Filipenses
4:6-7. Nueva Traducción Viviente (NTV). No se
preocupen por nada; en cambio, oren por todo. Díganle a Dios lo que necesitan y
denle gracias por todo lo que él ha hecho. Así experimentarán la paz de Dios,
que supera todo lo que podemos entender. La paz de Dios cuidará su corazón y su
mente mientras vivan en Cristo Jesús.
Los cristianos siempre estaremos confrontados con
las tensiones y la ansiedad; esto se debe a que en nuestro caminar por esta
tierra como peregrinos y extranjeros somos probados en nuestra fe y nuestra
manera de vivir. Sin embargo, es posible salir adelante, airosos, si dependemos
enteramente de nuestro amado Dios. Él nos hizo nuevas criaturas en Cristo, con
la capacidad de enfrentar todas las situaciones que se nos presenten; en Dios también
podemos tener la inteligencia espiritual, la sabiduría y el entendimiento necesario para
saber de qué manera debemos vivir en cada paso de nuestra existencia, para cumplir con el llamado y los propósitos
por el cual estamos en la tierra.
Uno de los mandatos de nuestro Señor Jesucristo para
todos los creyentes en cualquier época en la que vivamos, es el de no
preocuparnos, sino más bien que aprendamos a confiar y descansar en Dios, que aprendamos a
descansar en su Espíritu Santo y en la Palabra de Dios, que aprendamos a descansar
en sus promesas.
La palabra afanarse es lo mismo que estar ansioso o
preocuparse, se puede traducir indistintamente por: “no estéis ansiosos”, “no
os angustiéis”, “no os preocupéis” a lo que añade, “por vuestra vida”, (comida
o vestido) o estar ansiosos por lo que
vamos a comer, beber y cubrirnos, así como lo que nos deparará el futuro, esto no
debe constituir una fuente de angustia.
La palabra que usó nuestro Señor Jesucristo en aquel
tiempo indica algo que divide, separa o distrae; es la situación de la mente
dividida en secciones o compartimentos y que no funciona como un todo. La mejor
ilustración del significado del término se encuentra en la historia de Marta y
María (Lucas 10:38-42. Nueva Traducción Viviente (NTV). Durante el viaje a Jerusalén, Jesús y sus discípulos
llegaron a cierta aldea donde una mujer llamada Marta los recibió en su casa. Su
hermana María se sentó a los pies del Señor a escuchar sus enseñanzas, pero
Marta estaba distraída con los preparativos para la gran cena. Entonces se
acercó a Jesús y le dijo: —Maestro, ¿no te parece injusto que mi hermana esté
aquí sentada mientras yo hago todo el trabajo? Dile que venga a ayudarme. El
Señor le dijo: —Mi apreciada Marta, ¡estás preocupada y tan inquieta con todos
los detalles! Hay una sola cosa por la que vale la pena preocuparse. María la
ha descubierto, y nadie se la quitará.).
Marta estaba excesivamente atareada, inquieta o
distraída. Sin embargo, Jesús no enseña que no debemos ocuparnos por las cosas materiales o que no debemos
pensar nunca en nuestro futuro sin tomar precauciones. Algunos piensan que
“vivir por fe” excluye cualquier tipo de prevención para el futuro. La misma ilustración
del Señor de las aves que no han de limitarse a estar posadas en las ramas de
los árboles, sino que tienen que ir en busca de su alimento indica que debe
existir una actividad para poder alimentarse. Pero una cosa es ocuparse y otra
es afanarse.
“¿No
es la vida más que el alimento y el cuerpo más que el vestido?” (v.25): La profundidad de este argumento nos lleva de una
deducción mayor a una menor. Pensemos por un momento de donde procede nuestra
vida y nos daremos cuenta en seguida que es un don de Dios. Ninguno de nosotros
decidió venir a este mundo y el hecho de estar vivos se debe enteramente a
Dios. Por eso, el argumento es este: Si Dios nos ha dado la vida, él no puede
negarse a sí mismo y no procurar que la vida se sostenga y pueda continuar y de
ahí que no tenga sentido estar ansioso acerca de estas cosas.
Parte de la vida del cada ser humano es que tenemos
que trabajar, ganar dinero y salir adelante por nosotros y por nuestros hogares,
pero lo que no debemos hacer es angustiarnos pensando que de repente no vayamos
a tener lo suficiente para mantenernos; es en esos momentos que debemos tener
presente que fuimos rescatados del mundo y de una vana manera de vivir, para
vivir la vida de Cristo a través de nosotros, con todas las promesas que el
Padre Celestial nos ha provisto en su Hijo, nuestro Salvador.
Como hijos de Dios y creyentes en Jesucristo nuestro
deber es confiar en plena dependencia de Dios, que es el que hace crecer las
semillas en la tierra para dar alimento a todo ser viviente. Hay una
providencia de Dios en aquellos aspectos que no podemos controlar después de
sembrar; de la misma manera que las aves encuentran su comida y sólo tienen que
tomarla, así también nosotros tenemos todo lo que necesitamos en las Palabras
de vida eterna que han salido del corazón del Padre Celestial y de su Hijo Jesucristo
y que son reveladas y cinceladas por el Señor el Espíritu Santo en nuestros
corazones.
Y si nuestro Padre celestial cuida de las aves con las que tiene una relación de providencia general, ¡cuánto mayor tiene que ser necesariamente su cuidado de nosotros que somos sus hijos! Si pensamos así desparecerán la ansiedad y la preocupación. Con relación al cuerpo, tenemos que considerar un hecho de la naturaleza, los lirios del campo, cómo crecen misteriosamente, lo bellos que son; pero ni Salomón con todo su esplendor se vestía como uno de ellos (para los judíos era proverbial la gloria de Salomón). Y si la hierba del campo que tiene una vida efímera, porque era cortada y se dejada secar para usarla como combustible para el horno del pan, Dios la viste así, ¿qué no hará con nosotros y por nosotros que nos ha hecho sus hijos por medio de Cristo?
Aquellos que no aman a Dios, aquellos que aman el
mundo y son del mundo buscan con afán muchas cosas, su deseo está en los deleites
y placeres de la carne, pero Dios conoce la necesidad de sus hijos y espera de
nosotros que actuemos en la fe que nos ha sido dada. El paso a seguir para nuestras
vidas es admitir que la preocupación es una tentación común en la vida de todas
las personas, pero para el cristiano, es absolutamente contrario a la fe en
Cristo.
Algunas enfermedades físicas están directamente relacionadas
a la preocupación y muchos casos de embriaguez y de adicción a las drogas y
a otros vicios son síntomas de la preocupación. Es muchas veces por causa de la
preocupación que muchos toman decisiones necias, decisiones equivocadas,
cayendo en consecuencias dolorosas y
otras veces terribles como el suicidio. La preocupación es un arma devastadora que utiliza el
diablo para dañar el alma de las personas, pero aún más importante es lo que
la preocupación le hace a su corazón. Cuando caemos en preocupación extrema le
estamos diciendo a Dios que no creemos que podemos confiar en Él, ni mucho
menos que nos pueda ayudar a salir de nuestra situación o de nuestra condición.
La preocupación ataca a las personas para que no
crean a Dios y a sus promesas; cuando el ser humano se preocupa, está
escogiendo ser dominado por sus circunstancias en vez de la verdad de Dios.
Los acontecimientos y las pruebas de la vida son mínimos en comparación a la
grandeza de la salvación. El apóstol Pablo nos muestra en Efesios 1:18-19 RV1960: Alumbrando
los ojos de vuestro entendimiento, para que sepáis cuál es la esperanza a que
Él os ha llamado, y cuáles las riquezas de la gloria de su herencia en los
santos, y cuál la supereminente grandeza de su poder para con nosotros los que
creemos, según la operación del poder de su fuerza”. Cuando veamos
que la preocupación está tocando a nuestras vidas, acudamos a la Palabra de Dios y sus promesas
que son eternas, permitiendo que Dios abra nuestros ojos espirituales nuevamente hacia los
manantiales de vida eterna que encontramos en el río de su Espíritu Santo.
Cuando dejamos que la preocupación nos invada, no estamos
confiando en nuestro Padre Celestial y eso significa que no lo conocemos muy
bien. No nos afanemos, estudie la Palabra de Dios para descubrir quién es Él
realmente y cómo ha suplido las necesidades de su pueblo en el pasado y en
todas las épocas. Eso nos dará la confianza para el presente y el futuro. Mantengámonos
en la Palabra diariamente para que Dios nos implante sus pensamientos, la mente
de Cristo. 1 Corintios 2:16. Traducción en
lenguaje actual (TLA). Como dice la Biblia: «¿Quién
sabe lo que piensa el Señor? ¿Quién puede darle consejos?» Pero nosotros
tenemos el Espíritu de Dios, y por eso pensamos como Cristo.
Jesús dijo, “Así
que, no os afanéis por el día de mañana, porque el día de mañana traerá su
afán. Basta a cada día su propio mal” (Mateo 6:34. RV1960). Parafraseemos lo que nos dice el
Señor en este pasaje, “No te preocupes por el futuro: aunque tengas problemas, todos tienen una forma de resolverse en su propio tiempo.
Enfréntalos a medida que vengan, porque no hay forma de solucionarlos antes de
tiempo”. Proveer para el mañana es bueno, pero preocuparse por el
mañana no está bien, porque Dios es el Dios del mañana así como es el Dios de
hoy. Lamentaciones 3:23 dice que sus
misericordias son nuevas “cada mañana”. Él nos alimenta como lo hizo a los
hijos de Israel con el maná en medio del desierto.
La preocupación busca paralizar a los hijos de Dios
y que no se lleven a cabo los propósitos de Dios, no le permite hacer nada
productivo, pero la verdad de Dios es eterna y poderosa.
Mateo
16:16-18. La Biblia de las Américas (LBLA). Respondiendo
Simón Pedro, dijo: Tú eres el Cristo, el Hijo del Dios viviente. Y Jesús,
respondiendo, le dijo: Bienaventurado eres, Simón, hijo de Jonás, porque esto
no te lo reveló carne ni sangre, sino mi Padre que está en los cielos. Yo también
te digo que tú eres Pedro, y sobre esta roca edificaré mi iglesia; y las
puertas del Hades no prevalecerán contra ella.
Dios nos da el glorioso regalo de la vida eterna,
vivamos en la luz de su evangelio y en el gozo presente que nos produce el que
Cristo este en nuestros corazones, usando los recursos que Dios provee por su Espíritu
Santo. Cada momento en el presente en Jesucristo es lo que poseemos para la
eternidad, pues Dios no permite a ninguno de nosotros vivir el mañana hasta que
se convierta en hoy.
Nuestro deber es poder llegar a entender que Dios nos
da la fuerza un día a la vez, nos da lo que necesitamos, cuando realmente lo
necesitamos y no nos carga excesivamente: Dios nos da de su gracia en la hora
en que la necesitamos, en su tiempo perfecto.
Jesucristo
es el mismo ayer, y hoy, y por los siglos” (Hebreos 13:8. RV1960). Significa que
Él seguirá haciendo mañana lo mismo que hizo ayer. Si tienes alguna pregunta
sobre el futuro, mira hacia el pasado. ¿te sostuvo en ese entonces? No te
preocupe porque Él te sostendrá en el futuro también. Las tensiones y la
ansiedad son elementos inherentes a la vida de todo ser humano. ¿Quién no las
ha enfrentado? Sin duda todos nosotros, unos a diarios y otros con mayor
intensidad, pero siempre ahí, latentes.
¿Cuál es el
plan de Dios para nosotros al respecto? Que sepamos salir al paso de estas situaciones que
golpean nuestras vidas y nuestras familias e impiden nuestro crecimiento
personal y espiritual. Dios nos ha llamado a superar el temor, dándonos por
sentado que Él siempre estará con nosotros. Por esa razón, vencer las tensiones
y la ansiedad puede ser una realidad para cada uno de nosotros. Por estas
razones que hemos visto anteriormente, apropiémonos de todas las promesas de
Dios para nosotros.
Salmo
46:1-11. RV1960. Dios nos brinda su protección. Dios
es nuestro amparo y fortaleza, nuestro pronto auxilio en las tribulaciones. Por
tanto, no temeremos, aunque la tierra sea removida, y se traspasen los montes
al corazón del mar; aunque bramen y se turben sus aguas, y tiemblen los montes
a causa de su braveza. Del río sus corrientes alegran la ciudad de Dios, el
santuario de las moradas del Altísimo. Dios está en medio de ella; no será
conmovida. Dios la ayudará al clarear la mañana. Bramaron las naciones,
titubearon los reinos; dio él su voz, se derritió la tierra. Jehová de los
ejércitos está con nosotros; nuestro refugio es el Dios de Jacob. Venid, ved
las obras de Jehová, que ha puesto asolamientos en la tierra. Que hace cesar
las guerras hasta los fines de la tierra. Que quiebra el arco, corta la lanza,
y quema los carros en el fuego. Estad quietos, y conoced que yo soy Dios; seré
exaltado entre las naciones; enaltecido seré en la tierra. Jehová de los
ejércitos está con nosotros; nuestro refugio es el Dios de Jacob.
El Señor nos concedió espíritu de poder y de dominio
propio. 2 Timoteo 1:7-9. La Biblia de las
Américas (LBLA). Porque no nos ha dado Dios
espíritu de cobardía, sino de poder, de amor y de dominio propio. Por tanto, no
te avergüences del testimonio de nuestro Señor, ni de mí, prisionero suyo, sino
participa conmigo en las aflicciones por el evangelio, según el poder de Dios,
quien nos ha salvado y nos ha llamado con un llamamiento santo, no según
nuestras obras, sino según su propósito y según la gracia que nos fue dada en
Cristo Jesús desde la eternidad.
Los cristianos estamos llamados a ser valientes y
esforzados. Josué 1:9. Traducción
en lenguaje actual (TLA). Yo te pido que seas
fuerte y valiente, que no te desanimes ni tengas miedo, porque yo soy tu Dios,
y te ayudaré por dondequiera que vayas.
Dios nos guía y fortalece para que permanezcamos
firmes. Salmos 27:7. Nueva Traducción
Viviente (NTV). Escúchame cuando oro, oh Señor;
¡Ten misericordia y respóndeme!
Aunque todos aquellos que estaban cerca de nosotros nos abandonen en las crisis, Dios
permanecerá fiel por siempre. Salmos
27:10. La Biblia de las Américas (LBLA). Porque
aunque mi padre y mi madre me hayan abandonado, el Señor me recogerá. Salmos 27:10. Dios habla hoy (DHH). Aunque mi padre y mi madre me abandonen, tu, Señor te harás cargo de mí.
Debemos valorar los momentos de quietud y
tranquilidad, porque Dios responderá cuando le llamemos. La verdadera bendición
y vida eterna es vivir para Cristo y rendirnos sólo a Él, a su voluntad y
propósito para nuestras vidas; no estamos solos, Dios es la fuente de todo bien
y don perfecto.
En la vida hay tantas circunstancias que quieren
robarnos la paz que Dios ha depositado en nuestro corazones. No podemos evitar
que estas cosas vengan a nuestra vida, pero si podemos evitar que estorben
nuestro caminar.
Una de las cosas que Dios me ha permitido tener
durante mi vida en el Señor es: la fe y la certeza de que Él es mi pronto
auxilio en la tribulación. Muchas cosas han pasado en mi vida, pero en medio de
todo eso siempre he tenido presente de que Dios es quien me protege y que si
confió en El, jamás me defraudara.
Por esa razón con convicción y por experiencia
propia puedo decirte que no tienes de que temer. Posiblemente estas a
travesando tribulaciones terribles, a lo mejo, tu animo ha menguado y tu comunión
con el Señor se ha venido deteriorando, quizás no hallas que hacer y tienes temor de lo que puede ser de ti o de tu familia en
los próximos días; pero en esta hora quiero decir que no temas, que no
desmayes, que no te des por vencido o por vencida, que hay un Dios, el cual es mi Dios y el
tuyo que puede sacarte de cualquier situación en la que puedas estar metido.
Las tribulaciones nos vienen como la escuela de Dios
en la formación del carácter. Las pruebas, los conflictos y las dificultades
son las herramientas a través de las cuales vamos afinando el propósito de Dios
en nuestra vida. Las tribulaciones producen paciencia y la paciencia es la
cualidad que no se da por vencida, es la determinación a permanecer firmes a
pesar de los conflictos. Permanecemos firmes mientras las tribulaciones van obrando
en nuestra vida interior y es en esta etapa de firmeza que se va desarrollando
el carácter de Cristo en nuestros corazones.
El gloriarse en las tribulaciones es el resultado de
entender que los creyentes nos amparamos en las promesas de Dios que son fieles
y esta confianza produce esperanza, y esta esperanza no nos desilusiona por
cuanto en el camino vamos experimentando la presencia del amor de Dios que nos sostiene.
Este es el amor de Dios que nos acompaña en medio de las tribulaciones y de
cada circunstancia que enfrentamos a diario, es la presencia de Dios por medio
del Espíritu Santo que nos conforta.
No permitas que el enemigo robe la paz que Dios
quiere depositar en tu vida, no permitas que el temor te robe la confianza de
que Dios es tu fortaleza. Comienza a practicar la palabra del Señor y comienza
a confiar plenamente en El, pues El jamás te defraudara y te lo digo por
experiencia propia.
Es por tal razón que los creyentes se mantienen de
pie en las tribulaciones, es de rodillas que estamos de pie, en la paciencia y firmeza
estamos de pie. La esperanza es la confianza de que no estamos solos en la
batalla y en los conflictos, la esperanza no avergüenza ni nos desilusiona, porque las tempestades de afuera que nos azotan no pueden minar la fortaleza de
un carácter probado en el interior del creyente.
Vienen las tribulaciones y nosotros seguimos firmes, vienen las pruebas y nosotros seguimos confiados. Vienen los conflictos y
nosotros seguimos de pie. Por consiguiente, la cuestión no es si es la verdad
que el Señor nos llevará a un estado de paz, sino si nosotros lo creemos
verdaderamente en nuestro corazón y en nuestra alma. Es por eso que el Señor
nos asegura mediante el profeta Jeremías:
Jeremías
17:7-8. Nueva Traducción Viviente (NTV). Pero
benditos son los que confían en el Señor y han hecho que el Señor sea su
esperanza y confianza. Son como árboles plantados junto a la ribera de un río con raíces que se hunden en las aguas. A esos
árboles no les afecta el calor ni temen los largos meses de sequía. Sus hojas
están siempre verdes y nunca dejan de producir fruto.
Refugiémonos en Dios, él es todo suficiente para
nosotros, busquémosle en el lugar secreto, porque él no nos rechazará, él es un
buen Padre, amoroso, compasivo y protector, sólo el Señor conoce nuestro
corazón, nuestra condición, nuestra situación y nuestras intenciones, dejemos que sea el tomando el control de
nuestras vidas y circunstancias, él sabe lo que mejor nos conviene para nuestro bien.
Cuando Dios está de nuestro lado, no debemos de temer a nadie, ni a nada: Dios el Padre Celestial, Dios su Hijo Jesucristo y Dios el Señor el Espíritu Santo, son lo mejor de nuestra existencia, en esta vida y en la otra; el Padre Celestial nos creo en Jesucristo para que vivamos con él por la eternidad, él es nuestro refugio y nuestro protector. Bendiciones.
Cuando Dios está de nuestro lado, no debemos de temer a nadie, ni a nada: Dios el Padre Celestial, Dios su Hijo Jesucristo y Dios el Señor el Espíritu Santo, son lo mejor de nuestra existencia, en esta vida y en la otra; el Padre Celestial nos creo en Jesucristo para que vivamos con él por la eternidad, él es nuestro refugio y nuestro protector. Bendiciones.
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