Juan 8:36 BAD. Así que si
el Hijo os libera, seréis verdaderamente libres.
Fuimos diseñados y creados desde antes de la fundación del mundo
para vivir y andar en la libertad que nos da nuestro Señor Jesucristo. Dios
confió al hombre una de sus creaciones para que la gobernara, le entrego la
tierra, con su reino animal, vegetal y mineral. Génesis
1:28. RV1960. Y los bendijo Dios, y les dijo:
Fructificad y multiplicaos; llenad la tierra, y sojuzgadla, y señoread en los
peces del mar, en las aves de los cielos, y en todas las bestias que se mueven
sobre la tierra. Le entrego el huerto del Edén para que lo cuidara. Génesis
2:15 RV1960. Tomó, pues, Jehová Dios al hombre, y
lo puso en el huerto de Edén, para que lo labrara y lo guardase.
Pero hemos nacido en un mundo que fue entregado al diablo por la desobediencia a Dios de Adán y Eva en los comienzos de la humanidad; un mundo corrupto y lleno de tinieblas que está esclavizado por el diablo y sus demonios y que actúa en cada ser humano por la concupiscencia y el pecado arraigado en los corazones. Fue así como el hombre desde que peco en el Edén quedo bajo la paternidad espiritual de Satanás, Juan 8:44 RV1960. Vosotros sois de vuestro padre el diablo, y los deseos de vuestro padre queréis hacer. El ha sido homicida desde el principio, y no ha permanecido en la verdad, porque no hay verdad en él. Cuando habla mentira, de suyo habla; porque es mentiroso, y padre de mentira.
Las consecuencias del pecado han sido muerte espiritual, prisiones
y cadenas de maldad, ceguera espiritual, enfermedad, confusión, dolor,
angustia, depresión, hambre y otras cosas semejantes a estas. De ahí que el Padre
Celestial, aún desde antes de la fundación del mundo dispuso junto con su
Unigénito Hijo Jesucristo y el Señor el Espíritu Santo, el plan de redención y
libertad para la humanidad.
Juan 3:16. Traducción en lenguaje actual
(TLA). Dios amó tanto a la gente de este mundo, que
me entregó a mí, que soy su único Hijo, para que todo el que crea en mí no
muera, sino que tenga vida eterna.
Romanos 5:8. Traducción en lenguaje
actual (TLA). Pero Dios nos demostró su gran amor
al enviar a Jesucristo a morir por nosotros, a pesar de que nosotros todavía
éramos pecadores.
Jeremías 31:3. Nueva Traducción Viviente
(NTV). Hace tiempo el Señor le dijo a Israel: Yo te
he amado, pueblo mío, con un amor eterno. Con amor inagotable te acerqué a mí.
1 Juan 4:19. Nueva Biblia al Día (NBD). Nosotros amamos a Dios porque él nos amó primero.
La libertad es parte esencial y constitutiva de la persona, un
derecho inalienable de la naturaleza humana creada, apto para promover el
crecimiento del hombre hacia su propio cumplimiento. En sentido teológico,
libertad es la condición humana querida por el Creador para que Dios mismo
pueda ser conocido por el hombre libre, es decir, por un sujeto auténtico y
capaz de diálogo y de establecer relaciones con Dios y con los que le rodean.
Sin embargo cuando el hombre peco se convirtió en un ser derrotado.
Perdió la honra y el dominio que Dios le otorgo sobre la creación. Perdió su
huerto del Edén. Perdió el control sobre el mundo perfecto que Dios le entrego.
Desde entonces Satanás tiene control de este mundo usando al hombre sin Dios
como instrumento para ejercer maldad.
1
Juan 5:19 RV1960. Sabemos que somos de Dios, y el
mundo entero está bajo el maligno.
Vemos que la libertad es lo opuesto a la servidumbre o esclavitud
ya sea física, moral o espiritual. El concepto bíblico de la libertad tiene
como trasfondo la idea de la prisión o la esclavitud. Los gobernantes
encarcelaban a aquellos que consideraban que obraban mal; una nación conquistada
podía ser esclavizada por su conquistador; del mismo modo un prisionero de
guerra podía serlo por quien lo capturaba; o también un individuo, como en el
caso de José, podía ser vendido como esclavo.
Hebreos 2:14-18. Palabra de Dios para
Todos (PDT). Los hijos de una familia son gente de
carne y hueso, por eso Jesús se hizo de carne y hueso igual que ellos. Sólo así
pudo morir y con su muerte derrotar al diablo, quien tenía el poder de la
muerte. Jesús se hizo hombre para liberar a los hombres, quienes habían estado
esclavizados toda la vida por temor a la muerte. Sabemos que Jesús vino a
rescatar a los descendientes de Abraham, no a los ángeles. Por lo tanto, era
necesario que Jesús fuera igual a sus hermanos en todo sentido. Se hizo como
nosotros para poder ser sumo sacerdote fiel y compasivo en su servicio a Dios.
De esta manera Jesús pudo ofrecer un sacrificio que quita los pecados de la
gente. Jesús mismo sufrió y fue tentado, por eso puede ayudar a aquellos que
son tentados.
Cuando la Biblia habla de la libertad siempre está implícita la
idea de la esclavitud o prisión previas. Libertad significa el feliz estado de
haber sido liberado de la servidumbre para una vida de gozo y satisfacción qué
anteriormente no era posible. La idea de libertad aparece en las Escrituras en
su aplicación secular común (Salmos
105:20. Nueva Traducción Viviente (NTV). Entonces
el faraón mandó a buscarlo y lo puso en libertad; el gobernante de la nación le
abrió la puerta de la cárcel); pero también
recibe un importante aporte teológico que surgió de la comprensión, por parte
de Israel, de que esa libertad que disfrutaba al haberse librado del yugo
extranjero era un don que le había dado Dios.
En el Nuevo Testamento la
libertad se convierte en un importante concepto teológico para describir la
salvación. El término se usa cuando se libran a esclavos o cautivos de
servidumbre física o encarcelamiento, o al otorgar ciertos privilegios a alguno
que está encarcelado. La libertad de la ley ceremonial debe ser apreciada y protegida.
La esencia de la libertad cristiana no se basa en la libertad
externa sino en el rescate de la esclavitud del pecado y de la corrupción
interna a la cual lleva a la muerte eterna. Romanos
6:20-22. Dios Habla Hoy (DHH). Cuando ustedes
todavía eran esclavos del pecado, no estaban al servicio de la justicia; pero
¿qué provecho sacaron entonces? Ahora ustedes se avergüenzan de esas cosas, pues
sólo llevan a la muerte. Pero ahora, libres de la esclavitud del pecado, han
entrado al servicio de Dios. Esto sí les es provechoso, pues el resultado es la
vida santa y, finalmente, la vida eterna.
En el Antiguo Testamento, libertad es el programa que Dios quiere
llevar a cabo sacando a Israel de la esclavitud de Egipto. En el éxodo Dios
rescata la libertad de Israel y le da con ella la dignidad de pueblo, la
identidad de compañero de alianza, en el respeto a la cual encontrará su
bienestar y su futuro libre. A medida que crece la atención a esta relación de
alianza entre Dios y su pueblo, se descubre que la verdadera libertad está en
prestar oídos, en conocer, meditar y en poner en práctica la palabra de Dios
Deuteronomio 11:26. Dios Habla Hoy
(DHH). En este día les doy a elegir entre bendición
y maldición.
Jeremías 21:8. Nueva Biblia al Día (NBD).
Y a este pueblo adviértele que así dice el Señor: Pongo
delante de ustedes el camino de la vida y el camino de la muerte.
Estar privados del conocimiento de la libertad en Cristo es lo que
equivale a ser esclavos del diablo. El Nuevo Testamento muestra el más alto
grado de libertad en Jesucristo, que anuncia y establece el señorío
soberanamente libre de Dios sobre el cosmos y sobre la historia, mostrándose
superior a tradiciones y leyes. Pero su venida y el objetivo de la misma demuestran
que el hombre está privado de la verdadera libertad. La predicación del
evangelio del perdón de los pecados y de la vida eterna en el Reino de Dios
hace de Cristo el anunciador de la verdadera libertad del hombre, la libertad
trascendente y definitiva que viene de Dios.
Jesucristo nuestro libertador: La
voluntad del Padre Celestial. Así como los
israelitas necesitaban que Dios los liberara de la esclavitud de Egipto, así
Cristo es nuestro Libertador de la esclavitud del pecado. La muerte expiatoria
del pecado del hombre que sufre Cristo libremente y su resurrección a la vida
gloriosa son el modo último, escogido por Dios, para rescatar al hombre del
pecado y de la muerte que lo mantienen atado. No es la ostentación de poder,
sino el camino de la humildad y de la obediencia a la palabra de Dios lo que
produce la libertad del hombre.
La libertad conseguida no sólo rompe las ataduras precedentes, sino
que hace a los hijos de Dios capaces y activos colaboradores de la obra de
Dios. Esta libertad conquistada por Cristo es ciertamente superior a cualquier
otro tipo de libertad, tanto política como social y económica. Así pues,
teológicamente hablando, la libertad es la condición en que Dios ha creado al
hombre en Jesucristo.
Romanos 11:26. Nueva Traducción Viviente
(NTV). Y entonces todo Israel será salvo. Como
dicen las Escrituras: El que rescata vendrá de Jerusalén y apartará a Israel de
la maldad.
2 Corintios 3:17 NVI. Ahora bien, el Señor es el Espíritu; y donde está el
Espíritu del Señor, allí hay libertad.
Romanos 6:14 NVI. Así el pecado no tendrá dominio sobre ustedes, porque ya
no están bajo la ley sino bajo la gracia.
La libertad cristiana. Un pueblo
liberado, protegido, con propósito y vida eterna: la presencia del Espíritu
Santo y su obra santificadora, regeneradora del Señor.
El ministerio público de nuestro Señor Jesucristo fue de liberación. Él mismo lo
inició proclamándose como el cumplimiento de Isaías 61:1-3. La Biblia de las Américas (LBLA). Buenas
nuevas de salvación. El Espíritu del Señor Dios
está sobre mí, porque me ha ungido el Señor para traer buenas nuevas a los
afligidos; me ha enviado para vendar a los quebrantados de corazón, para proclamar
libertad a los cautivos y liberación a los prisioneros; para proclamar el año favorable
del Señor, y el día de venganza de nuestro Dios; para consolar a todos los que
lloran, para conceder que a los que lloran en Sion se les dé diadema en vez de
ceniza, aceite de alegría en vez de luto, manto de alabanza en vez de espíritu
abatido; para que sean llamados robles de justicia, plantío del Señor, para que
El sea glorificado.
Y como aparece en Lucas 4:16-2. La Biblia de las Américas (LBLA). Jesús en Nazaret. Llegó a Nazaret, donde se había criado, y según su costumbre, entró en la sinagoga el día de reposo, y se levantó a leer. Le dieron el libro del profeta Isaías, y abriendo el libro, halló el lugar donde estaba escrito: El Espíritu del Señor esta sobre mi, porque me ha ungido para anunciar el evangelio a los pobres. Me ha enviado para proclamar libertad a los cautivos, y la recuperación de la vista a los ciegos; para poner en libertad a los oprimidos; para proclamar el año favorable del Señor. Cerrando el libro, lo devolvió al asistente y se sentó; y los ojos de todos en la sinagoga estaban fijos en El. Y comenzó a decirles: Hoy se ha cumplido esta Escritura que habéis oído.
Había venido, dijo, a derrotar al “príncipe de este mundo”, al “hombre fuerte”, y a liberar a sus prisioneros; las sanidades y las liberaciones formaban parte de esta obra celestial. Cristo apeló a estos hechos como prueba positiva de la llegada del reino de Dios a los hombres.
Y como aparece en Lucas 4:16-2. La Biblia de las Américas (LBLA). Jesús en Nazaret. Llegó a Nazaret, donde se había criado, y según su costumbre, entró en la sinagoga el día de reposo, y se levantó a leer. Le dieron el libro del profeta Isaías, y abriendo el libro, halló el lugar donde estaba escrito: El Espíritu del Señor esta sobre mi, porque me ha ungido para anunciar el evangelio a los pobres. Me ha enviado para proclamar libertad a los cautivos, y la recuperación de la vista a los ciegos; para poner en libertad a los oprimidos; para proclamar el año favorable del Señor. Cerrando el libro, lo devolvió al asistente y se sentó; y los ojos de todos en la sinagoga estaban fijos en El. Y comenzó a decirles: Hoy se ha cumplido esta Escritura que habéis oído.
Había venido, dijo, a derrotar al “príncipe de este mundo”, al “hombre fuerte”, y a liberar a sus prisioneros; las sanidades y las liberaciones formaban parte de esta obra celestial. Cristo apeló a estos hechos como prueba positiva de la llegada del reino de Dios a los hombres.
Esta libertad, en todos sus aspectos, es un don de Cristo, quien
por su muerte redimió a su pueblo de la esclavitud. Los que son liberados del
gobierno del diablo se convierten en hijos de Dios y reciben el Espíritu Santo
como Espíritu de adopción, que les asegura que realmente son hijos y herederos
de Dios. La libertad espiritual es el resultado de la obra de regeneración del
Espíritu, porque su presencia y obra interior produce libertad, dando una
consciencia de libertad por medio de una relación personal con Dios.
Romanos 8. La Biblia de las Américas
(LBLA). No hay condenación para los que creen.
Por consiguiente, no hay
ahora condenación para los que están en Cristo Jesús, los que no andan conforme
a la carne sino conforme al Espíritu. Porque la ley del Espíritu de vida en Cristo
Jesús te ha libertado de la ley del pecado y de la muerte. Pues lo que la ley
no pudo hacer, ya que era débil por causa de la carne, Dios lo hizo: enviando a
su propio Hijo en semejanza de carne de pecado y como ofrenda por el pecado, condenó
al pecado en la carne, para que el requisito de la ley se cumpliera en
nosotros, que no andamos conforme a la carne, sino conforme al Espíritu. Porque
los que viven conforme a la carne, ponen la mente en las cosas de la carne,
pero los que viven conforme al Espíritu, en las cosas del Espíritu. Porque la
mente puesta en la carne es muerte, pero la mente puesta en el Espíritu es vida
y paz; ya que la mente puesta en la carne es enemiga de Dios, porque no se
sujeta a la ley de Dios, pues ni siquiera puede hacerlo, y los que están en la
carne no pueden agradar a Dios.
Viviendo según el Espíritu
Sin embargo, vosotros no
estáis en la carne sino en el Espíritu, si en verdad el Espíritu de Dios habita
en vosotros. Pero si alguno no tiene el Espíritu de Cristo, el tal no es de El.
Y si Cristo está en vosotros, aunque el cuerpo esté muerto a causa del pecado,
sin embargo, el espíritu está vivo a causa de la justicia. Pero si el Espíritu
de aquel que resucitó a Jesús de entre los muertos habita en vosotros, el mismo
que resucitó a Cristo Jesús de entre los muertos, también dará vida a vuestros cuerpos
mortales por medio de su Espíritu que habita en vosotros.
Así que, hermanos, somos
deudores, no a la carne, para vivir conforme a la carne, porque si vivís conforme
a la carne, habréis de morir; pero si por el Espíritu hacéis morir las obras de
la carne, viviréis. Porque todos los que son guiados por el Espíritu de Dios,
los tales son hijos de Dios. Pues no habéis recibido un espíritu de esclavitud para
volver otra vez al temor, sino que habéis recibido un espíritu de adopción como
hijos, por el cual clamamos: ¡Abba, Padre! El Espíritu mismo da testimonio a
nuestro espíritu de que somos hijos de Dios, y si hijos, también herederos;
herederos de Dios y coherederos con Cristo, si en verdad padecemos con El a fin
de que también seamos glorificados con El.
La gloria futura
Pues considero que los
sufrimientos de este tiempo presente no son dignos de ser comparados con la
gloria que nos ha de ser revelada. Porque el anhelo profundo de la creación es
aguardar ansiosamente la revelación de los hijos de Dios. Porque la creación
fue sometida a vanidad, no de su propia voluntad, sino por causa de aquel que
la sometió, en la esperanza de que la creación misma será también liberada de
la esclavitud de la corrupción a la libertad de la gloria de los hijos de Dios.
Pues sabemos que la creación entera a una gime y sufre dolores de parto hasta
ahora. Y no sólo ella, sino que también nosotros mismos, que tenemos las
primicias del Espíritu, aun nosotros mismos gemimos en nuestro interior,
aguardando ansiosamente la adopción como hijos, la redención de nuestro cuerpo.
Porque en esperanza hemos sido salvos, pero la esperanza que se ve no es
esperanza, pues, ¿por qué esperar lo que uno ve? Pero si esperamos lo que no
vemos, con paciencia lo aguardamos.
Victoriosos en Cristo
Y de la misma manera,
también el Espíritu nos ayuda en nuestra debilidad; porque no sabemos orar como
debiéramos, pero el Espíritu mismo intercede por nosotros con gemidos
indecibles; y aquel que escudriña los corazones sabe cuál es el sentir del
Espíritu, porque El intercede por los santos conforme a la voluntad de Dios. Y
sabemos que para los que aman a Dios, todas las cosas cooperan para bien, esto
es, para los que son llamados conforme a su propósito. Porque a los que de
antemano conoció, también los predestinó a ser hechos conforme a la imagen de
su Hijo, para que El sea el primogénito entre muchos hermanos; y a los que
predestinó, a ésos también llamó; y a los que llamó, a ésos también justificó;
y a los que justificó, a ésos también glorificó.
Entonces, ¿qué diremos a
esto? Si Dios está por nosotros, ¿quién estará contra nosotros? El que no
eximió ni a su propio Hijo, sino que lo entregó por todos nosotros, ¿cómo no
nos concederá también con El todas las cosas? ¿Quién acusará a los escogidos de
Dios? Dios es el que justifica. ¿Quién es el que condena? Cristo Jesús es el
que murió, sí, más aún, el que resucitó, el que además está a la diestra de
Dios, el que también intercede por nosotros. ¿Quién nos separará del amor de
Cristo? ¿Tribulación, o angustia, o persecución, o hambre, o desnudez, o
peligro, o espada? Tal como está escrito: Por causa tuya somos puestos a muerte
todo el día; somos considerados como ovejas para el matadero.
Pero en todas estas cosas
somos más que vencedores por medio de aquel que nos amó. Porque estoy
convencido de que ni la muerte, ni la vida, ni ángeles, ni principados, ni lo
presente, ni lo por venir, ni los poderes, ni lo alto, ni lo profundo, ni
ninguna otra cosa creada nos podrá separar del amor de Dios que es en Cristo
Jesús Señor nuestro.
Libertados para cumplir los planes y propósitos
de Dios: comisionados para liberar.
Mateo 9:35-36 RV1960. Recorría Jesús todas las ciudades y aldeas, enseñando en
las sinagogas de ellos, y predicando el evangelio del reino, y sanando toda enfermedad
y toda dolencia en el pueblo. Y al ver las multitudes, tuvo compasión de ellas;
porque estaban desamparadas y dispersas como ovejas que no tienen pastor.
En su intensa labor ministerial, Jesús percibió la enorme necesidad
que todas las personas presentaban y la falta de siervos dispuestos a llevarles
las buenas nuevas de salvación. Por lo tanto, pidió a sus discípulos que oraran
por obreros. Esto significa que en el liderazgo cristiano se necesitan personas
dispuestas a sobrellevar las cargas de otros, ya que de allí se funda la
verdadera compasión: hacer que la bendición de aceptar a Jesús en el corazón alcance
a otros.
Reflexionemos si estamos conscientes de que
estamos llamados a servir a Dios como ministros cristianos en estos últimos
tiempos. Si es un sí, entonces trabajemos en nuestro interior para permitirle
al Señor que forme en nosotros el carácter de Cristo, que nos llene de su
Espíritu Santo, que nos llene de su perfecto amor y que nos dé un corazón
sensible a su voz y enseñable a su Palabra, un corazón conforme al suyo.
El liderazgo cristiano proviene de la influencia y la
identificación que se tiene con Cristo. Él es la fuente, la motivación que nos
impele a imitarlo en lo que él hacía. El liderazgo cristiano bíblico y eficaz
es seguir a un líder en función de la misión a cumplir. Un líder también es el
que se acerca a las normas que más se identifican con el grupo en función de cumplir
los planes y propósitos de Dios para la iglesia, las almas y la humanidad.
El liderazgo cristiano consiste en la habilidad de ganar consenso y
compromiso para los objetivos comunes, los que se alcanzan mediante
contribución y la satisfacción de toda la iglesia, más allá de los requisitos
de la organización. La Biblia nos
muestra líderes en potencia en el Antiguo y Nuevo Testamento, en donde la
palabra Líder no aparece y en cambio si las funciones de aquellos que tienen
autoridad en el pueblo de Dios (ministros), como Reyes, Jueces, Profetas, Sacerdotes, Pastores, Maestros Etc.
La nuestra es una relación de amor con nuestro Padre celestial.
Está basada en su amor incondicional hacia nosotros según lo expresó a través
de su Hijo. Es una relación en la cual somos llamados a amarnos unos a otros: a
nuestro prójimo, a nuestros enemigos. Guiar y ministrar como Jesús es siempre
tratar de hacerlo motivado por el amor cuando aprovechamos nuestra influencia
sobre los pensamientos, el comportamiento y el desarrollo de los demás.
Isaías 61:4-11. Nueva Traducción Viviente (NTV). Reconstruirán las
ruinas antiguas, reparando ciudades destruidas hace mucho tiempo. Las
resucitarán, aunque hayan estado desiertas por muchas generaciones. Los extranjeros
serán sus siervos; alimentarán a los rebaños de ustedes, ararán sus campos y cuidarán de sus viñedos. Ustedes serán
llamados sacerdotes del Señor, ministros de nuestro Dios.
Se alimentarán de los tesoros de las naciones y se jactarán de sus
riquezas. Disfrutarán de una doble honra en lugar de vergüenza y deshonra. Poseerán
una doble porción de prosperidad en su tierra, y una alegría eterna será suya. «Pues
yo, el Señor, amo la justicia; odio el robo y la fechoría. Recompensaré
fielmente a mi pueblo por su sufrimiento y haré un pacto eterno con él. Sus descendientes
serán reconocidos y honrados entre las naciones.
Todo el mundo se dará cuenta de que es un pueblo al que el Señor ha
bendecido». ¡Me llené de alegría en el Señor mi Dios! Pues él me vistió con
ropas de salvación y me envolvió en un manto de justicia. Soy como un novio
vestido para su boda o una novia con sus joyas. El Señor Soberano mostrará su
justicia a las naciones del mundo. ¡Todos lo alabarán! Su justicia será como un
huerto a comienzos de la primavera, cuando brotan las plantas por todas partes.
Lo que Dios espera de cada uno de nosotros, de quienes hemos
aceptado el señorío de Jesucristo, es que aceptemos el llamado de ir y ministrar
la Palabra de Dios y que sea conocido y manifestado el reino de los cielos en
medio de nosotros a través de nuestro estilo de vida, en el lugar en dónde
seamos comisionados, haciendo uso de los dones que nos han sido dados para
administrar.
Bendiciones.
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