Lucas 12:31-32. Nueva Traducción Viviente (NTV). Busquen el reino de Dios por encima de todo lo demás, y él les dará todo lo que necesiten. Así que no se preocupen, pequeño rebaño. Pues al Padre le da mucha felicidad entregarles el reino.
Romanos 12:1-2. Nueva Traducción Viviente (NTV). Por lo tanto, amados hermanos, les ruego que entreguen su cuerpo a Dios por todo lo que él ha hecho a favor de ustedes. Que sea un sacrificio vivo y santo, la clase de sacrificio que a él le agrada. Esa es la verdadera forma de adorarlo. No imiten las conductas ni las costumbres de este mundo, más bien dejen que Dios los transforme en personas nuevas al cambiarles la manera de pensar. Entonces aprenderán a conocer la voluntad de Dios para ustedes, la cual es buena, agradable y perfecta.
Hemos sido renacidos en Dios por medio de nuestro Señor Jesucristo y del Espíritu Santo y de esa misma manera nos corresponde vivir en esta tierra y también cuando pasemos a la eternidad, esto no es por nuestros deseos y esfuerzos humanos, sino porque al Padre le ha placido desde la eternidad que seamos parte de la familia de Dios.
De muchas maneras el diablo ataca a los hijos de Dios, quienes hemos sido redimidos por la sangre del Cordero, para que no lleguemos a tener una relación correcta de Padre Celestial-hijo. El enemigo empieza esos ataques aún desde el vientre atando las almas con maldiciones vicios y pecados con el propósito de robar matar y destruir los planes y propósitos de Dios en cada vida; lo que el diablo busca es evitar que Dios rescate vidas del mundo y del infierno.
Estos ataques los podemos evidenciar a través de la Biblia, en la vida de Moisés y la propia vida de nuestro Señor Jesucristo para que no se lleven a cabo los planes y propósitos de Dios en cada vida y cada familia; por eso es necesario que abramos nuestro entendimiento para comprender muchas situaciones que nos han podido afectar o nos pueden estar afectando en estos tiempos.
Pero Dios nos anima y confirma que su palabra no volverá vacía, que él es Creador de todo lo que existe en los cielos, en el universo, en esta tierra, el creó los ángeles, él nos creó y nos ha hecho renacer en Cristo para hacernos sus hijos, por ende todo lo que él ha determinado para nosotros, nos pertenece porque nos he hecho herederos del reino de los cielos y coherederos con nuestro Señor Jesucristo; ante todo debemos comprender que Dios es nuestro Padre y no es necesario vivir en esta tierra con esa mentalidad, con la mente de Cristo en medio de este mundo, para que podamos brillar y vivir para Dios.
Isaías 55:10-12. La Biblia de las Américas (LBLA). Porque como descienden de los cielos la lluvia y la nieve, y no vuelven allá sino que riegan la tierra, haciéndola producir y germinar, dando semilla al sembrador y pan al que come, así será mi palabra que sale de mi boca, no volverá a mí vacía sin haber realizado lo que deseo, y logrado el propósito para el cual la envié. Porque con alegría saldréis, y con paz seréis conducidos; los montes y las colinas prorrumpirán en gritos de júbilo delante de vosotros, y todos los árboles del campo batirán palmas.
El Padre Celestial, nos ha provisto de todo lo que necesita un hijo o una hija de Dios en Jesucristo, nos ha dado una herencia para que la disfrutemos en esta tierra y por la eternidad, porque el deseo más profundo de Dios es que seamos bendecidos, que seamos prosperados en todas las cosas, que disfrutemos de la vida, que disfrutemos del gozo que viene de él, que experimentemos a cabalidad la vida del Espíritu Santo en nosotros.
Nuestro Padre Celestial desea lo mejor para cada uno de nosotros sus hijos y sus hijas, no dejemos que lo que otros piensen de nosotros nos afecte, no es orgullo, ni altivez, es más bien que podamos tener bien definido quienes somos en Cristo, cual es nuestro lugar y nuestra posición en los lugares celestiales, coloquemos nuestros ojos en Jesucristo y su evangelio eterno, porque si nos mantenemos y perseveramos en agradar a Dios, venceremos.
Mateo 7:11. Traducción en lenguaje actual (TLA). Si ustedes, que son malos, saben dar cosas buenas a sus hijos, con mayor razón Dios, su Padre que está en el cielo, dará buenas cosas a quienes se las pidan.
La escasez o la falta de muchas cosas no es parte de la vida de los hijos e hijas de Dios, ni la enfermad, ni la opresión, ni el temor, ni otras cosas similares, pero cuando hablo de escasez, no sólo me refiero a problemas económicos sino también a problemas familiares y escasez espiritual; las riquezas de Dios son materiales y espirituales, y éstas últimas son mucho más preciosas o más caras que las riquezas materiales. Pero para poderlas recibir es nuestro deber el tener la actitud correcta y los deseos correctos.
Salmos 40:8. Nueva Traducción Viviente (NTV). Me complace hacer tu voluntad, Dios mío, pues tus enseñanzas están escritas en mi corazón.
Tenemos excelentes y mejores tesoros en el reino de los cielos que podemos convertirlos en realidad por el regalo del don de la fe que el Padre nos ha dado a cada criatura, no estoy hablando del mal tomada doctrina de la prosperidad, sino del amor del Padre Celestial por cada uno de sus hijos e hijas, del deseo de bienestar que viene de su corazón para nuestras vidas, tenemos que tener claridad mental y espiritual que Dios sólo quiere darnos lo mejor, darnos su paz en abundancia, que disfrutemos y nos gocemos en la vida y el poder del Espíritu Santo para que seamos parte de sus planes y propósitos.
Romanos 8:31-33. Dios Habla Hoy (DHH). ¿Qué más podremos decir? ¡Que si Dios está a nuestro favor, nadie podrá estar contra nosotros! Si Dios no nos negó ni a su propio Hijo, sino que lo entregó a la muerte por todos nosotros, ¿cómo no habrá de darnos también, junto con su Hijo, todas las cosas? ¿Quién podrá acusar a los que Dios ha escogido? Dios es quien los hace justos.
Lo que voy a comentar no es orgullo, ni altivez, ni religiosidad, ni fanatismo, es una realidad espiritual, porque se puede nacer en Dios y estar en el reino de los cielos pero tener diferentes clases de mentalidad, hay hijos de Dios con una mente carnal, otros con una mente natural, otros con una mente de incredulidad, pero hay otros con los pensamientos correctos, porque tienen una mente espiritual, tenemos la mente de Cristo y hemos sido hechos parte de la familia de Dios, la familia de nuestro Señor Jesucristo nuestro hermano mayor y así debemos vivir.
1 Corintios 2:6-16 Dios Habla Hoy (DHH). Dios da a conocer sus secretos por medio del Espíritu. Sin embargo, entre los que ya han alcanzado la madurez en su fe sí usamos palabras de sabiduría. Pero no se trata de una sabiduría propia de este mundo ni de quienes lo gobiernan, los cuales ya están perdiendo su poder. Se trata más bien de la sabiduría oculta de Dios, del designio secreto que él, desde la eternidad, ha tenido para nuestra gloria. Esto es algo que no han entendido los gobernantes del mundo presente, pues si lo hubieran entendido no habrían crucificado al Señor de la gloria. Pero, como se dice en la Escritura: Dios ha preparado para los que lo aman cosas que nadie ha visto ni oído, y ni siquiera pensado.
Éstas son las cosas que Dios nos ha hecho conocer por medio del Espíritu, pues el Espíritu lo examina todo, hasta las cosas más profundas de Dios. ¿Quién entre los hombres puede saber lo que hay en el corazón del hombre, sino sólo el espíritu que está dentro del hombre? De la misma manera, solamente el Espíritu de Dios sabe lo que hay en Dios. Y nosotros no hemos recibido el espíritu del mundo, sino el Espíritu que viene de Dios, para que entendamos las cosas que Dios en su bondad nos ha dado.
Hablamos de estas cosas con palabras que el Espíritu de Dios nos ha enseñado, y no con palabras que hayamos aprendido por nuestra propia sabiduría. Así explicamos las cosas espirituales con términos espirituales.
Hablamos de estas cosas con palabras que el Espíritu de Dios nos ha enseñado, y no con palabras que hayamos aprendido por nuestra propia sabiduría. Así explicamos las cosas espirituales con términos espirituales.
El que no es espiritual no acepta las cosas que son del Espíritu de Dios, porque para él son tonterías. Y tampoco las puede entender, porque son cosas que tienen que juzgarse espiritualmente. Pero aquel que tiene el Espíritu puede juzgar todas las cosas, y nadie lo puede juzgar a él. Pues la Escritura dice: ¿Quién conoce la mente del Señor? ¿Quién podrá instruirle? Sin embargo, nosotros tenemos la mente de Cristo.
Mateo 12:48-50. Nueva Biblia Latinoamericana de Hoy (NBLH). La familia de Dios. Pero Jesús respondió al que Le informó: ¿Quién es Mi madre, y quiénes son Mis hermanos? Y extendiendo la mano hacia Sus discípulos, dijo: “¡Miren, aquí están Mi madre y Mis hermanos! Porque cualquiera que hace la voluntad de Mi Padre que está en los cielos, ése es Mi hermano y Mi hermana y Mi madre.
¿Por qué Dios nos llama hijos? Nos dice la Biblia que Dios no ha llamado hijo a ningún ángel pero a nosotros nos ha dado la categoría de hijos: Juan 1:12. Nueva Biblia Latinoamericana de Hoy (NBLH). Pero a todos los que Lo recibieron, les dio el derecho (el poder) de llegar a ser hijos de Dios, es decir, a los que creen en Su nombre,
Ya no somos hechos de una primera creación sino de una nueva vida creada según Cristo que nos convirtió en hijos de Dios, por lo tanto formamos parte de la familia de Dios. Pero investiguemos qué significa esto. A nosotros nos gusta mucho decir que somos hermanos pero, ¿qué implica el hecho de pertenecer a la familia de Dios y de ser sus hijos? Implica que todo lo que es de mi Padre Celestial también es mío.
Esta realidad no es para cualquiera, sino para los que hemos creído en Cristo Jesús como nuestro Señor y Salvador. Es para aquellos que hemos creído que la sangre de Jesús nos limpia de todo pecado; es para los que hemos creído en la resurrección de los muertos.
Romanos 8:31-32. Nueva Traducción Viviente (NTV). ¿Qué podemos decir acerca de cosas tan maravillosas como estas? Si Dios está a favor de nosotros, ¿quién podrá ponerse en nuestra contra? Si Dios no se guardó ni a su propio Hijo, sino que lo entregó por todos nosotros, ¿no nos dará también todo lo demás?
Romanos 8:16-17. Nueva Traducción Viviente (NTV). Pues su Espíritu se une a nuestro espíritu para confirmar que somos hijos de Dios. Así que como somos sus hijos, también somos sus herederos. De hecho, somos herederos junto con Cristo de la gloria de Dios; pero si vamos a participar de su gloria, también debemos participar de su sufrimiento.
Dice este último versículo que leímos: “…de que somos hijos. Y si hijos, también herederos; herederos de Dios y coherederos con Cristo…” ¡ Y como somos coherederos con Cristo, significa que su herencia es también nuestra. Pero, ¿cuál es la diferencia entre nosotros y Cristo? Él es el primogénito; según la ley de la primogenitura en el Antiguo Testamento, el que nacía primero era quien heredaba el manto, heredaba la administración de los bienes del padre pero no era el que se quedaba con todos los bienes porque el legado seguía siendo de la familia que quedaba.
Dios le dio a Jesús toda potestad, le dio el señorío o sea que Él es el dueño de todo; a eso nos referimos cuando decimos que Jesús es el Señor, es quien administra todo, quien manda, es nuestro hermano mayor, es Rey de Reyes, es Señor de señores, el Creador de todo lo que existe.
El Padre le da al Hijo el señorío y éste administra junto con nosotros la herencia que Dios le ha dado. Según el Nuevo Testamento, Jesús es el primogénito entre muchos hermanos y no se avergüenza de llamarnos a nosotros, sus hermanos. Nuestro Señor Jesucristo es el primogénito y nosotros somos la familia de Dios.
Debemos hacer valer nuestra posición espiritual en Cristo por nuestro propio bienestar, debemos esforzarnos y ser valientes en perseverar en hacer lo que a Dios le agrada en todos nuestros asuntos, o como lo dice la Biblia en todos nuestros caminos, debemos acercarnos al trono eterno de la gracia como hijos de Dios por medio de la sangre preciosa y poderosa de Cristo, con la ayuda y la vida del Espíritu Santo en nosotros.
No hemos nacido para tener una vida triste o frustrada, nuestro Señor Jesucristo dijo: Juan 10:10. Traducción en lenguaje actual (TLA). Cuando el ladrón llega, se dedica a robar, matar y destruir. Yo he venido para que todos ustedes tengan vida, y para que la vivan plenamente.
¡Nos corresponde vivir una vida de poder! Esa es nuestra herencia, es lo que hay en la voluntad del Padre, tenemos que ir y tomar lo que necesitamos. No podemos vivir como mendigos, somos hijos de Dios. Hay cosas que tenemos que tomar tomar por la fe, ¡Las bendiciones del Padre Celestial nos corresponden!
Hechos 1:8. Dios Habla Hoy (DHH). Pero cuando el Espíritu Santo venga sobre ustedes, recibirán poder y saldrán a dar testimonio de mí, en Jerusalén, en toda la región de Judea y de Samaria, y hasta en las partes más lejanas de la tierra.
Hay muchas cosas que forman parte de la herencia de Dios y una de ellas es la sabiduría. Se refiere a una sabiduría que tiene gloria en todas direcciones y alcanza para cualquier cosa. El apóstol Pedro señala que, las cosas que Dios hace con nosotros aquí abajo son cosas que los ángeles anhelan presenciar. Los ángeles y arcángeles ven lo que está sucediendo en la iglesia porque la multiforme sabiduría de Dios se manifiesta allí. ¡Sabiduría es parte de nuestra herencia! ¡Es lo que nos corresponde!
Efesios 3:10. Nueva Traducción Viviente (NTV). El propósito de Dios con todo esto fue utilizar a la iglesia para mostrar la amplia variedad de su sabiduría a todos los gobernantes y autoridades invisibles que están en los lugares celestiales.
Colosenses 3:10-11. Traducción en lenguaje actual (TLA). Y ahora viven de manera diferente. En realidad, ustedes son personas nuevas, que cada vez se parecen más a Dios, su creador, y cada vez lo conocen mejor. Por eso, ya no importa si alguien es judío o no lo es, o si está circuncidado o no lo está. Tampoco tiene importancia si pertenece a un pueblo muy desarrollado o poco desarrollado, o si es esclavo o libre. Lo que importa es que Cristo lo es todo, y está en todos.
Gálatas 2:20. Nueva Traducción Viviente (NTV). Mi antiguo yo ha sido crucificado con Cristo. Ya no vivo yo, sino que Cristo vive en mí. Así que vivo en este cuerpo terrenal confiando en el Hijo de Dios, quien me amó y se entregó a sí mismo por mí.
Hemos sido creados y redimidos para vivir a la altura y la medida de nuestro Señor y hermano mayor Jesucristo, desde ahora y por la eternidad.
Efesios 4:13. Nueva Traducción Viviente (NTV). Ese proceso continuará hasta que todos alcancemos tal unidad en nuestra fe y conocimiento del Hijo de Dios que seamos maduros en el Señor, es decir, hasta que lleguemos a la plena y completa medida de Cristo.
Efesios 1:13-14. Nueva Biblia Latinoamericana de Hoy (NBLH). En El también ustedes, después de escuchar el mensaje de la verdad, el evangelio de su salvación, y habiendo creído, fueron sellados en El con el Espíritu Santo de la promesa, que nos es dado como garantía de nuestra herencia, con miras a la redención de la posesión adquirida de Dios, para alabanza de Su gloria.
Nosotros pertenecemos al Padre Celestial como sus herederos. Él nos ha amado, nos redimió, nos adoptó y nos hizo herederos por su gracia. Esto es algo que él ha hecho completamente por nosotros en su propia y libre voluntad soberana. Pero nosotros también tenemos a Dios como nuestra propia herencia. El Salmista dijo, Él es “mi porción por siempre” “El Señor Dios” es nuestra herencia. También nos ha dado dones espirituales que vienen a ser como nuestros sentidos físicos, pero estos son dados para que nos podamos mover de la manera correcta en todas las cosas y en el mundo espiritual.
Jesús dijo al Padre, “Yo te he glorificado en la tierra; he acabado la obra que me diste que hiciese. Ahora pues, Padre, glorifícame tú al lado tuyo con aquella gloria que tuve contigo antes que el mundo fuese” (Juan 17:4-5).
El apóstol Pablo escribió, “si en verdad (con absoluta certeza, seguro en el Griego) es que padecemos juntamente con él, para que juntamente con él seamos glorificados” (Romanos 8:17).
En sus oraciones por sus discípulos la noche antes de su muerte, Jesús oro: “La gloria que me diste, yo les he dado, para que sean uno, así como nosotros somos uno. Yo en ellos, y tú en mí, para que sean perfectos en unidad, para que el mundo conozca que tú me enviaste, y que los has amado a ellos como también a mí me has amado. Padre, aquellos que me has dado, quiero que donde yo estoy, también ellos estén conmigo, para que vean mi gloria que me has dado; porque me has amado desde antes de la fundación del mundo” (Juan 17:22-24).
Debemos colocar todo nuestro empeño en alcanzar lo que el Padre Celestial quiere para nosotros y nuestras familias, que nada nos detenga y evitemos la incredulidad y las personas negativas y envidiosas que no quieren que se cumpla la voluntad de Dios en nosotros, no nos desanimemos porque tenemos a nuestro Padre Celestial de nuestro lado, él nos cuida, él nos pastorea, él nos libera, él nos sana, él nos da su paz, él es quien nos sustenta, él es quien nos corrige, él es quien nos perdona, es quien nos restaura, es quien desea lo mejor para nosotros, lo que de verdad importa es lo que Dios hace y desea hacer con nosotros y por nosotros, lo que de verdad importa son los buenos deseos y la excelente herencia que el Padre Celestial ha preparado para nosotros, así que esforcémonos por lograr todo lo que Dios ha preparado para nosotros los hijos de Dios de aquí en adelante hasta que el vuelva por su iglesia en el rapto, o hasta el día que el tenga a bien llamarnos a su presencia a dar cuentas.
Jeremías 29:11-14. Nueva Traducción Viviente (NTV). Pues yo sé los planes que tengo para ustedes —dice el Señor—. Son planes para lo bueno y no para lo malo, para darles un futuro y una esperanza. En esos días, cuando oren, los escucharé. Si me buscan de todo corazón, podrán encontrarme. Sí, me encontrarán —dice el Señor—. Pondré fin a su cautiverio y restableceré su bienestar. Los reuniré de las naciones adonde los envié y los llevaré a casa, de regreso a su propia tierra”.
Bendiciones.
No hay comentarios:
Publicar un comentario