La mejor cosa que nos podido pasar como seres humanos es conocer a
Dios, quien es el Creador de todo cuanto existe en los cielos y en la tierra,
como el Padre nuestro, a través de la obra redentora de nuestro Señor
Jesucristo y la obra del Espíritu Santo. Uno de los textos bíblicos que más nos
muestra esta realidad es donde el Señor nos enseña a orar.
A pesar de nuestras imperfecciones, a pesar de nuestros errores, a
pesar de nuestros pecados, a pesar de nuestros pensamientos, a pesar de lo que
los demás piensen de nosotros, a pesar de todo lo que intente el diablo y sus
demonios contra nosotros, la iglesia de Jesucristo, podemos acercarnos como
hijos de Dios y obtener todos los beneficios de la paternidad celestial, porque
así nuestro Padre Celestial lo ha determinado.
Mateo 6:5-14. Traducción en lenguaje
actual (TLA). Jesús enseña a orar. Cuando ustedes oren, no
hagan como los hipócritas. A ellos les encanta que la gente los vea orar. Por
eso oran de pie en las sinagogas y en los lugares por donde pasa mucha gente.
Pueden estar seguros de que no tendrán otra recompensa. Cuando alguno de
ustedes ore, hágalo a solas. Vaya a su cuarto, cierre la puerta y hable allí en
secreto con Dios, su Padre, pues él da lo que se le pide en secreto. Cuando
ustedes oren, no usen muchas palabras, como hacen los que no conocen
verdaderamente a Dios. Ellos creen que, porque hablan mucho, Dios les va a
hacer más caso. No los imiten, porque Dios, nuestro Padre, sabe lo que ustedes
necesitan, aun antes de que se lo pidan.
Ustedes deben orar así:
“Padre nuestro que estás en el cielo: Que todos reconozcan que tú eres el
verdadero Dios. Ven y sé nuestro único rey. Que todos los que viven en la
tierra te obedezcan, como te obedecen los que están en el cielo. Danos la
comida que necesitamos hoy. Perdona el mal que hacemos, así como nosotros
perdonamos a los que nos hacen mal. Y cuando vengan las pruebas, no permitas
que ellas nos aparten de ti, y líbranos del poder del diablo.”
Si ustedes perdonan a otros
el mal que les han hecho, Dios, su Padre que está en el cielo, los perdonará a
ustedes. Es un gran privilegio que como seres creados por Dios podamos llamarlo
Padre nuestro y así mismo conocerlo de esa manera por la adopción que el mismo
nos hizo por haberle entregado nuestra vida al Señor Jesucristo.
Podemos ver que en el antiguo testamento aparecen quince
referencias que revelan a Dios como Padre. Pero en el nuevo testamento nuestro
Señor Jesucristo a través de su obra redentora y el evangelio eterno nos vino a
revelar a nuestro Padre Celestial, nos vino a mostrar que el Padre Celestial
quiere llevarnos a una relación personal y familiar con cada uno de nosotros
quienes hemos aceptado el señorío de Jesucristo.
Hebreos 4:14-16. Dios Habla Hoy (DHH).
Jesús, sacerdote compasivo. Jesús, el Hijo de Dios,
es nuestro gran Sumo sacerdote que ha entrado en el cielo. Por eso debemos
seguir firmes en la fe que profesamos. Pues nuestro Sumo sacerdote puede
compadecerse de nuestra debilidad, porque él también estuvo sometido a las
mismas pruebas que nosotros; sólo que él jamás pecó. Acerquémonos, pues, con
confianza al trono de nuestro Dios amoroso, para que él tenga misericordia de
nosotros y en su bondad nos ayude en la hora de necesidad.
La Biblia nos revela el amor Paternal de Dios hacia nosotros, quien
quiere establecer esa relación familiar de padre-hijos con cada uno de
nosotros, él se nos revela como nuestro protector, cómo nuestro maestro, como
todo lo que necesitamos en esta vida y en la eternidad. La Palabra Padre se
menciona 245 veces en el nuevo testamento y fue la revelación de la que predico
y enseñó el Señor Jesucristo, su comisión era mostrarnos a Dios como el Padre
Eterno, era revelarnos el amor perfecto del Padre hacia nosotros quien se
encuentra interesado en todos nuestros asuntos y lo podemos ver en el capítulo
17 del evangelio de Juan.
El privilegio de conocer a Dios como Padre nos lleva a una gran
responsabilidad, un compromiso de vivir como es debido, de la manera correcta,
de la manera que le agrada a él, de la manera que nos conviene, guiados por su Palabra
y por su Espíritu, de la manera que está revelado en el evangelio eterno. Es
por eso que el Padre Celestial nos ha dejado su Espíritu Santo para ayudarnos a
vivir esa realidad espiritual, es sólo a través de la vida de Dios que podemos
vivir en una relación celestial.
Salmos 91:1-4. Nueva Traducción Viviente
(NTV). Los que viven al amparo del Altísimo
encontrarán descanso a la sombra del Todopoderoso. Declaro lo siguiente acerca
del Señor: Solo él es mi refugio, mi lugar seguro; él es mi Dios y en él
confío. Te rescatará de toda trampa y te protegerá de enfermedades mortales.
Con sus plumas te cubrirá y con sus alas te dará refugio. Sus fieles promesas
son tu armadura y tu protección.
Ahora veremos tres aspectos que reflejan esa relación con nuestro
Padre Celestial que nos ha sido impartida por el Espíritu Santo. Primero
veremos los privilegios y beneficios, luego nuestras responsabilidades y por
último los peligros a los que nos enfrentamos.
Ante todo debemos permitir que la nueva naturaleza de Cristo nos
gobierne y que la presencia del Espíritu Santo nos llene para que podamos
sobreabundar en el fruto del Espíritu que es el carácter de Cristo.
Mateo 5:16. Traducción en lenguaje actual
(TLA). De la misma manera, la conducta de ustedes
debe ser como una luz que ilumine y muestre cómo se obedece a Dios. Hagan
buenas acciones. Así los demás las verán y alabarán a Dios, el Padre de ustedes
que está en el cielo.
Mateo 5:44-48. Traducción en lenguaje
actual (TLA). Pero ahora yo les digo: Amen a sus
enemigos y oren por quienes los maltratan. Así demostrarán que actúan como su
Padre Dios, que está en el cielo. Él es quien hace que salga el sol sobre los
buenos y sobre los malos. Él es quien manda la lluvia para el bien de los que
lo obedecen y de los que no lo obedecen. Si ustedes aman sólo a quienes los
aman, Dios no los va a bendecir por eso. Recuerden que hasta los que cobran
impuestos para Roma también aman a sus amigos. Si saludan sólo a sus amigos, no
hacen nada extraordinario. ¡Hasta los que no creen en Dios hacen eso!
Ustedes deben
ser perfectos como Dios, su Padre que está en el cielo, es perfecto.
En el sermón del monte que encontramos en los capítulos 5, 6, y 7
del evangelio de Mateo, el Señor Jesucristo nos da los lineamientos del reino.
El Señor se refirió de esta manera a lo que el proclamó:
Mateo 7:24-28. La Biblia de las Américas
(LBLA). Los dos cimientos. Por tanto, cualquiera
que oye estas palabras mías y las pone en práctica, será semejante a un hombre
sabio que edificó su casa sobre la roca; y cayó la lluvia, vinieron los torrentes,
soplaron los vientos y azotaron aquella casa; pero no se cayó, porque había
sido fundada sobre la roca. Y todo el que oye estas palabras mías y no las pone
en práctica, será semejante a un hombre insensato que edificó su casa sobre la
arena; y cayó la lluvia, vinieron los torrentes, soplaron los vientos y
azotaron aquella casa; y cayó, y grande fue su destrucción. Cuando Jesús terminó estas
palabras, las multitudes se admiraban de su enseñanza
Los privilegios y beneficios de los hijos
de Dios.
Juan 1:12-13. Nueva Traducción Viviente
(NTV). Pero a todos los que creyeron en él y lo
recibieron, les dio el derecho de llegar a ser hijos de Dios. Ellos nacen de
nuevo, no mediante un nacimiento físico como resultado de la pasión o de la
iniciativa humana, sino por medio de un nacimiento que proviene de Dios.
Como hijos de Dios, somos participes de la naturaleza divina, somos
hechos herederos del reino de los cielos, somos coherederos por medio de
nuestro Señor Jesucristo, somos hechos ministros de nuestro Dios, hemos sido
colocados juntamente con Cristo en los lugares celestiales, somos parte de la
nación santa, del pueblo adquirido por Dios para anunciar al mundo las virtudes
celestiales, somos hechos parte del cuerpo de Cristo que está formado por
piedras vivas que están siendo regeneradas por el poder y la presencia del
Espíritu Santo.
Salmos 103:1-5. Nueva Traducción Viviente
(NTV). Que todo lo que soy alabe al Señor; con todo
el corazón alabaré su santo nombre. Que todo lo que soy alabe al Señor; que
nunca olvide todas las cosas buenas que hace por mí. Él perdona todos mis
pecados y sana todas mis enfermedades. Me redime de la muerte y me corona de
amor y tiernas misericordias. Colma mi vida de cosas buenas; ¡mi juventud se
renueva como la del águila!
Los hijos de Dios tenemos grandes privilegios en Cristo y debemos
darles el valor que corresponde en nuestras vidas. Nos perdona todos nuestros
pecados, nos sana, nos protege, tiene misericordia en todo tiempo, nos libra de
la muerte y de los malvados, nos bendice y renueva nuestras vidas en todo
tiempo.
1 Juan 3:1-2. Nueva Traducción Viviente
(NTV). Miren con cuánto amor nos ama nuestro Padre que nos llama
sus hijos, ¡y eso es lo que somos! Pero la gente de este mundo no reconoce que
somos hijos de Dios, porque no lo conocen a él. Queridos amigos, ya somos hijos
de Dios, pero él todavía no nos ha mostrado lo que seremos cuando Cristo venga;
pero sí sabemos que seremos como él, porque lo veremos tal como él es.
Romanos 8:16. Nueva Traducción Viviente
(NTV). Pues su Espíritu se une a nuestro espíritu
para confirmar que somos hijos de Dios.
Gálatas 3:26. Nueva Traducción Viviente
(NTV). Pues todos ustedes son hijos de Dios por la
fe en Cristo Jesús.
Como hijos de Dios debemos nos ha sido impartida la santidad de
Dios por medio de la Palabra de Dios y la regeneración del Espíritu Santo, el
cual nos guía y ayuda a vivir la vida que agrada a Dios buscando la santidad en
nuestro diario vivir, ahora somos familia de Dios. La vida del Señor Jesucristo
va creciendo en nosotros por la obra del Espíritu Santo.
Efesios 2:19. Traducción en lenguaje
actual (TLA). Por eso, ante Dios ustedes ya no son
extranjeros. Al contrario, ahora forman parte de su pueblo y tienen todos los
derechos; ahora son de la familia de Dios.
1 Timoteo 2:5-6. Traducción en lenguaje
actual (TLA). Sólo hay un Dios, y sólo hay uno que
puede ponernos en paz con Dios: Jesucristo, el hombre. Jesús dio su propia vida
para salvar a todo el mundo. En el momento oportuno, Dios nos demostró que
quiere salvar a todos.
El Señor Jesucristo es nuestro intermediario, nuestro abogado y
nuestro acceso al Padre Celestial, él nos ha traído su paz, su comunión y la
redención y salvación para nuestras vidas. Su presencia está con nosotros todo
el tiempo.
Mateo 28:20. Nueva Traducción Viviente
(NTV). Enseñen a los nuevos discípulos a obedecer
todos los mandatos que les he dado. Y tengan por seguro esto: que estoy con
ustedes siempre, hasta el fin de los tiempos.
Podemos descansar confiadamente en medio de nuestras circunstancias
y dificultades, porque el Padre Celestial quiere lo mejor para sus hijos nos
quiere dar cosas buenas en todo tiempo.
Filipenses 4:6-7. Nueva Traducción
Viviente (NTV). No se preocupen por nada; en
cambio, oren por todo. Díganle a Dios lo que necesitan y denle gracias por todo
lo que él ha hecho. Así experimentarán la paz de Dios, que supera todo lo que
podemos entender. La paz de Dios cuidará su corazón y su mente mientras vivan
en Cristo Jesús.
Mateo 7:11. Nueva Traducción Viviente
(NTV). Así que si ustedes, gente pecadora, saben
dar buenos regalos a sus hijos, cuánto más su Padre celestial dará buenos
regalos a quienes le pidan.
Las obligaciones de los hijos de Dios. Veamos a través de la misma Palabra de Dios cuales son nuestras
obligaciones.
Mateo 22:36-40. Traducción en lenguaje
actual (TLA). Maestro, ¿cuál es el mandamiento más
importante de todos? Jesús le respondió: El primer mandamiento, y el más
importante, es el que dice así: “Ama a tu Dios con todo lo que piensas y con
todo lo que eres.” Y el segundo mandamiento en importancia es parecido a ése, y
dice así: “Cada uno debe amar a su prójimo como se ama a sí mismo.” Toda la
enseñanza de la Biblia se basa en estos dos mandamientos.
Vida de Santidad. El apóstol Pedro enfatiza en su primera carta que como hijos
obedientes, no hemos de amoldarnos a los impulsos pecaminosos; y también nos
recuerda que Dios exige de sus hijos una vida de santidad radical.
1 Pedro 1:14-16. Nueva Biblia
Latinoamericana de Hoy (NBLH). Como hijos
obedientes, no se conformen a los deseos que antes tenían en su ignorancia, sino
que así como Aquél que los llamó es Santo, así también sean ustedes santos en
toda su manera de vivir. Porque escrito está: “Sean santos, porque Yo soy
santo.”
Efesios 4:17-32. Nueva Traducción
Viviente (NTV). Vivir como hijos de luz. Con la
autoridad del Señor digo lo siguiente: ya no vivan como los que no conocen a
Dios, porque ellos están irremediablemente confundidos. Tienen la mente llena
de oscuridad; vagan lejos de la vida que Dios ofrece, porque cerraron la mente
y endurecieron el corazón hacia él. Han perdido la vergüenza. Viven para los
placeres sensuales y practican con gusto toda clase de impureza.
Pero eso no es lo que
ustedes aprendieron acerca de Cristo. Ya que han oído sobre Jesús y han
conocido la verdad que procede de él, desháganse de su vieja naturaleza
pecaminosa y de su antigua manera de vivir, que está corrompida por la
sensualidad y el engaño. En cambio, dejen que el Espíritu les renueve los pensamientos
y las actitudes. Pónganse la nueva naturaleza, creada para ser a la semejanza de
Dios, quien es verdaderamente justo y santo.
Así que dejen de decir
mentiras. Digamos siempre la verdad a todos porque nosotros somos miembros de
un mismo cuerpo. Además, «no pequen al dejar que el enojo los controle». No
permitan que el sol se ponga mientras siguen enojados, porque el enojo da lugar
al diablo.
Si eres ladrón, deja de robar. En cambio, usa tus manos en un buen trabajo digno y luego comparte generosamente con los que tienen necesidad. No empleen un lenguaje grosero ni ofensivo. Que todo lo que digan sea bueno y útil, a fin de que sus palabras resulten de estímulo para quienes las oigan.
No entristezcan al Espíritu
Santo de Dios con la forma en que viven. Recuerden que él los identificó como suyos,
y así les ha garantizado que serán salvos el día de la redención.
Líbrense de toda amargura,
furia, enojo, palabras ásperas, calumnias y toda clase de mala conducta. Por el
contrario, sean amables unos con otros, sean de buen corazón, y perdónense unos
a otros, tal como Dios los ha perdonado a ustedes por medio de Cristo.
Romanos 12. Traducción en lenguaje actual
(TLA). La nueva vida. Por eso, hermanos míos, ya
que Dios es tan bueno con ustedes, les ruego que dediquen toda su vida a
servirle y a hacer todo lo que a él le agrada. Así es como se le debe adorar. Y
no vivan ya como vive todo el mundo. Al contrario, cambien de manera de ser y
de pensar. Así podrán saber qué es lo que Dios quiere, es decir, todo lo que es
bueno, agradable y perfecto.
Dios en su bondad me nombró
apóstol, y por eso les pido que no se crean mejores de lo que realmente son.
Más bien, véanse ustedes mismos según la capacidad que Dios les ha dado como
seguidores de Cristo. El cuerpo humano está compuesto de muchas partes, pero no
todas ellas tienen la misma función. Algo parecido pasa con nosotros como
iglesia: aunque somos muchos, todos juntos formamos el cuerpo de Cristo.
Dios nos ha dado a todos
diferentes capacidades, según lo que él quiso darle a cada uno. Por eso, si
Dios nos autoriza para hablar en su nombre, hagámoslo como corresponde a un
seguidor de Cristo. Si nos pone a servir a otros, sirvámosles bien. Si nos da
la capacidad de enseñar, dediquémonos a enseñar. Si nos pide animar a los
demás, debemos animarlos. Si de compartir nuestros bienes se trata, no seamos
tacaños. Si debemos dirigir a los demás, pongamos en ello todo nuestro empeño.
Y si nos toca ayudar a los necesitados, hagámoslo con alegría.
Cómo vivir la vida cristiana
Amen a los demás con
sinceridad. Rechacen todo lo que sea malo, y no se aparten de lo que sea bueno.
Ámense unos a otros como hermanos, y respétense siempre. Trabajen con mucho
ánimo, y no sean perezosos. Trabajen para Dios con mucho entusiasmo.
Mientras esperan al Señor,
muéstrense alegres; cuando sufran por el Señor, muéstrense pacientes; cuando
oren al Señor, muéstrense constantes. Compartan lo que tengan con los pobres de
la iglesia. Reciban en sus hogares a los que vengan de otras ciudades y países.
No maldigan a sus perseguidores; más bien, pídanle a Dios que los bendiga. Si
alguno está alegre, alégrense con él; si alguno está triste, acompáñenlo en su
tristeza. Vivan siempre en armonía. Y no sean orgullosos, sino traten como
iguales a la gente humilde. No se crean más inteligentes que los demás.
Si alguien los trata mal,
no le paguen con la misma moneda. Al contrario, busquen siempre hacer el bien a
todos. Hagan todo lo posible por vivir en paz con todo el mundo. Queridos
hermanos, no busquen la venganza, sino dejen que Dios se encargue de castigar a
los malvados. Pues en la Biblia Dios dice: «A mí me toca vengarme. Yo le daré a
cada cual su merecido.» Y también dice: «Si tu enemigo tiene hambre, dale de
comer; si tiene sed, dale de beber. Así harás que le arda la cara de
vergüenza.»
No se dejen vencer por el
mal. Al contrario, triunfen sobre el mal haciendo el bien.
Dios desea que nos ofrezcamos a nosotros mismos en sacrificio
vivo. Cada día debemos echar a un lado nuestros deseos y seguirle,
poniendo todas nuestras energías y recursos a su disposición y confiando en su
dirección. Lo hacemos en gratitud porque nuestros pecados han sido perdonados.
Dios tiene planes buenos, agradables y perfectos para sus hijos. Él quiere
transformarnos en un pueblo con una mente renovada, vivos para honrarle y
obedecerle. Debido a que El solo quiere lo mejor para nosotros y por haber dado
a su Hijo para que tengamos vida nueva, deberíamos ofrecernos con gozo en
sacrificio vivo para su servicio.
Los cristianos tenemos este llamado: "No os conforméis a
este siglo". No hemos de estar conformes con la conducta y costumbres de
este mundo, que por lo general son egocéntricas y a menudo corruptas. Muchos
cristianos dicen sabiamente que la conducta mundana se extralimita demasiado.
Nuestro rechazo a formar parte del mundo, sin embargo, debe ir más allá del
nivel de conducta y costumbres. Debe estar firmemente arraigado en nuestras
mentes: "Transformaos por medio de la renovación de vuestro entendimiento".
Es posible evitar muchas de las costumbres mundanas sin dejar de
ser orgullosos, codiciosos, egoístas, obstinados y arrogantes. Solo cuando el
Espíritu Santo renueva, reeduca y reorienta nuestra mente somos en verdad
transformados. Es importante tener una buena autoestima porque algunos nos
tenemos muy en poco; por otro lado, algunos nos sobreestimamos.
La clave de una
evaluación honesta y fiel es conocer las bases de nuestra valía: nuestra nueva
identidad en Cristo. Separados de Él, no somos muy competentes según las normas
eternas. En El, somos valiosos y capaces de un servicio digno. Cuando uno se
evalúa con las normas mundanas de los logros y el éxito puede dar demasiada
importancia al valor que tiene ante los ojos de los demás y perder su verdadero
valor ante los ojos de Dios.
Pablo usa el concepto del cuerpo humano para enseñar cómo los
cristianos deben vivir y trabajar juntos. Así como las diferentes partes del
cuerpo actúan bajo la dirección del cerebro, los cristianos deben hacerlo bajo
la autoridad y mandato de Jesucristo. Dios nos ha dado dones a fin de que
podamos edificar la iglesia.
Para usarlos con eficacia, debemos tener en cuenta que todos los
dones y habilidades vienen de Dios; debemos comprender que no todos tienen el
mismo don; debemos saber quiénes somos y qué hacemos mejor; debemos dedicar
nuestros dones al servicio de Dios y no a nuestro éxito personal; debemos estar
dispuestos a ponerlos al servicio de Dios con generosidad y sin exclusión.
Dios es el que da dones a su iglesia y otorga fe y poder de
acuerdo con su voluntad. Nuestra función es ser fieles y buscar la manera de
servir a otros con lo que Cristo nos ha dado.
1 Timoteo 4:16. La Biblia de las Américas
(LBLA). Ten cuidado de ti mismo y de la enseñanza;
persevera en estas cosas, porque haciéndolo asegurarás la salvación tanto para
ti mismo como para los que te escuchan.
Jeremías 17:9-10. La Biblia de las
Américas (LBLA). Más engañoso que todo, es el
corazón, y sin remedio; ¿quién lo comprenderá? Yo, el Señor, escudriño el
corazón, pruebo los pensamientos, para dar a cada uno según sus caminos, según
el fruto de sus obras.
1 Juan 2:15-17. Nueva Traducción Viviente
(NTV). No amen a este mundo. No amen a este mundo
ni las cosas que les ofrece, porque cuando aman al mundo no tienen el amor del
Padre en ustedes. Pues el mundo solo ofrece un intenso deseo por el placer
físico, un deseo insaciable por todo lo que vemos, y el orgullo de nuestros
logros y posesiones. Nada de eso proviene del Padre, sino que viene del mundo;
y este mundo se acaba junto con todo lo que la gente tanto desea; pero el que
hace lo que a Dios le agrada vivirá para siempre.
Vivir en el mundo sin participar del espíritu del mundo es el
llamado cristiano, es vivir apartado para Dios, siendo luz a aquellos que están
en tinieblas por medio de la vida que nos imparte el Espíritu Santo en nuestros
corazones por la Palabra de Dios y la obra redentora del Señor Jesucristo en la
cruz del calvario.
Cuando el Espíritu de Dios nos revela la verdadera pobreza
espiritual en que vive el mundo, es más fácil vencer las tentaciones que buscan
seducirnos a volver a esa condición. Cuando comprendemos la plenitud de nuestra
herencia en Cristo, se revela toda la pobreza de la oferta del mundo. Cuando
depositamos de verdad nuestros sentimientos en Dios, los deseos de la carne
dejan de ser un problema.
En la vida de cada hijo de Dios se da una batalla continua entre
el llamado del mundo y el llamado de Dios a sujetarnos a Él y vivir una vida de
santidad y de conformidad a los valores del Reino de Dios. Esta batalla se da
continuamente.
Debemos entender que este mundo no nos va a amar y nosotros no debemos
amar a este mundo porque hay una lucha a muerte entre esos dos polos de la
existencia humana.
Dios exhorta a los creyentes a través de la primera carta de
Juan para que los cristianos permanezcan separados y apartados del mundo y de
todo lo que el sistema del mundo ofrece, ya que el amor de Dios y el amor del
mundo son incompatibles. Aquí se toma el mundo como el sistema mundano de
criterios y actitudes que se oponen al Creador y que están bajo el dominio de
Satanás; el mundo como sistema diabólico opuesto a Dios, sólo ofrece cosas que
son pecado o cosas que incitan al pecado y que son totalmente contrarias a la
voluntad de Dios.
En otras palabras el amor de Dios no puede coexistir en el
corazón de las personas con el amor al mundo y a las cosas que este ofrece. Bendiciones.
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