Romanos 8:14-16. Palabra de Dios para
Todos (PDT). Los hijos de Dios se dejan guiar por
el Espíritu de Dios. El Espíritu que ustedes han recibido ahora no los
convierte en esclavos llenos de temor. Al contrario, el Espíritu que han
recibido los hace hijos. Por el Espíritu podemos gritar: «¡Querido padre!» El Espíritu mismo le habla a nuestro espíritu
y le asegura que somos hijos de Dios.
El Espíritu de Dios solamente guía a los que son hijos de Dios, a
aquellos que hemos confiado en nuestro Señor Jesucristo como nuestro Salvador,
a quienes le hemos recibido en nuestro corazón, a aquellos que somos templo y
morada del Espíritu Santo. Ahora bien, debemos entender que no todos los hijos
de Dios son guiados por el Espíritu de Dios, porque muchos son guiados por las
emociones, los sentimientos y sus deseos carnales.
Que importante es que podamos vivir pastoreados y guiados por el
Señor el Espíritu Santo en todo tiempo y más que un asunto importante, es realmente
que lleguemos a andar como verdaderos hijos de Dios en este mundo hasta que él
nos llame a su presencia.
Para vivir realmente como hijos de Dios nos es necesario la
presencia y la vida del Señor el Espíritu Santo en nuestras vidas, nos es
necesario su obra regeneradora, su guía, su consejo, nos es necesario ser
pastoreados, pero para eso debemos entender la obra de la trinidad a favor
nuestro. El padre Celestial nos amó de tal manera que dio a su Hijo Jesucristo
en expiación como la única forma de redimirnos de la muerte y la condenación
eterna para darnos salvación; nuestro Señor Jesucristo puso su vida en
expiación voluntaria por nosotros y envió al Espíritu Santo como las arras de
nuestra herencia celestial y para que esté con nosotros hasta el fin del mundo.
Juan 1:12-13. Nueva Traducción Viviente
(NTV). Pero a todos los que creyeron en él y
lo recibieron, les dio el derecho de llegar a ser hijos de Dios. Ellos nacen de
nuevo, no mediante un nacimiento físico como resultado de la pasión o de la
iniciativa humana, sino por medio de un nacimiento que proviene de Dios.
2 Corintios 5:17-19. Traducción en
lenguaje actual (TLA).Ahora que estamos unidos a Cristo,
somos una nueva creación. Dios ya no tiene en cuenta nuestra antigua manera de
vivir, sino que nos ha hecho comenzar una vida nueva. Y todo esto viene de
Dios. Antes éramos sus enemigos, pero ahora, por medio de Cristo, hemos llegado
a ser sus amigos, y nos ha encargado que anunciemos a todo el mundo esta buena
noticia: Por medio de Cristo, Dios perdona los pecados y hace las paces con todos.
Cuando
creímos en nuestro corazón en el Señor Jesucristo y su resurrección fuimos
nacidos de nuevo y nos volvimos nuevas criaturas, por lo tanto por ese nuevo
nacimiento fuimos engendrados por el Espíritu Santo y hechos hijos de Dios. Nos
es necesario descansar, reposar en Dios, que su presencia nos llene, que su
presencia nos de la libertad espiritual que necesitamos.
2
Corintios 3:16-18. Traducción en lenguaje actual (TLA).
Sin embargo, esto llega a comprenderlo el que se arrepiente y pide perdón al
Señor. ¡Es como si le quitaran el velo a su entendimiento! Porque el Señor y el
Espíritu son uno mismo, y donde está el Espíritu del Señor hay libertad. Y
nosotros no tenemos ningún velo que nos cubra la cara. Somos como un espejo que
refleja la grandeza del Señor, quien cambia nuestra vida. Gracias a la acción
de su Espíritu en nosotros, cada vez nos parecemos más a él.
Proverbios
20:27. La Biblia de las Américas (LBLA). Lámpara
del Señor es el espíritu del hombre que escudriña lo más profundo de su ser.
El Padre Celestial
nos ha creado a su imagen y semejanza, Dios es Espíritu y nosotros somos seres
espirituales, que tenemos un alma y que vivimos en un cuerpo físico humano y es
a través de lo que somos en esencia, de nuestro espíritu, que Dios nos guía,
nos habla, nos pastorea. Dios no nos guía a través del alma, ni de los
sentimientos, ni de las emociones, ni mucho menos de nuestros cuerpos, ese no
es el orden de Dios.
Isaías 63:14. Reina Valera Contemporánea
(RVC). El Espíritu del Señor fue su pastor. Los
guió como al ganado cuando baja a las cañadas. ¡Así, Señor, guiaste a tu
pueblo, y te ganaste fama y gloria!
El Padre Celestial
nos guía y nos pastorea por su Espíritu Santo en estos tiempos, después de que
nuestro Señor Jesucristo fue recibido en gloria y se sentó a la diestra; es el
Espíritu Santo quien está ejecutando el ministerio de la salvación y la
reconciliación a través de la iglesia y la Palabra de Dios. Es el mismo
Espíritu Santo que pastoreo al pueblo de Israel en el antiguo testamento quien
nos llena de vida y nos sostiene sobre la Roca Eterna hasta que seamos llamados
a la presencia de Dios para vivir eternamente y dar cuentas de nuestra mayordomía
por los talentos, los dones y el llamamiento.
Hebreos
12:9. Reina Valera Contemporánea (RVC). Por otra
parte, tuvimos padres terrenales, los cuales nos disciplinaban, y los
respetábamos. ¿Por qué no mejor obedecer al Padre de los espíritus, y así
vivir?
La obra del Espíritu de Dios en nosotros.
Jesús promete enviar al Espíritu Santo. Juan 14:15-17. Traducción en lenguaje
actual (TLA). Ustedes demostrarán que me aman, si
cumplen mis mandamientos. Y yo le pediré a Dios el Padre que les envíe al
Espíritu Santo, para que siempre los ayude y siempre esté con ustedes. Él les
enseñará lo que es la verdad. Los que no creen en Dios y sólo se preocupan por
lo que pasa en este mundo, no pueden recibir al Espíritu, porque no lo ven ni
lo conocen. Pero ustedes sí lo conocen, porque está con ustedes, y siempre
estará en medio de ustedes.
Para poder conocer y comprender a el Padre Celestial nos es
necesario que sea despertado nuestro espíritu, nos es necesario que busquemos
las cosas espirituales, por eso nuestro Señor Jesucristo nos ha dicho que
debemos buscar primero el reino de Dios y su justicia, en otras palabras,
buscar agradar a Dios andando de la manera correcta en todos nuestros asuntos y
también nos ha dicho que el Padre Celestial busca en toda la tierra adoradores
en espíritu y verdad y que es necesario que le adoren. Los únicos beneficiados
somos nosotros si buscamos a Dios de todo nuestro corazón, pues Dios sigue
siendo Dios, Eterno, Poderoso, Amoroso, Misericordioso y Justo.
Aquel que conoce a Dios en la intimidad y en su vivencia diaria
será un excelente candidato para ser un verdadero adorador. Es verdad que nos
debemos congregar para glorificar a Dios, pues esto es agradable a Él, pero
solo cuando aprendemos a adorarlo en todo momento y en todo lugar, vamos en
camino para convertirnos en verdaderos adoradores.
Dios pide todo nuestro corazón, toda nuestra alma, toda nuestra
mente, y todas nuestras fuerzas.
Marcos 12:30. (RVR60). Y amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, y con toda tu
alma, y con toda tu mente y con todas tus fuerzas. Este es el principal
mandamiento.
La palabra adorar también significa ofrendar, y a través de las
escrituras encontramos la palabra adoración como sinónimo de la palabra
"sacrificio" u ofrenda.
Para los judíos el corazón es el verdadero hombre que nosotros somos y que a veces ni nosotros mismos conocemos. Lo adoramos de corazón cuando lo adoramos como realmente somos al interior de nuestra habitación; lo adoramos de corazón, cuando lo adoramos tal y como somos. Debemos adorarlo con nuestra alma, esto es, rendir a Él nuestra voluntad de tal manera que siempre tengamos la disposición de adorarlo; que utilicemos nuestras emociones en una forma balanceada para adorarlo, no podemos llorar o reír siempre que le adoremos, nuestras emociones deben ser acorde a lo que queremos expresar.
Para los judíos el corazón es el verdadero hombre que nosotros somos y que a veces ni nosotros mismos conocemos. Lo adoramos de corazón cuando lo adoramos como realmente somos al interior de nuestra habitación; lo adoramos de corazón, cuando lo adoramos tal y como somos. Debemos adorarlo con nuestra alma, esto es, rendir a Él nuestra voluntad de tal manera que siempre tengamos la disposición de adorarlo; que utilicemos nuestras emociones en una forma balanceada para adorarlo, no podemos llorar o reír siempre que le adoremos, nuestras emociones deben ser acorde a lo que queremos expresar.
Al adorarlo con toda nuestra mente, lo adoramos con el
entendimiento de lo que estamos haciendo, con profundidad, tomando el control
de nuestros pensamientos, no permitir que éstos divaguen mientras le adoramos.
Pero también debemos adorarlo con todas nuestras fuerzas, con intensidad, desde
lo profundo de nuestras entrañas. Si no lo hacemos así podemos terminar
ofreciendo una adoración superficial, seca, indiferente y sin propósito. A Dios
no le interesan los compromisos a medias, la obediencia parcial y las sobras de
nuestro tiempo. Quiere nuestra entrega total a Él, no pedacitos de nuestra
vida.
Andando en el Espíritu. Gálatas 5:16,22-25. (RVR60). Digo, pues: Andad en el Espíritu, y no satisfagáis los deseos de
la carne. Mas el fruto del Espíritu es amor, gozo, paz, paciencia, benignidad,
bondad, fe, mansedumbre, templanza; contra tales cosas no hay ley. Pero los que
son de Cristo han crucificado la carne con sus pasiones y deseos. Si vivimos
por el Espíritu, andemos también por el Espíritu.
Todos quisiéramos satisfacer los deseos de la carne, el que diga
que no, es un mentiroso, ya que mientras estemos en la tierra y con este cuerpo
corruptible seguiremos teniendo los deseos provocados por la carne, esa que nos
impulsa a hacer cosas que van en contra del Espíritu de Dios.
Cuando vinimos a Cristo, nuestro espíritu fue renovado, nuestra
alma encontró salvación, pero nuestra carne siguió siendo la misma, con la
única diferencia que ahora ya no vivimos para satisfacerla, sino para contradecirla
y agradar a los deseos del Espíritu Santo. Todos en algún momento de nuestra
vida nos hemos tenido que enfrentar al hecho de: ¿Satisfacer a la carne o
satisfacer al Espíritu?, lo más fácil es lo primero, ya que por naturaleza
somos orientados a ello, pero lo segundo es lo que estamos aprendiendo, ese
proceso diario de negarnos a nosotros mismos, tratando de hacer vivas esas
palabras de Jesús al decirnos que el que quisiera ir en pos de Él tiene que
negarse a sí mismo, tomar su cruz y seguirlo.
Este proceso de Andar en el Espíritu no es fácil y solamente lo
lograremos cuando comencemos a llenarnos de la presencia de Dios en nuestra
vida y eso solo se logra con una vida de devocional diario y de comunión
intensa con el Señor. Andar en el Espíritu es evitar satisfacer los deseos de
la carne llámense estos: envidia, rencor, odio, enemistades, pleitos, celos,
contiendas, disensiones, etc. Pero esto solo se logrará a través de una
relación personal verdadera con el Señor. Andar en el Espíritu es analizar cada
cosa que haré en el día para evaluar si es o no agradable a Dios, es negarse a
lo que realmente quisiera hacer, pero que se que va en contra de su voluntad y
por ello prefiero aguantarme las ganas y no fallar, todo por amor a Dios y no
por imposición.
Guiados por el Espíritu Santo. Juan 16:13. (RVR60). Pero cuando venga el Espíritu de verdad, él os guiará a toda la
verdad; porque no hablará por su propia cuenta, sino que hablará todo lo que
oyere, y os hará saber las cosas que habrán de venir.
La importancia de ser guiados por el Espíritu Santo es la clave y
la garantía de tener victoria y cumplir con la voluntad de Dios en nuestra vida
y ministerio. ¿Habrá algo más grandioso que saber que Dios mismo nos está
guiando? Puede que nos diga: "Ve por aquí" o "Haz esto y
aquello" y cuando entendemos el valor de tener detrás a Dios como guía no
podemos menos que buscar siempre su dirección. Nadie jamás podría guiarnos
mejor que Él. Para ser guiados por el Espíritu Santo debemos tener una vida
rendida a Dios, amándolo, temiéndole y obedeciéndole.
Nosotros por nuestra cuenta podremos hacer cosas buenas en nuestro
ministerio y vida en general, pero el Espíritu Santo siempre nos guiará a hacer
lo mejor en todo. En cuanto a nuestra ofrenda a Dios nos guiará a dar la mejor
adoración. Debemos pedirle siempre al Espíritu Santo que nos guie a adorar a
Dios como Él quiere que le adoremos, debemos pedirle en todo tiempo que nos
llene con su presencia y su unción, para poder vivir la vida que agrada a Dios
y la que nos conviene y nos bendice.
Así, la vida abundante para nosotros, se da en la llenura del
Espíritu y la obediencia a Dios. Es el Espíritu de Dios, que mora en nosotros,
quien finalmente nos da ese reposo.
1 Corintios 14:15. (RVR60). ¿Qué, pues? Oraré con el espíritu, pero oraré también con el
entendimiento; cantaré con el espíritu, pero cantaré también con el
entendimiento.
El espíritu del hombre tiene tres funciones principales que son la
conciencia, la intuición y la comunión. La conciencia es el área del espíritu
donde Dios nos hace distinguir lo bueno y lo malo. La comunión es el área de
nuestro espíritu que adora a Dios y en la cual Él se comunica con nosotros. La
intuición es el área donde recibimos revelaciones de Dios. Par ser verdaderos
adoradores las funciones de comunión e intuición de nuestro espíritu deben
activarse y desarrollarse, para que podamos vivir una vida espiritual, como
seres espirituales que somos, y así aprender a conocer como Dios quiere que le
adoremos en cada momento. La única forma de ser guiados por el Espíritu Santo
es desarrollando la habilidad de oírlo. Desarrollamos o activamos nuestro
espíritu cuando oramos en lenguas.
1 Corintios 14:2. (RVR60). El que habla en
lenguas no habla a los hombres sino a Dios. Cuando
oramos en lenguas, nuestro espíritu ora. 1 Corintios 14:14. (RVR60). Porque si yo oro en lengua desconocida, mi espíritu ora, pero mi
entendimiento queda sin fruto. Cuando
oramos en lenguas nuestro espíritu se edifica. 1
Corintios 14:4. (RVR60). El que habla en
lengua extraña, a sí mismo se edifica; pero el que profetiza, edifica a la
iglesia.
Es crucial la vida de Dios en nosotros sin ella lo único que nos
espera es la muerte y condenación eterna; esa vida divina es impartida en
nosotros por la presencia del Espíritu Santo, esa vida que nos da descanso en
nuestro caminar como peregrinos y extranjeros. Vivir en la presencia de Dios es
uno de los propósitos más santos y sublimes a los que cualquier persona puede
aspirar en esta tierra, porque nos hace conscientes de una importantísima y
profunda realidad para nuestras vidas. Nos hace conscientes de la necesidad
apremiante de la presencia de Dios para nuestras almas.
Éxodo
33:14. (RVR60). Y él dijo: Mi presencia irá
contigo, y te daré descanso.
Vivir en la presencia de Dios es uno de los propósitos más
santos y sublimes a los que cualquier persona puede aspirar en esta tierra,
porque nos hace conscientes de una importantísima y profunda realidad para
nuestras vidas. Nos hace conscientes de la necesidad apremiante de la presencia
de Dios para nuestras almas.
Éxodo 33:15. (RVR60). Y Moisés respondió: Si tu presencia no
ha de ir conmigo, no nos saques de aquí. 1 Juan 3:8. (RVR60). El que practica el pecado es del diablo; porque el
diablo peca desde el principio. Para esto apareció el Hijo de Dios, para
deshacer las obras del diablo. 2 Corintios 3:17-18. (RVR60). Porque el Señor es el Espíritu; y donde está el Espíritu del
Señor, allí hay libertad. Por tanto, nosotros todos, mirando a cara descubierta
como en un espejo la gloria del Señor, somos transformados de gloria en gloria
en la misma imagen, como por el Espíritu del Señor.
Vivir como Elías o como Eliseo, es la más bella meta que el
cristiano puede proponerse, porque nos mantiene en comunión constante con Dios.
Es algo que debemos y podemos alcanzar como seres humanos. ¿Y cómo lograrlo? Lo
primero es que le hayamos entregado nuestro corazón y nuestra vida al Señor
Jesucristo, que realmente estemos viviendo en su palabra y en le perfecto amor.
Salmos 16:11. (RVR60). Me mostrarás la senda de la vida; en tu
presencia hay plenitud de gozo; delicias a tu diestra para siempre. Salmos 100:2. (RVR60). Servid a Jehová con alegría; venid ante
su presencia con regocijo. Salmos 119:58. (RVR60). Tu presencia supliqué de todo corazón; ten misericordia de mí
según tu palabra. 2
Crónicas 33:12. (RVR60). Mas luego que fue puesto en angustias, oró a Jehová su Dios,
humillado grandemente en la presencia del Dios de sus padres.
Lo segundo es la oración y comunión con Dios. Si nosotros nos
presentamos delante de Dios, lo alabamos y lo adoramos es entonces que nos
llenamos de su amor y le decimos que le amamos con toda nuestra alma y con todo
nuestro ser, estamos haciendo provisión para todo el día de su presencia.
Daniel 6:11. (RVR60). Entonces se juntaron aquellos hombres, y hallaron a Daniel orando y
rogando en presencia de su Dios. Daniel 6:26. (RVR60). De parte mía es puesta esta ordenanza: Que en todo el dominio de mi
reino todos teman y tiemblen ante la presencia del Dios de Daniel; porque él es
el Dios viviente y permanece por todos los siglos, y su reino no será jamás
destruido, y su dominio perdurará hasta el fin. Daniel 10:12. (RVR60). Entonces me dijo: Daniel, no temas; porque desde el primer día que
dispusiste tu corazón a entender y a humillarte en la presencia de tu Dios,
fueron oídas tus palabras; y a causa de tus palabras yo he venido. Hechos 3:19. (RVR60). Así que, arrepentíos y convertíos, para que sean borrados vuestros
pecados; para que vengan de la presencia del Señor tiempos de refrigerio.
Pero una vez que comienzan las tareas del día, que absorben toda su
nuestra atención, es muy difícil pensar en un Dios al que no vemos ni oímos.
Unos y otros tenemos ocupaciones exigentes en las que debemos concentrarnos
para hacerlas bien, dedicándoles todas nuestras energías. ¿Cómo podremos en
medio de esa actividad mantenernos conscientes de la presencia de Dios? Pues
bien, podemos aprovechar para recordarlo precisamente aquellas cosas que
apartan nuestra mente de Él. ¿De qué manera? Haciéndolas todas en el nombre de
Jesús y para su gloria.
Solo a través de nuestro Salvador y Señor Jesucristo, el Hijo del
Dios Todopoderoso, podemos encontrar esa comunión con el Padre, gracias a la
ayuda y revelación del Señor el Espíritu Santo. Solo hay una manera de acercarnos
a Dios y es a través de su Hijo, es a la manera que está revelada en la Palabra
de Dios. La única manera de estar y vivir en la presencia de Dios es estar
unidos con Cristo, amar su Palabra y obedecerla en todos nuestros asuntos, con
la ayuda y guía del Espíritu Santo, él es quien nos enseña cómo debemos vivir
en todos nuestros asuntos. Es sólo por la obra del Señor el Espíritu Santo que
podemos conocer realmente al Padre Celestial.
Jeremías 9:24. Nueva Biblia al Día (NBD).
Si alguien ha de gloriarse, que se gloríe de
conocerme y de comprender que yo soy el Señor, que actúo en la tierra con amor,
con derecho y justicia, pues es lo que a mí me agrada —afirma el Señor—.
1 Corintios 2:10. Palabra de Dios para
Todos (PDT). Pero Dios nos ha mostrado eso por
medio del Espíritu porque el Espíritu lo sabe todo, incluso los secretos más
profundos de Dios.
Colosenses 1:9-18. Nueva Biblia al Día
(NBD). Por eso, desde el día en que lo supimos no
hemos dejado de orar por ustedes. Pedimos que Dios les haga conocer plenamente
su voluntad con toda sabiduría y comprensión espiritual, para que vivan de
manera digna del Señor, agradándole en todo. Esto implica dar fruto en toda
buena obra, crecer en el conocimiento de Dios y ser fortalecidos en todo
sentido con su glorioso poder. Así perseverarán con paciencia en toda
situación, dando gracias con alegría al Padre. Él los ha facultado para
participar de la herencia de los santos en el reino de la luz. Él nos libró del
dominio de la oscuridad y nos trasladó al reino de su amado Hijo, en quien
tenemos redención, el perdón de pecados.
Qué bueno apropiarnos de la oración intercesora de Pablo por los Colosenses, que fue inspirada y guiada por el Señor el Espíritu Santo. Que sea
el mismo Espíritu Santo haciendo la obra como el desea en nuestras vidas. Bendiciones.
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