Nuestro deseo es que cada uno de los mensajes, así como cada uno de los ministerios y recursos enlazados, pueda ayudar como una herramienta al crecimiento, edificación y fortaleza de cada creyente dentro de la iglesia de Jesucristo en las naciones y ser un práctico instrumento dentro de los planes y propósitos de Dios para la humanidad. Cada mensaje tiene el propósito de dejar una enseñanza basada en la doctrina bíblica, de dar una voz de aliento, de edificar las vidas; además de que pueda ser adaptado por quien desee para enseñanzas en células o grupos de enseñanza evangelísticos, escuela dominical, en evangelismo personal, en consejería o en reuniones y servicios de iglesias.

Glorificando a nuestro Padre Celestial-



Juan 15:7-9. Nueva Biblia al Día (NBD). Si permanecen en mí y mis palabras permanecen en ustedes, pidan lo que quieran, y se les concederá. Mi Padre es glorificado cuando ustedes dan mucho fruto y muestran así que son mis discípulos.

Nuestras vidas dan la gloria al Padre Celestial cuando llevamos mucho fruto, pero para que eso suceda debemos anhelar y pedir que nos sea dado conocimiento y entendimiento espiritual sobre esta verdad, que nuestro corazón sea como buena tierra para que demos el fruto que espera de nosotros.

Vamos a escudriñar, a profundizar el día de hoy en el conocimiento de Dios acerca de este tema. Que las palabras de Dios que nos dan vida por el Espíritu Santo sean llenándonos y haciendo lo que él quiere en nuestras vidas en estos tiempos. Este mensaje va a estar cargado de muchas porciones bíblicas para que estas sean abonando nuestro corazón y se haga barbecho viniendo sobre nosotros la vida del Espíritu Santo.


Mateo 5:16. Traducción en lenguaje actual (TLA). De la misma manera, la conducta de ustedes debe ser como una luz que ilumine y muestre cómo se obedece a Dios. Hagan buenas acciones. Así los demás las verán y alabarán a Dios, el Padre de ustedes que está en el cielo.

Daniel 12:1-3. Nueva Traducción Viviente (NTV). El tiempo del fin. En ese tiempo se levantará Miguel, el arcángel que hace guardia sobre tu nación. Entonces habrá un tiempo de angustia, como no lo hubo desde que existen las naciones. Sin embargo, en ese momento, cada uno de tu pueblo que tiene el nombre escrito en el libro será rescatado. Se levantarán muchos de los que están muertos y enterrados, algunos para vida eterna y otros para vergüenza y deshonra eterna. Los sabios resplandecerán tan brillantes como el cielo y quienes conducen a muchos a la justicia brillarán como estrellas para siempre.

Dios nos revela sus verdades espirituales a través de su Palabra por medio del Espíritu Santo, mostrándonos que él tiene una viña en esta tierra, que somos plantío suyo en Jesucristo, que él ha preparado un camino de buenas obras desde antes de la fundación del mundo para que andemos en ellas.

Pero que si nuestras vidas están secas, maltratadas, sin fruto, por causa de las circunstancias, a causa de nuestras decisiones, a causa de nuestras generaciones anteriores, o por causa de lo que el enemigo de nuestras almas que a diario busca destruirnos y quitar nuestra confianza en aquel que nos creó y nos ha hecho sus hijos, tenemos confianza y esperanza en que por el Poderoso Señor y Dios el Espíritu Santo él nos da vida nuevamente, nos regenera, nos restaura, nos da dones, nos hace el llamamiento de acuerdo a su voluntad, a sus planes y sus propósitos, nos comisiona y nos envía para que brillemos para salvación y vida eterna en medio de las tinieblas.

Juan 8:31-32. Nueva Traducción Viviente (NTV). Jesús le dijo a la gente que creyó en él: ustedes son verdaderamente mis discípulos si se mantienen fieles a mis enseñanzas; y conocerán la verdad, y la verdad los hará libres.

¿Que es glorificar a Dios? Es reconocer su Deidad, que él es el Creador de todo lo que existe, de lo que hay en los cielos, que es el Creador de los ángeles, que  fue quien creó el universo, que fue quien creo nuestro sistema solar, este planeta, la humanidad y nuestras vidas. Su voluntad, su reino, su Palabra, su evangelio eterno, su Espíritu Santo es lo que prevalece y lo que realmente nos conviene, Dios reina en los cielos y debemos anhelar que su reino se establezca en esta tierra, en nuestras naciones, en nuestras familias, en nuestros corazones, colocándonos de acuerdo como nos enseñó nuestro Señor Jesucristo.  

La palabra gloria en relación a Dios en el antiguo testamento, da la idea de la grandeza de esplendor. En el nuevo testamento, la palabra traducida "gloria" significa "dignidad, honor, alabanza y adoración". Colocando las dos juntas, descubrimos que glorificar a Dios significa reconocer su grandeza y darle el honor alabándolo y adorándolo, principalmente porque él y solo él, merece ser alabado, honrado y adorado. La gloria de Dios es la esencia de su naturaleza, y le damos gloria al reconocer esa esencia.

¿Cómo podemos "darle" gloria? ¿Cómo podemos darle a Dios algo que desde el principio ya es de él? La clave se encuentra en 1 Crónicas 16:28-29.

1 Crónicas 16:28-29. Dios Habla Hoy (DHH). Den al Señor, familias de los pueblos, den al Señor el poder y la gloria; den al Señor la honra que merece; con ofrendas preséntense ante él; adoren al Señor en su santuario hermoso.

En este versículo, vemos dos acciones por nuestra parte que conforman la acción de glorificar a Dios. Primero, "tributamos" o le damos gloria porque lo merece. Nadie más merece la alabanza y adoración que damos para glorificarlo. Isaías 42:8 confirma esto:

Isaías 42:8. La Biblia de las Américas (LBLA).  Yo soy el Señor, ése es mi nombre; mi gloria a otro no daré, ni mi alabanza a imágenes talladas.

La ofrenda que traemos a Dios mientras venimos delante de él en el esplendor o la belleza de su santidad, implica un pacto, obediencia, sumisión, y recordando sus atributos o exaltándolo. Glorificar a Dios comienza cuando estamos de acuerdo con todo lo que él dice, especialmente lo que dice de sí mismo.

Isaías 42:5-6. Nueva Traducción Viviente (NTV). Dios, el Señor, creó los cielos y los extendió; creó la tierra y todo lo que hay en ella. Él es quien da aliento a cada uno y vida a todos los que caminan sobre la tierra. Y es él quien dice: Yo, el Señor, te he llamado para manifestar mi justicia. Te tomaré de la mano y te protegeré, y te daré a mi pueblo, los israelitas, como símbolo de mi pacto con ellos. Y serás una luz para guiar a las naciones.

Debido a que él es santo, perfecto y verdadero, sus declaraciones y estatutos son santos, perfectos, verdaderos y lo glorificamos cuando los escuchamos y estamos de acuerdo con ellos. La palabra de Dios, la biblia, es su palabra para nosotros, todo lo que necesitamos para vivir en él. Aunque escucharlo y estar de acuerdo con él no lo glorificará, a menos que también nos sometamos a él y obedezcamos los mandatos contenidos en su palabra.

Salmos 103:17-18. Nueva Traducción Viviente (NTV). Pero el amor del Señor permanece para siempre con los que le temen. ¡Su salvación se extiende a los hijos de los hijos de los que son fieles a su pacto, de los que obedecen sus mandamientos!

Nuestro Señor Jesucristo reiteró la idea de que glorificar y amar a Dios son lo mismo: Juan 14:15. Nueva Traducción Viviente (NTV). Si me aman, obedezcan mis mandamientos.

También glorificamos a Dios recordando sus atributos y sus obras. Cuando hablamos de la obra de Dios en nuestras vidas, de cómo nos salvó del pecado, y de las obras maravillas que hace en nuestras mentes y en nuestros corazones cada día, de como el nos ayuda en todas nuestras circunstancias en nuestro diario vivir, lo glorificamos delante de los demás. Aunque otros no siempre quieren escucharnos glorificar a Dios, él está más que contento por eso.

La multitud que escuchó a Esteban odiaba lo que él decía, taparon sus oídos y corrieron hacia él para apedrearle.

Hechos 7:55. Nueva Biblia Latinoamericana de Hoy (NBLH). Pero Esteban, lleno del Espíritu Santo, fijos los ojos en el cielo, vio la gloria de Dios y a Jesús de pie a la diestra de Dios.

Isaías 45:6-8. Nueva Traducción Viviente (NTV). Para que el mundo entero, desde el oriente hasta el occidente, sepa que no hay otro Dios. Yo soy el Señor, y no hay otro. Yo formo la luz y creo las tinieblas, yo envío los buenos tiempos y los malos; yo, el Señor, soy el que hace estas cosas. Ábranse, oh cielos, y derramen su justicia. Que la tierra se abra de par en par, para que broten juntas la salvación y la justicia. Yo, el Señor, las he creado.

Salmos 119:73. Traducción en lenguaje actual (TLA). Tú me hiciste con tus propias manos; ¡hazme obedecer tus mandamientos!

Salmos 40:8. Nueva Biblia Latinoamericana de Hoy (NBLH). Me deleito en hacer Tu voluntad, Dios mío; Tu ley está dentro de mi corazón.

Glorificar a Dios es exaltar sus atributos tales como su santidad, fidelidad, misericordia, gracia, amor, majestad, soberanía, poder y omnisciencia, por nombrar unos pocos, recordándolos una y otra vez en nuestras mentes y contándole a los demás acerca de la extraordinaria naturaleza de la salvación que él ofrece.

Glorificar a nuestro Padre Celestial es dar tratamiento de glorioso o de ser digno de gloria divina, es el reconocimiento por parte de nuestras vidas a quien nos creó y nos redimió, y lo hacemos cuando andamos en su voluntad, en su palabra, en sus deseos, dependiendo de su guía y su protección en todo tiempo. Lo glorificamos cuando permitimos que nos revele y muestre todo su amor y su bondad sobre nuestras vidas, cuando somos sanados, cuando somos, enseñados, cuando somos corregidos, cuando somos formados, cuando somos bendecidos, cuando somos parte de los planes y propósitos de vida eterna.

1 Juan 3:7-9. Nueva Traducción Viviente (NTV). Queridos hijos, no dejen que nadie los engañe acerca de lo siguiente: cuando una persona hace lo correcto, demuestra que es justa, así como Cristo es justo. Sin embargo, cuando alguien sigue pecando, demuestra que pertenece al diablo, el cual peca desde el principio; pero el Hijo de Dios vino para destruir las obras del diablo. Los que han nacido en la familia de Dios no se caracterizan por practicar el pecado, porque la vida de Dios está en ellos. Así que no pueden seguir pecando, porque son hijos de Dios.

Salmos 1. Dios Habla Hoy (DHH). La felicidad verdadera. Feliz el hombre que no sigue el consejo de los malvados, ni va por el camino de los pecadores, ni hace causa común con los que se burlan de Dios, sino que pone su amor en la ley del Señor y en ella medita noche y día. Ese hombre es como un árbol plantado a la orilla de un río, que da su fruto a su tiempo y jamás se marchitan sus hojas. ¡Todo lo que hace, le sale bien! Con los malvados no pasa lo mismo, pues son como paja que se lleva el viento. Por eso los malvados caerán bajo el juicio de Dios y no tendrán parte en la comunidad de los justos. El Señor cuida el camino de los justos, pero el camino de los malos lleva al desastre.

Ahora debemos ver que somos como árboles dentro de la viña de Dios y que hemos sido rescatados para cumplir con los deseos del Padre Celestial.

Isaías 61:1-4. La Biblia de las Américas (LBLA). Buenas nuevas de salvación. El Espíritu del Señor Dios está sobre mí, porque me ha ungido el Señor para traer buenas nuevas a los afligidos; me ha enviado para vendar a los quebrantados de corazón, para proclamar libertad a los cautivos y liberación a los prisioneros; para proclamar el año favorable del Señor, y el día de venganza de nuestro Dios; para consolar a todos los que lloran, para conceder que a los que lloran en Sion se les dé diadema en vez de ceniza, aceite de alegría en vez de luto, manto de alabanza en vez de espíritu abatido; para que sean llamados robles de justicia, plantío del Señor, para que El sea glorificado.

Entonces reedificarán las ruinas antiguas, levantarán los lugares devastados de antaño, y restaurarán las ciudades arruinadas, los lugares devastados de muchas generaciones.

Lucas 4:18-19. Traducción en lenguaje actual (TLA). El Espíritu de Dios está sobre mí, porque me eligió y me envió para dar buenas noticias a los pobres, para anunciar libertad a los prisioneros, para devolverles la vista a los ciegos, para rescatar a los que son maltratados y para anunciar a todos que: “¡Éste es el tiempo que Dios eligió para darnos salvación!”»

Para vivir la vida que agrada a nuestro Padre Celestial en estos tiempos finales y peligrosos de cumplimiento de la Palabra de Dios, nosotros, los que hacemos parte de la iglesia de Cristo en las naciones de la tierra, nos es necesario ser llenos del presencia del Espíritu Santo, nos es necesario recibir la unción de Dios, no es necesario ser enseñados y guiados por Dios, nos es necesario recibir la sabiduría divina y el entendimiento espiritual para poder enfrentar todas las circunstancias y situaciones que se nos presenten en nuestro diario vivir.

Necesitamos la llenura del Espíritu Santo porque sin Dios nada podemos hacer conforme a la voluntad del Padre Celestial. Necesitamos la presencia de Dios en nosotros y con nosotros para poder enfrentar todos los ataques del diablo, no debemos ignorar que el enemigo de Dios quiere destruir las vidas de todos aquellos que hemos aceptado al Señor Jesucristo como nuestro Salvador personal, quienes voluntariamente hemos decidido que el Reino de los cielos gobierne nuestros corazones por Jesucristo y su Palabra.

Una de las cosas que genera gozo y fuerza en los hijos de Dios es el poder hacer la voluntad de Dios en medio de todas las circunstancias que nos rodean.  

Con el llamado de salvación de parte de Dios viene la implicación de recibir el poder sobrenatural para vivir la vida que agrada a Dios y también con ello viene el llamado a servirle al Señor dentro del cuerpo de Cristo que es su iglesia: las almas que el añade. Este llamado está acompañado de los dones ministeriales y de los dones espirituales los cuales son para la edificación del cuerpo de Cristo, pues somos sólo administradores de la gracia divina, quienes tenemos que dar cuentas de nuestra mayordomía en el tribunal de Cristo.

Es necesario que como discípulos de Jesucristo o cómo los hijos de Dios, o como se nos dice hoy día, “cristianos”, podamos entender a que nos ha llamado Dios, que dones nos ha dado, como ministrarlos y administrarlos de acuerdo a la Palabra de Dios, además de saber y entender cómo vivir en estos tiempos. Nuestro deber es a la obediencia a la Palabra de Dios y al llamado que nos ha sido hecho a cada uno de nosotros, nuestro deber es buscar realmente lo que nuestro Padre Celestial desea para nuestras vidas. También es necesario que sepamos que es la unción que Dios da a su pueblo, la iglesia de Cristo y para qué es. 

1 Pedro 2:12. Traducción en lenguaje actual (TLA). Pórtense bien cuando estén con gente que no cree en Dios. Así, aunque ahora esa gente hable mal de ustedes, como si fueran unos malvados, luego verá el bien que ustedes hacen, y alabará a Dios el día en que él les pida cuentas a todos.

Romanos 12:1-2. Traducción en lenguaje actual (TLA). La nueva vida que nos ha sido dada. Por eso, hermanos míos, ya que Dios es tan bueno con ustedes, les ruego que dediquen toda su vida a servirle y a hacer todo lo que a él le agrada. Así es como se le debe adorar. Y no vivan ya como vive todo el mundo. Al contrario, cambien de manera de ser y de pensar. Así podrán saber qué es lo que Dios quiere, es decir, todo lo que es bueno, agradable y perfecto.

Juan 15. Dios Habla Hoy (DHH). La vid verdadera. Yo soy la vid verdadera, y mi Padre es el que la cultiva. Si una de mis ramas no da uvas, la corta; pero si da uvas, la poda y la limpia, para que dé más. Ustedes ya están limpios por las palabras que les he dicho. Sigan unidos a mí, como yo sigo unido a ustedes. Una rama no puede dar uvas de sí misma, si no está unida a la vid; de igual manera, ustedes no pueden dar fruto, si no permanecen unidos a mí.

Yo soy la vid, y ustedes son las ramas. El que permanece unido a mí, y yo unido a él, da mucho fruto; pues sin mí no pueden ustedes hacer nada. El que no permanece unido a mí, será echado fuera y se secará como las ramas que se recogen y se queman en el fuego.

Si ustedes permanecen unidos a mí, y si permanecen fieles a mis enseñanzas, pidan lo que quieran y se les dará. En esto se muestra la gloria de mi Padre, en que den mucho fruto y lleguen así a ser verdaderos discípulos míos. Yo los amo a ustedes como el Padre me ama a mí; permanezcan, pues, en el amor que les tengo. Si obedecen mis mandamientos, permanecerán en mi amor, así como yo obedezco los mandamientos de mi Padre y permanezco en su amor.

Les hablo así para que se alegren conmigo y su alegría sea completa. Mi mandamiento es este: Que se amen unos a otros como yo los he amado a ustedes. El amor más grande que uno puede tener es dar su vida por sus amigos. Ustedes son mis amigos, si hacen lo que yo les mando. Ya no los llamo siervos, porque el siervo no sabe lo que hace su amo. Los llamo mis amigos, porque les he dado a conocer todo lo que mi Padre me ha dicho. 

Ustedes no me escogieron a mí, sino que yo los he escogido a ustedes y les he encargado que vayan y den mucho fruto, y que ese fruto permanezca. Así el Padre les dará todo lo que le pidan en mi nombre. Esto, pues, es lo que les mando: Que se amen unos a otros.

El mundo odia a Jesús y a los suyos

Si el mundo los odia a ustedes, sepan que a mí me odió primero. Si ustedes fueran del mundo, la gente del mundo los amaría, como ama a los suyos. Pero yo los escogí a ustedes entre los que son del mundo, y por eso el mundo los odia, porque ya no son del mundo. Acuérdense de esto que les dije: “Ningún servidor es más que su señor.” Si a mí me han perseguido, también a ustedes los perseguirán; y si han hecho caso de mi palabra, también harán caso de la de ustedes. Todo esto van a hacerles por mi causa, porque no conocen al que me envió.

Ellos no tendrían ninguna culpa, si yo no hubiera venido a hablarles. Pero ahora no tienen disculpa por su pecado; pues los que me odian a mí, odian también a mi Padre. No tendrían ninguna culpa, si yo no hubiera hecho entre ellos cosas que ningún otro ha hecho; pero ya han visto estas cosas y, a pesar de ello, me odian a mí y odian también a mi Padre. Pero esto sucede porque tienen que cumplirse las palabras que están escritas en la ley de ellos: “Me odiaron sin motivo.”

Pero cuando venga el Defensor que yo voy a enviar de parte del Padre, el Espíritu de la verdad que procede del Padre, él será mi testigo. Y ustedes también serán mis testigos, porque han estado conmigo desde el principio.

Los hijos de Dios estamos llamados a brillar y caminar de victoria en victoria con la ayuda del Señor Jesucristo y del Espíritu Santo. Él nos guía, ayuda y fortalece para seguir adelante, por encima de las circunstancias. Cuando llega el desánimo, Él nos anima; si nos asalta la incertidumbre, nos llena de seguridad, y si el cansancio toca a nuestra puerta, Él nos fortalece. ¡Podemos dar pasos firmes hacia la voluntad de Dios caminando de la mano de nuestro Padre Celestial, por el camino eterno que es nuestro Señor Jesucristo con la ayuda del Señor el Espíritu Santo! Descansemos y reposemos en Dios. Bendiciones.

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