nueva Traducción Viviente)

Sometamos nuestros planes y proyectos en manos de Dios. En nuestras fuerzas podemos concebir planes y proyectos ambiciosos, pero nada determina que puedan materializarse. Recuerde que nuestra perspectiva no siempre es la mejor y lo que consideramos que tendrá éxito, puede tornarse en un rotundo fracaso.

Si entregamos nuestras iniciativas, por grandes que parezcan, en manos de Dios, tenemos asegurada la victoria. Él nos guiará a aplicar ajustes pero también, a dar los pasos apropiados en cada circunstancia, tal como nos instruye la Palabra: "Confía en el Señor y haz el bien; entonces vivirás seguro en la tierra y prosperarás. Deléitate en el Señor, y él te concederá los deseos de tu corazón. Entrega al Señor todo lo que haces; confía en él, y él te ayudará." (Salmo 37:1-5. Nueva Traducción Viviente) Si confiamos en Dios, no tendremos reticencia en someter a Su voluntad todo cuanto emprendemos. Esto es fundamental para alcanzar el éxito a la manera de Dios.

Debemos perseverar. Pablo tenía plena conciencia de la necesidad de perseverar, tal como lo describe en la carta que dirigió a los creyentes de Filipos: "No quiero decir que ya haya logrado estas cosas ni que ya haya alcanzado la perfección; pero sigo adelante a fin de hacer mía esa perfección para la cual Cristo Jesús primeramente me hizo suyo. No, amados hermanos, no lo he logrado, pero me concentro sólo en esto: olvido el pasado y fijo la mirada en lo que tengo por delante, y así avanzo hasta llegar al final de la carrera para recibir el premio celestial al cual Dios nos llama por medio de Cristo Jesús."(Filipenses 3:12-14. Nueva Traducción Viviente) Examinemos con cuidado si somos de aquellos líderes cristianos que echan por la borda sus sueños ante los primeros obstáculos, o por el contrario, sigue avante por encima de las circunstancias adversas.

Fuimos creados para vencer. Cuando nos encontremos inmersos en situaciones difíciles, recordemos que usted y yo fuimos creados por Dios para ser vencedores. Contamos con las potencialidades para llegar lejos. Nuestro amoroso Padre celestial nos creó como vencedores, no como fracasados.

No permitamos que nos gobierne el miedo. Dios llamó al pueblo de Israel, en cabeza de sus líderes Moisés y Josué, a avanzar sin dejarse gobernar por el temor: "¡Así que sé fuerte y valiente! No tengas miedo ni sientas pánico frente a ellos, porque el Señor tu Dios, él mismo irá delante de ti. No te fallará ni te abandonará. (...)"(Deuteronomio 31:6. NTV).

Filipenses 4:13. (TLA).  Cristo me da fuerzas para enfrentarme a toda clase de situaciones.

Hay dos estrategias que utiliza nuestro Adversario espiritual, Satanás, para llevarnos a desistir de los grandes sueños, planes y proyectos: la primera, el temor, y la segunda, el desánimo. Una meta que debemos fijarnos a cada momento, es avanzar. No miremos las circunstancias, coloquemos nuestra mirada en lo que está delante. Dios está con nosotros y nos asegura la victoria.

Hebreos 12.1-2. RVR1960. Por tanto, nosotros también, teniendo en derredor nuestro tan grande nube de testigos, despojémonos de todo peso y del pecado que nos asedia, y corramos con paciencia la carrera que tenemos por delante, puestos los ojos en Jesús, el autor y consumador de la fe, el cual por el gozo puesto delante de él sufrió la cruz, menospreciando el oprobio, y se sentó a la diestra del trono de Dios.


Bendiciones.

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