Filipenses 4:6-7. Dios Habla Hoy (DHH). No se aflijan por nada,
sino preséntenselo todo a Dios en oración; pídanle, y denle gracias también. Así
Dios les dará su paz, que es más grande de lo que el hombre puede entender; y
esta paz cuidará sus corazones y sus pensamientos por medio de Cristo Jesús.
Dios por el Espíritu Santo nos recuerda a través de lo que
encontramos en el capítulo 51 de Isaías que como hijos de Dios confiemos en él,
que tenemos una herencia espiritual en Jesucristo y que debemos poner nuestra
esperanza en él y sus promesas para vivir la vida cristiana normal en medio de
las persecuciones, ultrajes y mentiras que el pueblo de Dios encuentre en su
diario caminar.
Descansemos en su presencia y sus promesas, descansemos en su amor y misericordia, refugiémonos en los brazos de nuestro amado Padre Celestial que nos adoptó por medio de su Hijo Jesucristo, abramos nuestro corazón y nuestra mente para recibir esa paz de Dios que sobrepasa todo entendimiento.
Descansemos en su presencia y sus promesas, descansemos en su amor y misericordia, refugiémonos en los brazos de nuestro amado Padre Celestial que nos adoptó por medio de su Hijo Jesucristo, abramos nuestro corazón y nuestra mente para recibir esa paz de Dios que sobrepasa todo entendimiento.
La
condición para recibir esa promesa es que permanezcamos fieles en medio de
todas nuestras situaciones. Debemos concentrarnos en amarle, adorarle,
obedecerle y servirle con todo nuestro corazón, con todas nuestras fuerzas, con
todo nuestro ser.
Isaías 51:1-8. Traducción en lenguaje
actual (TLA). Un llamado a confiar en Dios en medio de nuestras circunstancias:
la paz de Dios.
Dios dijo: « ¡Escúchenme
todos ustedes, los que buscan a Dios y aman la justicia! Ustedes son
descendientes de Abraham y de Sara. Miren el ejemplo que ellos les han dejado.
Cuando yo llamé a Abraham, él era sólo uno, pero lo bendije y le di muchos
hijos. » Aunque Jerusalén está en ruinas, yo la consolaré y la convertiré en un
hermoso jardín. Será como el jardín que planté en Edén.
Entonces Jerusalén
celebrará y cantará canciones de alegría y de acción de gracias». Dios continuó
diciendo: «Préstame atención, pueblo mío; voy a dar mi enseñanza, y mi justicia
servirá de guía para las naciones. Ya se acerca mi justicia, mi salvación está
en camino. ¡Con mi poder juzgaré a las naciones! Los pueblos de las costas lejanas
confían en mí. Mi poder los llena de esperanza.»
¡Levanten los ojos al
cielo! ¡Miren la tierra aquí abajo! El cielo desaparecerá como humo, la tierra
se gastará como un vestido, y sus habitantes morirán como moscas. Pero mi
salvación y mi justicia permanecerán para siempre.» Escúchenme, ustedes que
saben lo que es bueno y que conocen mi ley. No teman ni se desalienten por los
insultos de la gente, porque esa gente desaparecerá como ropa comida por la
polilla, como lana devorada por los gusanos. Pero mi salvación y mi justicia permanecerán
para siempre».
Este pasaje nos muestra la palabra Escúchenme que indica una alerta, un
llamado para sus hijos, para aquellos que de corazón sincero le buscan, le
adoran y le sirven. Así como llamó a Abraham y de él hizo una nación a través
de la cual llegó la salvación a toda la humanidad y nos lo ha puesto como
ejemplo de fe, el cual creyó en esperanza contra esperanza en que Dios cumpliría
lo que le había prometido. Esa herencia que le fue dada en Jesucristo nos
pertenece, así que apropiémonos y descansemos en sus brazos, descansemos bajo
su presencia.
Salmos 91:1-4 Traducción en lenguaje
actual (TLA). Dios nos protege. Vivamos bajo el
cuidado del Dios altísimo; pasemos la noche bajo la protección del Dios
todopoderoso. Él es nuestro refugio, el Dios que nos da fuerzas, ¡el Dios en
quien confiamos! Sólo él puede librarnos de los peligros ocultos y de
enfermedades mortales; sólo bajo su protección podemos vivir tranquilos, pues
nunca deja de cuidarnos.
Recordemos que para la humanidad sólo existen dos bandos
espirituales en los que podemos estar; uno es el mundo y las tinieblas,
gobernado por el diablo y sus demonios del cual fuimos rescatados por el poder Espíritu
Santo y la obra redentora de nuestro Señor Jesucristo por su sangre. El otro es
el Reino de los Cielos en el que Dios gobierna por medio de su Hijo Jesucristo y el poder y la
presencia del Espíritu Santo. De esta manera comprendamos que estamos en medio
de un conflicto entre dos reinos pero que prevalece y nos conviene el reinado
de nuestro Señor Jesucristo en nuestras vidas y nuestros hogares.
Como estamos en medio de una guerra espiritual y ya tomamos una
decisión por el reino de los cielos y el Rey de Reyes, nuestro Señor Jesucristo, el diablo siempre intentará hacernos daño
a nosotros los hijos de Dios para que retrocedamos de la fe en nuestro Señor y Salvador,
y así tratar de destruirnos y matarnos.
Una manera de hacerlo es a través de las personas que están a nuestro alrededor en el lugar dónde vivimos, en el lugar dónde trabajamos o nos movamos;
estas personas que están bajo su dominio de manera voluntaria, llenos de
envidia, de amor por sí mismos, que es muy diferente a la autoestima natural,
llenos de maldad y a las cuales debemos evitar, orar por ellos y bendecirlos
como nuestro Padre nos lo ha enseñado para que se manifieste en nuestras vidas
el carácter de Cristo por la manifestación del fruto del Espíritu Santo en
nuestras vidas.
Siempre vamos a encontrar oposición y ataque a través de personas
que no tienen a Cristo en su corazón. Juan
16:33. Reina-Valera 1960 (RVR1960). Estas cosas las
he hablado para que tengáis paz. En el mundo tendréis aflicción; pero
confiad, yo he vencido al mundo.
Es por eso que debemos poner toda nuestra esperanza y nuestra
confianza en nuestro Padre Celestial; este llamado de parte de Dios para
nuestras vidas es imperativo, nos conviene y necesitamos que su brazo poderoso
nos defienda, no temamos a lo que nos puedan hacer porque nuestro defensor no
duerme y no se ha olvidado de nosotros, el tiene el poder para cambiar nuestras
circunstancias y para bendecirnos conforme a todas las riquezas en gloria en
nuestro Señor Jesucristo, él es el Creador de todo lo que existe en el
universo, en los cielos y en esta tierra; Dios nos sana, nos perdona, nos
restaura, nos defiende, nos protege, pelea por nosotros, nos da su paz, nos
bendice, nos ayuda en todo tiempo.
Aferrémonos a su presencia en la que hay vida, libertad y
bendición, es su presencia la que cambia las cosas, es su deseo lo que prevalece.
Cuando Dios se manifiesta todo tiene luz y claridad, porque está escrito que
donde está el Espíritu de Dios, allí hay libertad, que para esto apareció el
Hijo de Dios en nuestras vidas para deshacer todas las obras del diablo que querían
destruirnos; cuando el aparece en medio de nosotros, en medio de nuestras circunstancias, las tinieblas y toda obra de maldad deben huir de nuestras vidas, deben
retroceder porque así él lo ha establecido, su presencia no la pueden resistir
el diablo, ni sus demonios, ni aquellas personas que están bajo su domino.
No debemos temer a lo malo que nos puedan hacer algunas personas,
debemos apoyarnos en el Padre Celestial, en el Espíritu Santo, esa es nuestra
nueva naturaleza que nos fue dada el día que decidimos entregar nuestras vidas
a nuestro Señor Jesucristo.
2 Timoteo 3. Dios Habla Hoy (DHH).
Anuncio sobre los últimos días. También debes saber
que en los tiempos últimos vendrán días difíciles. Los hombres serán egoístas,
amantes del dinero, orgullosos y vanidosos. Hablarán en contra de Dios,
desobedecerán a sus padres, serán ingratos y no respetarán la religión. No
tendrán cariño ni compasión, serán chismosos, no podrán dominar sus pasiones,
serán crueles y enemigos de todo lo bueno. Serán traidores y atrevidos, estarán
llenos de vanidad y buscarán sus propios placeres en vez de buscar a Dios.
Aparentarán ser muy religiosos, pero con sus hechos negarán el verdadero poder
de la religión.
No tengas nada que ver con
esa clase de gente. Porque a ellos pertenecen esos que se meten en las casas y
engañan a débiles mujeres cargadas de pecado que, arrastradas por toda clase de
deseos, están siempre aprendiendo pero jamás llegan a comprender la verdad. Y
así como Janes y Jambrés se opusieron a Moisés, también esa gente se opone a la
verdad. Son hombres de mente pervertida, fracasados en la fe. Pero no avanzarán
mucho, porque todo el mundo se dará cuenta de que son unos tontos, igual que
les pasó a aquellos dos que se opusieron a Moisés.
No es volvernos extremistas, ni fanáticos, ni anticuados, sino
entender nuestra naturaleza espiritual, comprender nuestra posición en Cristo
en los lugares celestiales y ver que lo más importante para nuestras vidas es
vivir agradando a nuestro Padre Celestial, haciendo lo correcto en todos
nuestros asuntos, en todos nuestros caminos, en todas nuestras decisiones, en
todos nuestros planes y proyectos, es alinearnos en la voluntad de Dios para
nuestras vidas como él nos lo recuerda a través de Jeremías
29:11-14. Dios Habla Hoy (DHH). Yo sé los planes
que tengo para ustedes, planes para su bienestar y no para su mal, a fin de
darles un futuro lleno de esperanza. Yo, el Señor, lo afirmo. Entonces ustedes
me invocarán, y vendrán a mí en oración y yo los escucharé. Me buscarán y me
encontrarán, porque me buscarán de todo corazón. Sí, yo dejaré que ustedes me
encuentren, y haré que cambie su suerte: los sacaré de todas las naciones y de
todos los lugares por donde los dispersé, y los reuniré y haré que vuelvan a
este lugar de donde los desterré. Yo, el Señor, lo afirmo.”
Isaías 51:9-23. Traducción en lenguaje
actual (TLA). Los israelitas clamaron: «¡Despierta,
Dios, despierta! ¡Despierta y vístete de fuerza! Muestra tu poder como lo
hiciste en el pasado, cuando destruiste a los egipcios.» Tú secaste las aguas
del mar y allí abriste un camino por donde marchó tu pueblo liberado. Lo mismo
que en el pasado, ahora volverán los que tú rescataste y entrarán en Jerusalén con
gritos de alegría. Estarán llenos de alegría, y el llanto y el dolor
desaparecerán».
Dios dijo: «Soy yo mismo el
que los anima. ¿Por qué le tienen miedo a simples seres humanos que no son más
que hierba? No olviden que yo soy su creador, yo soy el que extendió los cielos
y afirmó la tierra. No teman al enemigo que con furia quiere destruirlos. Frente
a mi poder toda su furia desaparece.» Pronto serán liberados los prisioneros; no
les faltará el pan ni morirán en la cárcel, porque yo soy el único Dios, el
Dios todopoderoso. Yo agito el mar, y las olas se levantan con estruendo.» Yo
les dije lo que deben decir, y los protegeré con mi poder. Yo he extendido los
cielos y afirmado la tierra, y ahora digo: “Habitantes de Jerusalén, ¡ustedes
son mi pueblo!”»
Isaías dijo: «¡Despierta,
Jerusalén, despierta! Levántate, tú que has sufrido el enojo de Dios. Lo has
sufrido tanto que ya ni levantarte puedes. De todos los hijos que tuviste, no
hubo ninguno que te guiara; de todos los hijos que criaste, ninguno te tomó de
la mano.» Estas dos desgracias han venido sobre ti: ¡Has sufrido la guerra y el
hambre! ¿Quién tendrá compasión de ti? ¿Quién te consolará? Tus hijos están
tirados por las calles, están como venados atrapados en la red. Toda la furia y
el reproche de Dios han caído sobre ellos.»
Por eso, habitantes de
Jerusalén, ustedes que están borrachos pero no de vino, escuchen lo que dice su
Dios, el Dios que defiende a su pueblo: “En mi enojo los castigué duramente y
los hice rodar por el suelo; pero ya no volveré a castigarlos. Más bien
castigaré a sus enemigos, esos que les dijeron: ‘¡Tírense al suelo, para que
los aplastemos!’ Ustedes obedecieron, ¡y ellos los aplastaron!”»
Confiemos en el Padre Celestial en medio de nuestro diario vivir,
en el lugar y el tiempo que nos ha tocado vivir, confiemos en que esta semana
el nos defenderá, y que el nos ha ayudado en todo tiempo, que Dios que nos
rescató del mundo, no nos dejará, ni nos desamparará, que nos ayudara en todo
tiempo, el no permitirá que nos destruyan.
Mateo 16:16-18. Nueva Biblia
Latinoamericana de Hoy (NBLH). Simón Pedro
respondió: “Tú eres el Cristo (el Mesías), el Hijo del Dios viviente.” Entonces
Jesús le dijo: “Bienaventurado eres, Simón, hijo de Jonás, porque esto no te lo
reveló carne ni sangre, sino Mi Padre que está en los cielos. Yo también te
digo que tú eres Pedro, y sobre esta roca edificaré Mi iglesia; y las Puertas
del Hades (los poderes de la muerte) no prevalecerán contra ella.
Las puertas de la ciudad en los tiempos bíblicos se refiere a que
todas las ciudades las amurallaban para protegerse de ejércitos enemigos y la
única entrada a la ciudad eran sus puertas. Las puertas de la ciudad se abrían
en la mañana y gente de otros pueblos venían a vender sus mercancías, pero
también oficiales de gobierno, representantes de otros pueblos venían para
hablar y negociar con el rey de la ciudad.
Sobre los muros de la ciudad había torres de vigilancia y el rey
tenía un soldado vigilando todo el día a quien se acercaba. Cualquier
movimiento sospechoso, era avisado al rey para que estuviera alerta, y salieran
soldados a defender la ciudad. Cuando venía algún otro rey o un representante
del Rey, tenía que parase antes de la entrada y solicitar hablar con el rey o
permiso para entrar. Si no era de confianza el rey enviaba un representante
suyo a hablar con la persona, fuera de las puertas, para evitar algún problema.
Todo rey era cuidadoso de a quien permitía entrar en su ciudad,
porque podían parecer inofensivos y tener “agendas secretas” de espionaje para
darle a conocer al enemigo lo que vieron. A la caída del sol, las puertas se
cerraban con gran seguridad
La iglesia de Cristo tiene un enemigo – Satanás. Desde el principio el diablo ha tratado de engañar a la humanidad para destruirlos en el infierno. Dios nos advierte estas cosas para que no nos tomen de sorpresa. Dios quiere que le ganemos al diablo en la batalla. Efesios 6:10-12. Por lo demás, hermanos míos, fortaleceos en el Señor y en el poder de su fuerza, para que podáis resistir en el día malo y habiendo acabado, estéis firmes.” 2 Corintios 10:4-5. “Las armas de nuestra milicia no son carnales, sino poderosas en Dios para la destrucción de fortalezas”
Dios nos ha dado autoridad sobre las fuerzas del enemigo: Lucas 10:19.
“He aquí os doy potestad para hollar serpientes y escorpiones y sobre toda
fuerza del enemigo y nada os dañara.” Marcos 16:16. “Y estas señales seguirán a los que creen, en mi nombre
echaran fuera demonios”
Cada creyente debe cuidar su vida y estar vigilante de los agentes
de Satanás que cada día se acercan a nuestra puerta. Los agentes del diablo, se
disfrazan de gente buena, pero no te dejes engañar. El diablo quiere
destruirte. El vino para matar tu deseo de servir a Dios, robarte el gozo y la
paz que Dios te ha dado. Pero lo hace encubiertamente para que caigas en su
trampa. Los agentes del diablo tratan de negociar contigo y venderte su
producto. Ten cuidado. No parece que sea malo lo que te ofrece, pero te ocupa
el tiempo que le dabas a Dios y de pronto estas tan envuelto en los negocios de
la vida que no tienes tiempo de venir a la iglesia, ni de orar o leer la Biblia
en casa.
La roca se refiere a la declaración que acababa de hacer Pedro: “Tu eres el
Cristo, el hijo del Dios Viviente” Mateo 16:16 Cristo es la roca de salvación, la roca eterna. La iglesia se
edifica sobre la verdad de Cristo, el Hijo de Dios. No se trata de una religión
sino de una relación con Dios. No se trata de normas o costumbres, sino de la
verdad que te hace libre del pecado y de la potestad de las tinieblas. Por eso,
es que las puertas del infierno no pueden prevalecer contra la iglesia. Porque
Cristo mismo la edifica y él es mucho más poderoso que el Diablo.
“Las puertas del infierno” se refiere a la entrada del infierno. Se
refiere al lugar donde el diablo viene a tentarte o a negociar contigo para
hacerte caer. Se refiere al lugar donde trata de engañarte para que caigas en
sus trampas. Constantemente está recibiendo almas perdidas que mueren sin
salvación. Satanás y todos sus demonios están buscando a quien devorar, como
león rugiente y la Biblia dice en 1
Juan 5:19 que el mundo entero está bajo el maligno.
Nosotros en un tiempo también andábamos perdidos, haciendo lo malo
delante de Dios. Y aun después de entregarnos a Dios muchas veces fallamos y
ofendemos a Dios con nuestras palabras y acciones. Por eso Satanás nos acusa,
como hizo con Job, que Dios dijo que era varón justo y santo, pero Satanás le
decía a Dios que Job solo lo serbia por los intereses en los beneficios que
estaba recibiendo de Dios. El diablo nos acusa porque quiere meternos al
infierno, pero no lo va a lograr porque la sangre de Jesucristo nos limpia de
todo pecado.
Ni las maquinaciones ni las estratagemas del Diablo tienen poder
sobre la iglesia de Cristo. Ninguna fuerza del enemigo podrá prevalecer contra
una iglesia que sabe que tiene autoridad para deshacer las obras del diablo,
para hollar la serpiente antigua, y los escorpiones demoniacos y salir
victorioso, porque Cristo cuando murió en la cruz del Calvario venció al Diablo
y a todas las potestades de las tinieblas para siempre.
“No prevalecerán” Prevalecer significa imponerse o triunfar sobre algo
que se oponía. No solo que el diablo no nos puede hacer volver atrás al pecado,
sino que la iglesia, va marchando adelante arrebatándole las almas que él creía
que ya tenía ganadas. Muchos que iban camino a la perdición han encontrado la
salvación al conocer la verdad de Dios. Así se cumple la promesa que Dios le
dio a Abraham en Génesis 22:17 “Tu descendencia poseerá las puertas de sus
enemigos” Y Abraham, es llamado padre de la fe, así que es también padre de
todos los creyentes.
Prevaleceremos contra Satanás, cuando nos mantenemos firmes en la
fe no dejándonos engañar y cuando marchamos rescatando más almas para el reino
de Cristo. Así que vistámonos del Señor Jesucristo, tomemos las armas espirituales,
andemos y vivamos en la presencia de Dios, busquemos y dependamos del Espíritu
Santo en todos nuestros caminos, busquemos la ayuda de Dios en todo tiempo, apoyémonos
en el brazo poderoso de Dios, refugiémonos en su presencia, anhelemos y
busquemos su presencia en todo tiempo, el Padre Celestial es lo mejor que tenemos,
lo más excelente, nada se puede comparar a la vida de Dios a través del Señor Jesucristo,
nada se puede comparar a la presencia y la ayuda de Dios el Espíritu Santo. Es
de la mano de Dios que encontramos paz y reposo para nuestras almas. Bendiciones.
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