Hay
una gran necesidad de recibir una visitación de Dios en medio de su pueblo, sin
importar la clase de tiempos y circunstancias que estemos viviendo, la
presencia del Señor es la necesidad número uno de todas las almas y de la
iglesia de Cristo, pero es necesario poder discernir y entender la voluntad de
Dios para que de esa manera podamos dar pasos de fe y obediencia. A Israel,
Dios lo visitó, pero no entendió su tiempo. Es la gloria de su presencia la que
cambia vidas y circunstancias. Que sea el Señor, el Espíritu Santo, ayudándonos
y dándonos la revelación que necesitamos para vivir la vida que agrada a Dios
en todos nuestros caminos, cumpliendo los planes y propósitos divinos para que
se cumplan en nuestras vidas se cumplan y en estos tiempos.
Lucas
19: 41-44. Y cuando llegó cerca de la
ciudad, al verla, lloró sobre ella, diciendo: ¡Oh, si también tú conocieses, a
lo menos en este tu día, lo que es para tu paz! Mas ahora está encubierto de
tus ojos. Porque vendrán días sobre ti, cuando tus enemigos te rodearán con
vallado, y te sitiarán, y por todas partes te estrecharán, y te derribarán a
tierra, y a tus hijos dentro de ti, y no dejarán en ti piedra sobre piedra, por
cuanto no conociste el tiempo de tu visitación.
El
Señor levanta al profeta Zacarías en un momento cuando la gente necesita nuevos
ánimos. La gente trabajaba en la reconstrucción del Templo de Jerusalén, y por
causa de la oposición, y la preocupación por otras cosas, el trabajo se había
detenido. El templo debe ser concluido, pero para esto la gente necesita un
sentido de propósito.
Zacarías 2:1-13 Llamamiento a los cautivos
(VRV1960). Alcé
después mis ojos y miré, y he aquí un varón que tenía en su mano un cordel de
medir. Y le dije: ¿A dónde vas? Y él me respondió: A medir a Jerusalén, para
ver cuánta es su anchura, y cuánta su longitud. Y he aquí, salía aquel ángel
que hablaba conmigo, y otro ángel le salió al encuentro, y le dijo: Corre,
habla a este joven, diciendo: Sin muros será habitada Jerusalén, a causa de la
multitud de hombres y de ganado en medio de ella. Yo seré para ella, dice
Jehová, muro de fuego en derredor, y para gloria estaré en medio de ella.
Eh, eh, huid de la tierra del norte, dice Jehová, pues por los cuatro vientos de los cielos os esparcí, dice Jehová. Oh Sion, la que moras con la hija de Babilonia, escápate. Porque así ha dicho Jehová de los ejércitos: Tras la gloria me enviará él a las naciones que os despojaron; porque el que os toca, toca a la niña de su ojo. Porque he aquí yo alzo mi mano sobre ellos, y serán despojo a sus siervos, y sabréis que Jehová de los ejércitos me envió.
Canta y alégrate, hija de Sion; porque he aquí vengo, y moraré en medio de ti, ha dicho Jehová. Y se unirán muchas naciones a Jehová en aquel día, y me serán por pueblo, y moraré en medio de ti; y entonces conocerás que Jehová de los ejércitos me ha enviado a ti. Y Jehová poseerá a Judá su heredad en la tierra santa, y escogerá aún a Jerusalén. Calle toda carne delante de Jehová; porque él se ha levantado de su santa morada.
Eh, eh, huid de la tierra del norte, dice Jehová, pues por los cuatro vientos de los cielos os esparcí, dice Jehová. Oh Sion, la que moras con la hija de Babilonia, escápate. Porque así ha dicho Jehová de los ejércitos: Tras la gloria me enviará él a las naciones que os despojaron; porque el que os toca, toca a la niña de su ojo. Porque he aquí yo alzo mi mano sobre ellos, y serán despojo a sus siervos, y sabréis que Jehová de los ejércitos me envió.
Canta y alégrate, hija de Sion; porque he aquí vengo, y moraré en medio de ti, ha dicho Jehová. Y se unirán muchas naciones a Jehová en aquel día, y me serán por pueblo, y moraré en medio de ti; y entonces conocerás que Jehová de los ejércitos me ha enviado a ti. Y Jehová poseerá a Judá su heredad en la tierra santa, y escogerá aún a Jerusalén. Calle toda carne delante de Jehová; porque él se ha levantado de su santa morada.
Jerusalén está atravesando una hora difícil en el
momento en que Zacarías da esta palabra. Junto con Hageo, Zacarías se dedica a
dar un mensaje de esperanza de parte de Dios para el pueblo. El retorno de los
judíos dispersados por el mundo fue de a poco y más por un acto de fe. No
creamos que los judíos estaban deseosos de volver a Jerusalén. Después de que Nabucodonosor
se los lleva al Exilio han pasado 70 años y casi no tenían ganas de ir de nuevo
a Israel.
Estas decisiones que tomarían iban a afectar todo su futuro y el de sus hijos. Esto es como cuando tenemos que tomar decisiones para empezar algo nuevo, en que no sabemos si lo que haremos podrá tener buen fin o solo nos arruinará más.
Los judíos vivían estas tensiones como las que
vivimos nosotros al tomar una decisión. ¿Será que tomamos decisiones que en
lugar de animarnos nos lleven a una frustración? Y es que ninguna decisión en
la vida tiene un poco de garantía, siempre serán inciertas. Lo importante que
debemos de tener es que esas decisiones van acompañadas por la Palabra de Dios.
Y aún cuando una decisión sea animada por la luz de la Palabra no tiene
garantías humanas de que eso va a funcionar. Muchas veces tomamos decisiones
amparadas en la Palabra y siempre vamos a sentir como hay algo incierto en
esto, y es porque muchas de las decisiones van a reorganizar nuestra
vida.
Aprendamos
y anhelemos un corazón dispuesto, entendido y sensible a la voz y la presencia
de Dios y que podamos decir y vivir como nuestro Señor Jesucristo desea para
nuestras vidas.
Salmo
40:8. El hacer tu voluntad, Dios mío, me ha
agradado, y tu ley está en medio de mi corazón.
¿A
quién no le agrada recibir la visita de un buen amigo? Nos da la oportunidad de ponernos al día con las noticias y los
acontecimientos, refrescar la relación y recordar experiencias memorables y
valiosas. Pero no deja de ser una visita y, por lo tanto, llega el momento
cuando se acaba, obligándonos a volver a la rutina cotidiana. Sabiendo eso, procuramos
sacar el mayor provecho de la oportunidad que se nos brinda con la visita.
Juan
14:5-21. Le dijo Tomás: Señor, no sabemos a
dónde vas; ¿cómo, pues, podemos saber el camino? Jesús le dijo: Yo soy el
camino, y la verdad, y la vida; nadie viene al Padre, sino por mí. Si me
conocieseis, también a mi Padre conoceríais; y desde ahora le conocéis, y le
habéis visto. Felipe le dijo: Señor, muéstranos el Padre, y nos basta. Jesús le
dijo: ¿Tanto tiempo hace que estoy con vosotros, y no me has conocido, Felipe?
El que me ha visto a mí, ha visto al Padre; ¿cómo, pues, dices tú: Muéstranos
el Padre? ¿No crees que yo soy en el Padre, y el Padre en mí? Las palabras que
yo os hablo, no las hablo por mi propia cuenta, sino que el Padre que mora en
mí, él hace las obras. Creedme que yo soy en el Padre, y el Padre en mí; de
otra manera, creedme por las mismas obras.
De
cierto, de cierto os digo: El que en mí cree, las obras que yo hago, él las
hará también; y aun mayores hará, porque yo voy al Padre. Y todo lo que pidiereis
al Padre en mi nombre, lo haré, para que el Padre sea glorificado en el Hijo.
Si algo pidiereis en mi nombre, yo lo haré. Si me amáis, guardad mis
mandamientos. Y yo rogaré al Padre, y os dará otro Consolador, para que esté
con vosotros para siempre: el Espíritu de verdad, al cual el mundo no puede
recibir, porque no le ve, ni le conoce; pero vosotros le conocéis, porque mora
con vosotros, y estará en vosotros. No os dejaré huérfanos; vendré a vosotros.
Todavía
un poco, y el mundo no me verá más; pero vosotros me veréis; porque yo vivo,
vosotros también viviréis. En aquel día vosotros conoceréis que yo estoy en mi
Padre, y vosotros en mí, y yo en vosotros. El que tiene mis mandamientos, y los
guarda, ése es el que me ama; y el que me ama, será amado por mi Padre, y yo le
amaré, y me manifestaré a él.
La
Biblia revela que Dios también, de tanto en tanto, visita a su pueblo de manera
especial, haciendo posible un adelanto en la relación íntima con él. Sus
visitas siempre proporcionan, salvación, refrigerio, renovación, restauración,
perdón, misericordia, pero también implican la necesidad de que nos volvamos
más sensibles a su voz, más atentos a lo que desea comunicarnos en esas
ocasiones tan especiales para caminar en obediencia y amor.
¿Quiénes
recuerdan alguna de esas ocasiones especiales de visitación divina? La
vida de una persona no es una mera rutina en la cual todo se desarrolla
conforme a un esquema monótono; tiene sus cumbres y sus valles, sus luces y sus
sombras. Hay ocasiones en las que el aprendizaje es más fácil, la incorporación
de nuevas realidades en la vida más factible. Los niños, por ejemplo, están
mucho más dispuestos a aprender cosas nuevas que los adultos. Los novios están
más propensos a escuchar el uno al otro que los que llevan varios años de vida
matrimonial. Un nuevo seguidor de Cristo suele tener hambre y sed más intensas
de Dios y su palabra que una persona que lleva muchos años de creyente.
La
palabra "visitación" ha estado en boca de muchos en estos últimos
años ¿Es bíblico hablar de “visitación” en
estos últimos tiempos? ¿Por qué asociamos "visitación" con
"volver a redescubrir nuestra relación con Dios"? Las
palabras “visitación” y “visitar” aparecen unas 85 veces en la Biblia y más de
la mitad son “visitaciones” de Dios. Pero una cosa es segura, que desde la
época de Adán Dios acostumbró visitar al hombre, a veces para bendecir y otras
para juzgar la maldad.
Por
ejemplo, Dios visitó a Sara cuando le dijo que iba a procrear aun en su vejez,
Dios visitó a su pueblo para darles pan en el tiempo de Noemí, la suegra de
Rut, Dios visitó a Ana la madre de Samuel para contestar a la oración de esta
mujer, Dios visitó a su pueblo en los tiempos de la cautividad en Babilonia
para darles libertad y en los días de Jesús nuevamente visitó a su pueblo en
Jerusalén. Después de aquellos días Dios quiere venir a habitar con su iglesia,
con sus hijos a través de la presencia del Espíritu Santo.
En Éxodo 20:5 nos enseña la Biblia que Dios visita la maldad de los padres sobre los
hijos hasta la tercera y cuarta generación. Y Jesús refiriéndose a la toma de
Jerusalén dijo: "...por cuanto no conociste el
tiempo de tu visitación (Lucas
19:41-44) 70 años después el juicio profetizado se
hizo realidad.
Tiempos
de refrigerio y restauración. Hechos 3:18-21. Pero Dios ha cumplido así lo que había antes
anunciado por boca de todos sus profetas, que su Cristo había de padecer. Así
que, arrepentíos y convertíos, para que sean borrados vuestros pecados; para
que vengan de la presencia del Señor tiempos de refrigerio, y él envíe a
Jesucristo, que os fue antes anunciado; a quien de cierto es necesario que el
cielo reciba hasta los tiempos de la restauración de todas las cosas, de que
habló Dios por boca de sus santos profetas que han sido desde tiempo antiguo.
Tiempos
de refrigerio (verso 19) El primer sermón de Pedro en Hechos
2 fue
para el comienzo de la era de la iglesia. Eran tiempos en que se necesitaba un
sermón fuerte, palabras que llevaran al pueblo al arrepentimiento, y la iglesia
comenzó a crecer con aquel primer sermón. Eran tiempos de volver a Dios. Pero
el segundo sermón de Pedro en Hechos
3 es principalmente para la iglesia,
no sólo habla de la necesidad de una conversión sino de la promesa de la
segunda venida de Jesucristo.
Tiempos
de refrigerio que servirán para que la iglesia
sea renovada, no sólo en su forma, sino en su pensamiento con respecto a sus
hermanos en la fe. Tiempos en los que cristianos cansados, secos, desanimados
estén siendo levantados, restaurados y llenados de gozo. Tiempos en los que
miles de pastores agobiados por el peso de la obra encuentren un nuevo ánimo
para continuar en el ministerio, y lo más importante; tiempos en los que la
iglesia llena de gozo se levantará para adorar al Señor en un mismo sentir y
canto de alabanza.
Tiempos
de restauración (verso 20) Pedro nos enseña que justamente antes de la segunda venida de Cristo se
manifestaran tiempos no sólo de refrigerio sino de restauración, de poder,
autoridad y carácter de Cristo. Oremos a Dios pidiendo que seamos dignos de ser
visitados por su Espíritu Santo y que la presencia de Cristo abunde en nuestros
corazones para poder recibir su bendición y hacer su voluntad para nuestras
vidas. Veamos la oración de Israel en tiempos de angustia, en tiempos difíciles
y que nos anime a clamar por la presencia de Dios en medio de nuestro corazón,
en medio de nuestros hogares, en medio de nuestras congregaciones, en la ciudad
y el país en dónde el Señor nos ha permitido vivir.
Salmo
80. Pastor
de Israel, tú que guías a José como a un rebaño, tú que reinas entre los
querubines, ¡escúchanos!¡Resplandece delante de Efraín, Benjamín y
Manasés!¡Muestra tu poder, y ven a salvarnos! Restáuranos, oh Dios; haz
resplandecer tu rostro sobre nosotros, y sálvanos.
¿Hasta
cuándo Señor Dios Todopoderoso, arderá tu ira contra las oraciones de tu
pueblo? Por comida, le has dado pan de lágrimas; por bebida, lágrimas en
abundancia. Nos has hecho motivo de contienda para nuestros vecinos; nuestros
enemigos se burlan de nosotros.
Restáuranos,
oh Dios Todopoderoso; haz resplandecer tu rostro sobre nosotros, y sálvanos. De
Egipto trajiste una vid; expulsaste a los pueblos paganos, y la plantaste. Le
limpiaste el terreno, y ella echó raíces y llenó la tierra. Su sombra se
extendía hasta las montañas, su follaje cubría los más altos cedros. Sus ramas
se extendieron hasta el Mediterráneo y sus renuevos hasta el Éufrates. ¿Por qué
has derribado sus muros?¡Todos los que pasan le arrancan uvas! Los jabalíes del
bosque la destruyen, los animales salvajes la devoran.
¡Vuélvete
a nosotros, oh Dios Todopoderoso!¡Asómate a vernos desde el cielo y brinda tus
cuidados a esta vid! ¡Es la raíz que plantaste con tu diestra!¡Es el vástago
que has criado para ti! Tu vid está derribada, quemada por el fuego; a tu
reprensión perece tu pueblo. Bríndale tu apoyo al hombre de tu diestra, al ser
humano que para ti has criado. Nosotros no nos apartaremos de ti;
reavívanos, e invocaremos tu nombre. Restáuranos, Señor, Dios Todopoderoso; haz
resplandecer tu rostro sobre nosotros, y sálvanos.
El
plan de Dios para el tiempo del fin incluye un tiempo de Su Gloria, poder
presencia, dones y ministerios de la iglesia. Serán tiempos en que se
restaurarán las vidas de las personas, matrimonios, relaciones familiares,
relaciones entre las iglesias, el liderazgo espiritual de la iglesia, la
autoridad espiritual de la iglesia y muchas otras cosas preparando al mundo
para su venida.
Tiempos
de liberación. El Señor dijo en Lucas 4:16-19, que vino a dar libertad a los cautivos... y a poner en libertad a los
oprimidos. El rey David clama a Dios por su perdón (Salmo 32:7)y
está seguro que le librará de su angustia. No todos experimentarán quizás una
manifestación externa, pero sí toda persona sincera y sedienta que aproveche la
visitación del Señor experimentará un volver a dios profundo que dará fruto a
su vida.
Tiempos
de receptividad espiritual (Hechos
4:4). Aquí vemos la primera persecución de la
iglesia primitiva. Hay oposición, como siempre en todo mover de Dios, pero la
visitación trae una receptividad espiritual para aquellas personas dispuestas
que los lleva a un volver a Dios, como dice el Señor en Proverbios 1:23.Volveos a mi reprensión; He aquí yo derramaré mi
espíritu sobre vosotros y os haré saber mis palabras", cuando hay un volver a Dios se revela, como consecuencia, un obedecer
cada día más al Espíritu Santo. Al fin de cuentas, un avivamiento no es más que
un obedecer al Espíritu Santo. Esta
receptividad espiritual nos lleva a poner en práctica lo que hemos aprendido
para ver que hay poder infinito en Dios y que está a nuestro alcance cuando nos
vaciamos de nosotros mismos y permitimos que el Espíritu Santo tenga el dominio
de todo nuestro ser.
De
manera que "volver a redescubrir nuestra relación con Dios" podría
significar un avivamiento en nuestra vida y en la vida de nuestra congregación,
nuestra ciudad y aún nuestro país pues un avivamiento trae: tiempos de
refrigerio y restauración, tiempos de liberación, tiempos de receptividad
espiritual.
Con
la llegada de Jesús el Mesías y con el anuncio de que «el reino de los cielos se ha acercado», Dios determinó un cambio profundo y maravilloso en la suerte del
pueblo de Israel. Quiso cambiar su lamento en baile, su lloro en cantar. Quiso
cambiar las tablas de la ley por una maravillosa experiencia de la gracia de
Dios en el corazón. Quiso acercar los padres a los hijos y los hijos a los
padres, como también tornar más amorosa y considerada la relación entre maridos
y esposas. Quiso aliviar la carga sobre los apesadumbrados, abrir los ojos de
los ciegos y los oídos de los sordos, a la vez que devolvía la esperanza y
felicidad a los desalentados y descarriados.
Dios
es el único que puede determinar cuándo nos visitará de esa manera especial, a
fin de revelar la abundancia de su gracia, su cuidado y su protección. Nos
toca estar atentos a esas ocasiones cuando Dios obra de una manera que no
habíamos anticipado y nos involucra en su propósito soberano. Esta actitud
dispuesta y receptiva ante el Señor debe caracterizar siempre nuestra relación
con él. Debemos entender que esa visitación divina implica una «puerta»
maravillosa, que no siempre estará abierta, esta también implica un compromiso
de apartarnos para Dios y hacer su voluntad en nuestras vidas y a través de
nuestras vidas.
Cuando
Dios visita a su pueblo podemos experimentar un gran avance, un crecimiento
significativo. O la podemos perder y sufrir las consecuencias de una vida
ofuscada y rutinaria en el plano espiritual. Dios ha determinado visitar a su
pueblo. ¿Estaremos listos y dispuestos? Bendiciones.
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