Hechos
14:22. La Biblia de las Américas (LBLA). Fortaleciendo
los ánimos de los discípulos, exhortándolos a que perseveraran en la fe, y
diciendo: Es necesario que a través de muchas tribulaciones entremos en el
reino de Dios.
Aprendemos
a caminar día a día, seguros en el amor de Dios, aún en medio de las pruebas,
aún en medio de las circunstancias que estemos enfrentando, aún en medio de la
prosperidad y de las bendiciones que nos sean otorgadas, para no apartarnos de
Dios y que se nos olvide quien es realmente nuestro Creador, nuestro Señor y
Salvador, aquel a quien vamos a dar cuentas cuando partamos de esta tierra y
que sean abiertos nuestros ojos y nuestros sentidos espirituales para
comprender y entender que hemos sido llamados a rendir todo nuestro ser, al Hijo de
Dios, que seamos llenos de su Presencia y de su gracia; lo que espera Dios
de nosotros, es que Cristo sea formado en nosotros y que se manifieste su
carácter en nosotros por medio de la regeneración que obra el Poderoso y
Amoroso Espíritu Santo en nosotros y a través de nosotros.
Gálatas
4:19. Nueva Biblia Latinoamericana de Hoy (NBLH). Hijos
míos, por quienes de nuevo sufro dolores de parto hasta que Cristo sea formado
en ustedes.
Todos
los que hemos creído en el Señor Jesucristo como Dios y Señor, tenemos la
necesidad de ser confirmados en la fe renacida en nuestros corazones por medio
de la Palabra y por la presencia y el poder del Espíritu Santo; todos los que
estamos plantados en Jesucristo tenemos que tener raíces bien profundas en Dios
y dar los frutos buenos que el Señor espera de cada uno de nosotros.
Efesios
2:10. La Biblia de las Américas (LBLA). Porque
somos hechura suya, creados en Cristo Jesús para hacer buenas obras, las cuales
Dios preparó de antemano para que anduviéramos en ellas.
El
trabajo de los ministros de Dios tiene como objeto establecer a los santos, así como
para despertar a los pecadores. La gracia de Dios establece
efectivamente los ánimos de los discípulos. Dios nos exhorta a que
permanezcamos en la fe, que nos fortalezcamos en Cristo, a que nos animemos
unos a otros a fin de perseverar en la fe que nos ha sido dada en Jesucristo.
Efesios
4. Traducción en lenguaje actual (TLA). Él
fue quien les dio a unos la capacidad de ser apóstoles; a otros, la de ser
profetas; a otros, la de ser evangelistas; y a otros, la de ser pastores y
maestros. Hizo esto para que todos los que formamos la iglesia, que es su
cuerpo, estemos capacitados para servir y dar instrucción a los creyentes. Así
seremos un grupo muy unido y llegaremos a tener todo lo que nos falta; seremos
perfectos, como lo es Cristo, por conocer al Hijo de Dios y por confiar en él.
Lucas
22:31-32. Traducción en lenguaje actual (TLA). ¡Manténganse
firmes! Después, Jesús le dijo a Pedro: Pedro, escucha bien. Satanás ha pedido
permiso a Dios para ponerles pruebas difíciles a todos ustedes, y Dios se lo ha
dado. Pero yo he pedido a Dios que te ayude, para que te mantengas firme. Por
un tiempo vas a dejarme solo, pero después cambiarás. Cuando eso pase, ayudarás
a tus compañeros para que siempre se mantengan fieles a mí.
Dios
usa las pruebas y las tribulaciones para prepararnos y formarnos, no para señalar o
criticar nuestros fracasos, ni para condenarnos (Romanos
8:1. La Biblia de las Américas (LBLA). No hay condenación para los que creen. Por
consiguiente, no hay ahora condenación para los que están en Cristo Jesús, los
que no andan conforme a la carne sino conforme al Espíritu). Recordemos
ahora que Dios quiere que nosotros triunfemos en cumplir su llamado, en buscar
y hacer su voluntad para nuestras vidas.
Salmos
139:16. Nueva Traducción Viviente (NTV). Me
viste antes de que naciera. Cada día de mi vida estaba registrado en tu libro.
Cada momento fue diseñado antes de que un solo día pasara.
El
desea purificarnos a fin de que nuestro futuro sea fructífero, Dios está con
nosotros, no contra nosotros, Dios es omnipotente, sus perspectivas son eternas,
Él puede ver y entender todas las cosas, tanto más que los seres humanos más
capaces. Él tiene un plan, un Reino y unos propósitos eternos que cumplir.
Podemos escoger ser parte con El en tal cumplimiento, pero para hacerlo vamos
a tener que confiar en El para cualquiera que sea el papel que nos otorgue
desempeñar, ya que los dones y llamamientos son irrevocables; Dios nos pedirá cuentas
por administración a cada ser humano que fue creado.
Romanos
11:29. Nueva Traducción Viviente (NTV). Pues
los dones de Dios y su llamado son irrevocables.
Jeremías
29:11-14. Nueva Traducción Viviente (NTV). Pues
yo sé los planes que tengo para ustedes —dice el Señor—. Son planes para lo
bueno y no para lo malo, para darles un futuro y una esperanza. En esos días,
cuando oren, los escucharé. Si me buscan de todo corazón, podrán encontrarme.
Sí, me encontrarán —dice el Señor—. Pondré fin a su cautiverio y restableceré
su bienestar. Los reuniré de las naciones adonde los envié y los llevaré a
casa, de regreso a su propia tierra”.
Dios
también nos promete que nunca nos dejará, ni nos desamparará, que será nuestro
pronto auxilio en las tribulaciones; por consiguiente necesitamos colocar nuestra confianza en Dios. Así
como le sucedió a José en medio de sus pruebas. Dios también estará con nosotros,
sin importar las circunstancias, jamás seremos separados de su inmenso amor.
Puede que usted haya sufrido mucho por su entrega devota a Cristo; sin embargo,
escuche las palabras animadoras a Pedro: 1 Pedro 4:13-14.
Nueva Traducción Viviente (NTV). En cambio,
alégrense mucho, porque estas pruebas los hacen ser partícipes con Cristo de su
sufrimiento, para que tengan la inmensa alegría de ver su gloria cuando sea
revelada a todo el mundo. Si los insultan porque llevan el nombre de Cristo,
serán bendecidos, porque el glorioso Espíritu de Dios reposa sobre ustedes.
La
reprensión y corrección de Dios nos moldea. Es
importante recordar que José no hizo nada malo para que todas esas pruebas
vinieran sobre él. La Biblia no nos relata que José se revelara o pecara contra
Dios. Algunas veces nuestro propio egoísmo y pecado puede acarrear las pruebas
y adversidades sobre nuestras vidas. Esto no es lo mismo que sufrir por la
causa de Cristo. No habrá remuneración por los sufrimientos que nos acarreamos
sobre sí mismos. Cuando María, la hermana de Moisés habló contra él y fue
herida de lepra, ese no fue un sufrimiento por la causa de Dios (Capítulo
12 de Números). Cuando Jonás pasó tres días en el
vientre de una ballena, se debió a su propia rebelión (Capítulo
1 de Jonás). Cuando Ananías y Safira cayeron muertos a tierra, fue causa del resultado directo de sus propias acciones (Hechos
5:1-11).
Si
somos precipitados y desobedientes o codiciamos posiciones de poder para las
cuales Dios no nos ha llamado, sufriremos por nuestra propia codicia carnal. Si
nuestras ambiciones y pasiones terrenales controlan nuestro buen juicio o si
intentamos exaltarnos a sí mismos por sobre la verdad escritural, es posible
que tengamos que padecer de terribles problemas. Somos amonestados por las
Santas Escrituras a ser diligentes a fin de evitar ser castigados por nuestra
propia maldad: “Así que, ninguno de vosotros padezca
como homicida, o ladrón, o malhechor, o por entremeterse en lo ajeno” (1
Pedro 4:15. RVR1960).
No
obstante, aún cuando hayamos pecado voluntariamente contra Dios, no todo está
perdido. El puede y desea librarnos, si nos arrepentimos sinceramente
(renunciamos a nuestros pecados y nos volvemos de ellos, si los abandonamos).
Nuestros fracasos pueden acarrearnos sufrimientos innecesarios sobre sí o sobre
nuestros seres amados. Sin embargo, Dios puede utilizar el peor de los fracasos
de nuestras vidas para ayudarnos en el proceso de formación, para
transformarnos. Su castigo y disciplina, agregado a nuestra actitud de
reacción, también nos formarán.
Dios
en su infinita misericordia, puede redimir y usar aun nuestros fracasos. Él es digno
de toda alabanza por su gran misericordia para perdonar y por su gracia
redentora. Pero tampoco debemos olvidar la brevedad de la vida y que no podemos
jugar con su gracia. Esto quiere decir, que hoy es todo lo
que tenemos, mañana puede ser tarde. ¡Hoy es el día de salvación!
Deuteronomio
30. Nueva Biblia Latinoamericana de Hoy (NBLH). Promesa de Restauración. “Y
sucederá que cuando todas estas cosas hayan venido sobre ti, la bendición y la
maldición que he puesto delante de ti, y tú las recuerdes en todas las naciones
adonde el Señor tu Dios te haya desterrado, y vuelvas al Señor tu Dios, tú y
tus hijos, y Le obedezcas con todo tu corazón y con toda tu alma conforme a todo
lo que yo te ordeno hoy, entonces el Señor tu Dios te hará volver de tu
cautividad, y tendrá compasión de ti y te recogerá de nuevo de entre todos los
pueblos adonde el Señor tu Dios te haya dispersado. Si tus desterrados están en
los confines de la tierra, de allí el Señor tu Dios te recogerá y de allí te
hará volver. Y el Señor tu Dios te llevará a la tierra que tus padres
poseyeron, y tú la poseerás; y El te prosperará y te multiplicará más que a tus
padres.
“Además,
el Señor tu Dios circuncidará tu corazón y el corazón de tus descendientes,
para que ames al Señor tu Dios con todo tu corazón y con toda tu alma, a fin de
que vivas. El Señor tu Dios pondrá todas estas maldiciones sobre los enemigos y
sobre los aborrecedores que te persiguieron. Y tú volverás a escuchar la voz
del Señor, y guardarás todos sus mandamientos que yo te ordeno hoy.
Entonces el Señor tu Dios te hará prosperar abundantemente en toda la obra de tu mano, en el fruto de tu vientre, en el fruto de tu ganado y en el producto de tu tierra, pues el Señor de nuevo se deleitará en ti para bien, tal como se deleitó en tus padres, si obedeces a la voz del Señor tu Dios, guardando Sus mandamientos y Sus estatutos que están escritos en este Libro de la Ley, y si te vuelves al Señor tu Dios con todo tu corazón y con toda tu alma.
“Este
mandamiento que yo te ordeno hoy no es muy difícil para ti, ni está fuera de tu
alcance. No está en el cielo, para que digas: ‘¿Quién subirá por nosotros al
cielo para traérnoslo y hacérnoslo oír a fin de que lo guardemos?’ Ni está más
allá del mar, para que digas: ‘¿Quién cruzará el mar por nosotros para
traérnoslo y para hacérnoslo oír, a fin de que lo guardemos?’ Pues la palabra
está muy cerca de ti, en tu boca y en tu corazón, para que la guardes.
“Mira,
yo he puesto hoy delante de ti la vida y el bien, la muerte y el mal. Hoy te
ordeno amar al Señor tu Dios, andar en Sus caminos y guardar Sus mandamientos,
Sus estatutos y Sus decretos, para que vivas y te multipliques, a fin de que el
Señor tu Dios te bendiga en la tierra que vas a entrar para poseerla.
Pero
si tu corazón se desvía y no escuchas, sino que te dejas arrastrar y te postras
ante otros dioses y los sirves, Yo les declaro hoy que ciertamente perecerán.
No prolongarán sus días en la tierra adonde tú vas, cruzando el Jordán para
entrar en ella y poseerla. Al cielo y a la tierra pongo hoy como testigos
contra ustedes de que he puesto ante ti la vida y la muerte, la bendición y la
maldición. Escoge, pues, la vida para que vivas, tú y tu descendencia, amando
al Señor tu Dios, escuchando Su voz y allegándote a El; porque eso es tu vida y
la largura de tus días, para que habites en la tierra que el Señor juró dar a
tus padres Abraham, Isaac y Jacob.”
Aunque
te parezca sin sentido o algo loco, la verdad es que no hay nada mejor que
estar en medio de las pruebas, porque es ahí donde conocemos a Jesucristo en
espíritu y en verdad. Es ahí en el medio del dolor, de la tristeza, de la
desesperación, de la angustia, de lo que creemos que es imposible y que ya no
tiene solución, donde Dios nos muestra que para El no hay nada imposible, es
ahí donde vemos el Dios todo poderoso, manifestándose de una manera
sobrenatural. El Señor Jesucristo quiere que tú y yo ,no solamente lo conozcamos
a través de la necesidad, sino que también lo conozcamos como el Dios de Poder,
de amor y de misericordia.
El
mismo que se manifestó en Elías, Job, David, Pablo, Pedro, Juan y así en otros
grandes siervos y siervas de Dios, de la misma forma que ellos conocieron a Dios, de
esta misma forma es la que quiere Dios que lo conozcamos, pero solamente lo
conoceremos a través de las pruebas. Cada prueba que pases, significara que has
avanzado un nivel espiritual de madurez. No sé en qué nivel espiritual te
encuentras, eso solamente lo sabe Dios y es que el Señor Jesucristo quiere
promoverte a niveles espirituales superiores más grandes de lo que ahora estas.
El
propósito de alcanzar niveles espirituales superiores, es para que podamos
conocer a Dios en todos nuestros caminos. La verdad es que Jesús no va a llevar
a nadie al cielo, sin asegurarse antes de que lo amemos de verdad. Las pruebas
examinan nuestro corazón, examinan nuestro amor y nuestra confianza en
Jesucristo. Job fue probado de todas las formas posibles, fue probado en las
finanzas, en la familia (esposa e hijos) y en la salud (muerte); estos son tres
áreas en las que somos probados como hijos de Dios: como cristianos.
Job
soporto las pruebas, no maldijo el nombre de Dios en ningún momento, él sabía
que había un propósito detrás de todo lo que estaba pasando. Al pasar la
prueba, Dios le devolvió toda en doble porción y Job dijo a Dios lo siguiente: Job
42:5. RV1960. "De oídas te había oído; Mas
ahora mis ojos te ven". Es este nivel espiritual que quiero que
tú y yo nos encontremos. Pero para eso tú y yo tenemos que pasar las pruebas
que Dios nos pone en la vida. Dios nos probará si en verdad lo amamos, si lo amas más que a
tu cónyuge (tu esposa o esposa), más que a tus hijos, más que a tus
pertenencias, más que a tu trabajo o profesión, más que a tu salud y todo lo que tu corazón ama.
Cada
prueba que tu pases, veras a Cristo más cerca de ti, lo conocerás profundamente
y es lo que anhela Dios para nuestras vidas y debemos tener presente que por
cada prueba que pasemos hay bendiciones de parte de Dios para nuestras vidas.
Dejemos
que en este momento sea el Padre Celestial, por medio de su Espíritu Santo, a
través de su Palabra eterna, que nos ministre en nuestro ser interior para ser
fortalecidos con todo poder con forme a la potencia de su gloria, para llevar a cabo lo que él desea para nuestras
vidas y a través de ellas.
2
Timoteo 4: 7-8. (RV1960). He peleado la buena batalla, he
acabado la carrera, he guardado la fe. Por lo demás, me esta guardada la corona
de justicia, la cual me dará el Señor, juez justo, en aquel día; y no solo a
mí, sino también a todos los que aman su venida.
Job
1:21. (RV1960). Desnudo salí del vientre de mi madre
y desnudo volveré allá. El SEÑOR dio y el SEÑOR quitó; bendito sea el nombre
del SEÑOR.
2
Corintios 1:3-11. Traducción en lenguaje actual (TLA). Dios nos ayuda en las
dificultades y sufrimientos. ¡Demos gracias a Dios, Padre de
nuestro Señor Jesucristo! Él es un Padre bueno y amoroso, y siempre nos ayuda.
Cuando tenemos dificultades, o cuando sufrimos, Dios nos ayuda para que podamos
ayudar a los que sufren o tienen problemas.
Nosotros sufrimos mucho, así como Cristo sufrió. Pero también, por medio de él, Dios nos consuela. Sufrimos para que ustedes puedan ser consolados y reciban la salvación. Dios nos ayuda para que nosotros podamos consolarlos a ustedes. Así ustedes podrán soportar con paciencia las dificultades y sufrimientos que también nosotros afrontamos. Confiamos mucho en ustedes y sabemos que, si ahora sufren, también Dios los consolará.
Hermanos
en Cristo, queremos que conozcan los problemas y sufrimientos que tuvimos en la
provincia de Asia. Fueron tan tremendos que casi no pudimos soportarlos, y hasta
creímos que íbamos a morir. En realidad, nos sentíamos como los condenados a
muerte. Pero eso nos ayudó a confiar en Dios, que puede hacer que los muertos
vuelvan a la vida, y no a confiar en nosotros mismos. Dios nos protegió de
grandes peligros de muerte, y confiamos en que él nos seguirá cuidando y
protegiendo. Por favor, ayúdennos orando por nosotros. Si muchos oran, muchos
también serán los que den gracias a Dios por su ayuda, y por todo lo bueno que
él nos da.
Romanos
8:18-39. Traducción en lenguaje actual (TLA). Un futuro maravilloso. Estoy
seguro de que los sufrimientos por los que ahora pasamos no son nada, si los
comparamos con la gloriosa vida que Dios nos dará junto a él. El mundo entero
espera impaciente que Dios muestre a todos que nosotros somos sus hijos. Pues
todo el mundo está confundido, y no por su culpa, sino porque Dios así lo
decidió. Pero al mundo le queda todavía la esperanza de ser liberado de su
destrucción. Tiene la esperanza de compartir la maravillosa libertad de los
hijos de Dios. Nosotros sabemos que este mundo se queja y sufre de dolor, como
cuando una mujer embarazada está a punto de dar a luz.
Y
no sólo sufre el mundo, sino que también sufrimos nosotros, los que tenemos al
Espíritu Santo, que es el anticipo de todo lo que Dios nos dará después.
Mientras esperamos que Dios nos adopte definitivamente como sus hijos, y nos
libere del todo, sufrimos en silencio. Dios nos salvó porque tenemos la
confianza de que así sucederá. Pero esperar lo que ya se está viendo no es esperanza,
pues ¿quién sigue esperando algo que ya tiene? Sin embargo, si esperamos
recibir algo que todavía no vemos, tenemos que esperarlo con paciencia.
Del
mismo modo, y puesto que nuestra confianza en Dios es débil, el Espíritu Santo
nos ayuda. Porque no sabemos cómo debemos orar a Dios, pero el Espíritu mismo
ruega por nosotros, y lo hace de modo tan especial que no hay palabras para
expresarlo. Y Dios, que conoce todos nuestros pensamientos, sabe lo que el
Espíritu Santo quiere decir. Porque el Espíritu ruega a Dios por su pueblo
especial, y sus ruegos van de acuerdo con lo que Dios quiere.
Sabemos
que Dios va preparando todo para el bien de los que lo aman, es decir, de los
que él ha llamado de acuerdo con su plan. Desde el principio, Dios ya sabía a
quiénes iba a elegir, y ya había decidido que fueran semejantes a su Hijo, para
que éste sea el Hijo mayor. A los que él ya había elegido, los llamó; y a los
que llamó también los aceptó; y a los que aceptó les dio un lugar de honor.
¡Cuánto
nos ama Dios!
Sólo
nos queda decir que, si Dios está de nuestra parte, nadie podrá estar en contra
de nosotros. Dios no nos negó ni siquiera a su propio Hijo, sino que lo entregó
por nosotros, así que también nos dará junto con él todas las cosas. ¿Quién
puede acusar de algo malo a los que Dios ha elegido? ¡Si Dios mismo los ha
declarado inocentes! ¿Puede alguien castigarlos? ¡De ninguna manera, pues
Jesucristo murió por ellos! Es más, Jesucristo resucitó, y ahora está a la
derecha de Dios, rogando por nosotros. ¿Quién podrá separarnos del amor de
Jesucristo? Nada ni nadie. Ni los problemas, ni los sufrimientos, ni las
dificultades. Tampoco podrán hacerlo el hambre ni el frío, ni los peligros ni
la muerte. Como dice la Biblia: «Por causa tuya nos matan; ¡por ti nos tratan
siempre como a ovejas para el matadero!»
En
medio de todos nuestros problemas, estamos seguros de que Jesucristo, quien nos
amó, nos dará la victoria total. Yo estoy seguro de que nada podrá separarnos
del amor de Dios: ni la vida ni la muerte, ni los ángeles ni los espíritus, ni
lo presente ni lo futuro, ni los poderes del cielo ni los del infierno, ni nada
de lo creado por Dios. ¡Nada, absolutamente nada, podrá separarnos del amor que
Dios nos ha mostrado por medio de nuestro Señor Jesucristo!
Bendiciones.
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