Nuestro deseo es que cada uno de los mensajes, así como cada uno de los ministerios y recursos enlazados, pueda ayudar como una herramienta al crecimiento, edificación y fortaleza de cada creyente dentro de la iglesia de Jesucristo en las naciones y ser un práctico instrumento dentro de los planes y propósitos de Dios para la humanidad. Cada mensaje tiene el propósito de dejar una enseñanza basada en la doctrina bíblica, de dar una voz de aliento, de edificar las vidas; además de que pueda ser adaptado por quien desee para enseñanzas en células o grupos de enseñanza evangelísticos, escuela dominical, en evangelismo personal, en consejería o en reuniones y servicios de iglesias.

La sabiduría del reino de los cielos-


Santiago 3:17. Nueva Biblia al Día (NBD). En cambio, la sabiduría que desciende del cielo es ante todo pura, y además pacífica, bondadosa, dócil, llena de compasión y de buenos frutos, imparcial y sincera.

Proverbios 3:13-16. La Biblia de las Américas (LBLA). Beneficios de la sabiduría. Bienaventurado el hombre que halla sabiduría y el hombre que adquiere entendimiento; porque su ganancia es mejor que la ganancia de la plata, y sus utilidades mejor que el oro fino. Es más preciosa que las joyas, y nada de lo que deseas se compara con ella. Larga vida hay en su mano derecha, en su mano izquierda, riquezas y honra.

La sabiduría es una necesidad apremiante en todos los seres humanos, porque hemos sido creados para aprender, desarrollarnos y dar fruto en todas las cosas, sin embrago el resultado depende de las decisiones que tomemos y la forma en que realicemos nuestros asuntos; pero no solo eso, implica también el trasfondo del que hemos sido rescatados por nuestro Padre Celestial y en la situación que nos encontremos. Realmente es lo que necesitamos para que todos nuestros asuntos y nuestras decisiones den frutos buenos; todos emprendemos metas, proyectos, anhelos y deseos que están en nuestro corazón y que esperamos poderlos concretar de la mejor manera pero deben ir acompañadas de buenas decisiones y de hechos correctos y con buen sentido al desarrollarlos. Esa capacidad tiene un nombre: la sabiduría que viene del Padre Celestial es aquella que viene con bendiciones y guiada por el Espíritu Santo, en otras palabras es el buen y sano juicio basado en conocimiento y entendimiento.

Como hijos e hijas de Dios se nos ha dado una posición en el reino de los cielos y es que estamos sentados juntamente con Cristo en los lugares celestiales, también un propósito es que lleguemos a la estatura de nuestro Señor y Salvador Jesucristo, nuestro hermano mayor, que cada día nuestra forma de pensar y de vivir sean parecernos más y más él.

Romanos 12:1-2. Dios Habla Hoy (DHH). La vida nueva en Cristo. Por tanto, hermanos míos, les ruego por la misericordia de Dios que se presenten ustedes mismos como ofrenda viva, santa y agradable a Dios. Éste es el verdadero culto que deben ofrecer. No vivan ya según los criterios del tiempo presente; al contrario, cambien su manera de pensar para que así cambie su manera de vivir y lleguen a conocer la voluntad de Dios, es decir, lo que es bueno, lo que le es grato, lo que es perfecto.

Sin embargo también en la tierra podemos ver la sabiduría humana y la sabiduría diabólica que provine de la carne y sus malos deseos que va en contravía de la voluntad de Dios para cada uno de nosotros que es auspiciada por el espíritu mismo del hombre y por el diablo, esta última es un desconocimiento en rebelión a la autoridad del Creador de todo lo que existe, el Padre Celestial. Otra cosa debemos tener en cuenta es que el diablo hará todo lo que esté a su alcance para robar, matar y destruir a todos los hijos de Dios, pero que para eso apareció nuestro Señor Jesucristo en medio nuestro para deshacer todas las obras del diablo y darnos vida y vida en abundancia.

A continuación vamos a escudriñar y a profundizar a través de la Biblia acerca de la sabiduría, para que sea nuestro Dios y Señor, el Espíritu Santo dándonos conocimiento y entendimiento de esta gran verdad para que por medio de su obra en nosotros se haga viva en nuestra forma de pensar y de vivir.

La sabiduría en es en Dios, la comprensión infinita y perfecta de todo lo que es o pudiera ser. Romanos 11:33-36. Dios Habla Hoy (DHH). ¡Qué profundas son las riquezas de Dios, y su sabiduría y entendimiento! Nadie puede explicar sus decisiones, ni llegar a comprender sus caminos. Pues «¿quién conoce la mente del Señor? ¿Quién podrá darle consejos? ¿Quién le ha dado algo antes, para que él tenga que devolvérselo?» Porque todas las cosas vienen de Dios, y existen por él y para él. ¡Gloria para siempre a Dios! Amén.

Dios es la fuente de la sabiduría asimismo como del conocimiento y del poder y por el temor reverente del Señor la sabiduría es dada a las personas. Job 28:28. Nueva Traducción Viviente (NTV). Esto es lo que Dios dice a toda la humanidad: “El temor del Señor es la verdadera sabiduría; apartarse del mal es el verdadero entendimiento”.   

Job 12:13. Nueva Traducción Viviente (NTV). Pero la verdadera sabiduría y el poder se encuentran en Dios; el consejo y el entendimiento le pertenecen.

Daniel 2:20-23. Nueva Traducción Viviente (NTV). Y dijo: «Alabado sea el nombre de Dios por siempre y para siempre, porque a él pertenecen toda la sabiduría y todo el poder. Él controla el curso de los sucesos del mundo; él quita reyes y pone otros reyes. Él da sabiduría a los sabios y conocimiento a los estudiosos. Él revela cosas profundas y misteriosas y conoce lo que se oculta en la oscuridad, aunque él está rodeado de luz. Te agradezco y te alabo, Dios de mis antepasados, porque me has dado sabiduría y fortaleza. Me revelaste lo que te pedimos y nos diste a conocer lo que el rey exigía».

Veamos ahora lo que los diccionarios bíblicos definen como sabiduría. El sentido que la Biblia da al término sabiduría destaca el juicio sano basado en conocimiento y entendimiento; la aptitud de valerse con éxito del conocimiento y el entendimiento para resolver problemas, evitar o impedir peligros, alcanzar ciertas metas o aconsejar a otros a hacer lo mismo.

Sofia (Σοφία, G4678), se utiliza con referencia a Dios. Romanos 11:33 Reina Valera Contemporánea (RVC). ¡Qué profundas son las riquezas de la sabiduría y del conocimiento de Dios! ¡Cuán incomprensibles son sus juicios, e inescrutables sus caminos!

1 Corintios 1:21. Nueva Biblia al Día (NBD). Ya que Dios, en su sabio designio, dispuso que el mundo no lo conociera mediante la sabiduría humana, tuvo a bien salvar, mediante la locura de la predicación, a los que creen.

1 Corintios 1:24. Nueva Traducción Viviente (NTV). Sin embargo, para los que Dios llamó a la salvación, tanto judíos como gentiles, Cristo es el poder de Dios y la sabiduría de Dios.

1 Corintios 2:7. Nueva Biblia al Día (NBD). Más bien, exponemos el misterio de la sabiduría de Dios, una sabiduría que ha estado escondida y que Dios había destinado para nuestra gloria desde la eternidad.

Efesios 3:10. Nueva Versión Internacional (Castilian) (CST). El fin de todo esto es que la sabiduría de Dios, en toda su diversidad, se dé a conocer ahora, por medio de la iglesia, a los poderes y autoridades en las regiones celestiales.

Lucas 2:40. Reina Valera Contemporánea (RVC). La sabiduría en nuestro Señor Jesucristo. El niño crecía y se fortalecía, y se llenaba de sabiduría, y la gracia de Dios reposaba en él.

Lucas 2:52. Reina Valera Contemporánea (RVC). Y Jesús siguió creciendo en sabiduría y en estatura, y en gracia para con Dios y con los hombres.

1 Corintios 1:30. Reina Valera Contemporánea (RVC). Pero gracias a Dios ustedes ahora son de Cristo Jesús, a quien Dios ha constituido como nuestra sabiduría, nuestra justificación, nuestra santificación y nuestra redención.

Colosenses 2:2-3. Reina Valera Contemporánea (RVC). Para que su corazón se anime y para que permanezcan unidos en amor, hasta que alcancen todas las riquezas que provienen de la convicción y el entendimiento, para que conozcan el misterio de Dios el Padre y de Cristo, en quien se hallan escondidos todos los tesoros de la sabiduría y del conocimiento.

Apocalipsis 5:12. Nueva Biblia al Día (NBD). Cantaban con todas sus fuerzas: «¡Digno es el Cordero, que ha sido sacrificado, de recibir el poder, la riqueza y la sabiduría, la fortaleza y la honra, la gloria y la alabanza!»

La sabiduría implica amplitud de conocimiento y profundidad de entendimiento, que son los que aportan la sensatez y claridad de juicio que la caracterizan. El hombre sabio atesora conocimiento y así tiene un fondo al que recurrir. El entendimiento (término amplio que con frecuencia abarca el discernimiento) añade fuerza a la sabiduría, contribuyendo en gran manera a la discreción y la previsión, cualidades que también son características notables de la sabiduría. La discreción supone prudencia, y se puede expresar en forma de cautela, autodominio, moderación. El hombre “sabio” edifica su casa sobre la roca, previendo la posibilidad de una tormenta; el insensato la edifica sobre la arena y experimenta desastre.

El entendimiento fortalece la sabiduría de otras maneras. Por ejemplo, una persona puede obedecer cierto mandato de Dios debido a que reconoce lo correcto de tal obediencia, y ese es un proceder sabio. Pero si verdaderamente entiende la razón de tal mandato, el buen fin que persigue y los beneficios que se derivan de él, su firme determinación de continuar en ese proceder sabio se verá fortalecida en gran manera.

Todas estas razones hacen patente que “el temor de Dios es el comienzo de la sabiduría”. (Proverbios 9:10.) Como Dios es Todopoderoso, puede intervenir a voluntad en los asuntos humanos, conducir según le plazca a los gobernantes o hasta quitarlos, haciendo que su voluntad prevalezca. La historia bíblica narra numerosos casos en los que poderosos reyes y sus astutos consejeros pretendieron oponer su sabiduría a la de Dios, y en estos destaca cómo Dios vindicó triunfalmente a sus siervos, que con lealtad habían proclamado su mensaje.

“La sabiduría de Dios en un secreto sagrado.” La rebelión que surgió en Edén presentó un desafío a la sabiduría de Dios. Sus sabios medios para poner fin a esa rebelión, borrando sus efectos y restableciendo la paz, armonía y buen orden en el seno de su familia universal, constituyeron “un secreto sagrado, la sabiduría escondida, que Dios predeterminó antes de los sistemas de cosas”, es decir, aquellos sistemas que se han manifestado durante la historia del hombre fuera de Edén. Ese secreto sagrado estaba esbozado en la relación que Dios mantuvo con sus siervos fieles durante muchos siglos, así como en las promesas que les hizo; fue prefigurado y simbolizado en el pacto de la Ley con Israel, lo que incluía su sacerdocio y sacrificios, además de que en innumerables profecías y visiones se señalaba a dicho secreto sagrado.

Finalmente, después de más de cuatro mil años, la sabiduría de aquel secreto sagrado se reveló en Jesucristo (Colosenses 1:26-28), por medio de quien Dios se propuso “una administración al límite cabal de los tiempos señalados, a saber: reunir todas las cosas de nuevo en el Cristo, las cosas en los cielos y las cosas en la tierra”. (Efesios 1:8-11). Se puso de manifiesto la provisión que hizo Dios del rescate para la salvación de la humanidad obediente y su propósito de tener un Reino, un gobierno encabezado por su Hijo capaz de poner fin a toda la maldad.

Como el magnífico propósito de Dios se funda y se centra en su Hijo, Cristo Jesús “ha venido a ser para nosotros sabiduría procedente de Dios”. (1 Corintios 1:30) “Cuidadosamente ocultados en él están todos los tesoros de la sabiduría y del conocimiento.” (Colosenses 2:3). Por consiguiente, no hay sabiduría verdadera que no tome en consideración a Jesucristo, que no base sólidamente su juicio y sus decisiones en el propósito de Dios revelado en él.

La sabiduría humana. En el libro de Proverbios aparece la sabiduría personificada en una mujer que invita a las personas a recibir lo que ella tiene para ofrecer. Estos relatos y otros textos relacionados muestran que la sabiduría es en realidad una combinación de muchas cosas: conocimiento, entendimiento (en el que se incluye el discernimiento), capacidad de pensar, experiencia, diligencia, sagacidad (lo opuesto a credulidad o ingenuidad y juicio recto.

Pero como la verdadera sabiduría empieza con el temor de Jehová Dios (Samo 111:10; Pr 9:10), esta sabiduría superior va más allá de la sabiduría corriente, y supone atenerse a normas elevadas, manifiesta rectitud y justicia, así como adherencia a la verdad. (Pr 1:2, 3, 20-22; 2:2-11; 6:6; 8:1, 5-12.) No toda sabiduría alcanza el nivel de esta sabiduría superior.

La sabiduría humana es relativa, nunca absoluta. El hombre puede alcanzar un grado limitado de sabiduría por medio de sus propios esfuerzos, aunque en todo caso tiene que usar la inteligencia con la que Dios (quien hasta dio a los animales cierta sabiduría instintiva; Job 35:11; Pr 30:24-28) dotó inicialmente al hombre. El hombre aprende observando los elementos de la creación de Dios y trabajando con ellos. Tal sabiduría puede variar en tipo y alcance.

Es posible tener toda esa sabiduría y carecer de la sabiduría espiritual que las Escrituras recomiendan de manera particular. Sin embargo, el Espíritu de Dios puede realzar algunos de estos tipos de sabiduría en los casos en que puedan ser útiles para efectuar su propósito. Su espíritu activó a los que construían el tabernáculo y sus enseres y a los que tejían las prendas de vestir sacerdotales, llenando a aquellos hombres y mujeres tanto de sabiduría como de entendimiento. De ese modo, no solo entendieron qué deseaba y cuáles eran los medios para realizar el trabajo, sino también desplegaron el talento, la habilidad artística, la visión y el juicio necesarios para diseñar y producir obras magníficas.

Dios nos llena de su Espíritu Santo, nos llena de sabiduría, de inteligencia, de conocimiento, de talentos, de dones y de capacidades, también nos hace un llamado a una tarea y plan específico dentro de su perfecta voluntad, en otras palabras nos capacita, nos comisiona y nos envía. (Éx 28:3; 31:3-6; 35:10, 25, 26, 31, 35; 36:1, 2, 4, 8).

Éxodo 31:1-11. La Biblia de las Américas (LBLA). Llamamiento de Bezaleel y de Aholiab para la construcción del tabernáculo. Y el Señor habló a Moisés, diciendo: Mira, he llamado por nombre a Bezaleel, hijo de Uri, hijo de Hur, de la tribu de Judá. Y lo he llenado del Espíritu de Dios en sabiduría, en inteligencia, en conocimiento y en toda clase de arte, para elaborar diseños, para trabajar en oro, en plata y en bronce, y en el labrado de piedras para engaste, y en el tallado de madera; a fin de que trabaje en toda clase de labor.

Mira, yo mismo he nombrado con él a Aholiab, hijo de Ahisamac, de la tribu de Dan; y en el corazón de todos los que son hábiles he puesto habilidad a fin de que hagan todo lo que te he mandado: la tienda de reunión, el arca del testimonio, el propiciatorio sobre ella y todo el mobiliario del tabernáculo; también la mesa y sus utensilios, el candelabro de oro puro con todos sus utensilios y el altar del incienso; el altar del holocausto también con todos sus utensilios y la pila con su base; asimismo las vestiduras tejidas, las vestiduras sagradas para el sacerdote Aarón y las vestiduras de sus hijos, para ministrar como sacerdotes; también el aceite de la unción, y el incienso aromático para el lugar santo. Los harán conforme a todo lo que te he mandado.

Esta es una de las primeras referencias de la Escritura a ser llenos del Espíritu de Dios. La idea que aquí se expresa es que el Espíritu de Dios enriqueció las capacidades innatas de estos hombres con sabiduría para cumplir con sus instrucciones; inteligencia para resolver los complejos problemas del proyecto; en ciencia y en todo arte, necesarios para realizar el trabajo adecuadamente. Los israelitas, que habían sido albañiles y fabricantes de ladrillos en Egipto, no estaban calificados para trabajos especiales de artesanía; pero el Espíritu que dio a los apóstoles el hablar en diversas lenguas, dio milagrosamente a Bezaleel y Aholiab la habilidad que les faltaba.

Cuando Dios honra a una persona siempre la acompaña con una tarea para desarrollar; ser empleado por Dios es un elevado honor. A los que Dios llame a un servicio los hallará aptos o les dará la aptitud. El Señor da dones diferentes a personas diferentes; que cada cual se ocupe de la obra correspondiente recordando diligentemente que la sabiduría de alguien, es el Señor quien la pone en el corazón para la ejecución de lo que ha ordenado.

En la antigüedad, tanto los reyes como otras autoridades daban un gran valor a los hombres que destacaban por su sabiduría y buen consejo, un punto de vista que sigue vigente en nuestros tiempos. Gracias a la ayuda del espíritu de Dios, José demostró tal discreción y sabiduría que el Faraón que gobernaba en Egipto le hizo su primer ministro. Moisés fue instruido en toda la sabiduría de los egipcios y era poderoso en sus palabras y hechos hasta antes de que Dios le convirtiese en su vocero.

Pero esta sabiduría y aptitud humanas no fueron suficientes para que Moisés cumpliera el propósito de Dios. Después de que a los cuarenta años intentó por primera vez traer alivio a sus hermanos israelitas, tuvo que esperar otros cuarenta años antes de que Dios lo enviase, como hombre sabio espiritualmente, para sacar a Israel de Egipto.

Salomón ya era sabio antes de ser rey (1 Re 2:1, 6, 9) y, sin embargo, en una oración a Jehová, reconoció humildemente que solo era “un muchachito” y buscó su ayuda para juzgar al pueblo de Dios. Jehová lo recompensó con “un corazón sabio y entendido” que no tuvo comparación entre los reyes de Judá. (1 Re 3:7-12) Su sabiduría sobrepasó la famosa sabiduría de los orientales y la de Egipto, y convirtió a Jerusalén en un lugar al que viajaban los monarcas o sus representantes para aprender de este rey israelita. (1 Re 4:29-34; 10:1-9, 23-25) Ciertas mujeres de tiempos antiguos también se destacaron por su sabiduría. (2 Sa 14:1-20; 20:16-22).

No siempre se ha usado para bien. La sabiduría humana se puede utilizar para bien o para mal. Si se emplease para un mal fin, se delataría a sí misma como sabiduría carnal, no espiritual o divina. Por ejemplo, Jehonadab era “un hombre muy sabio”, pero el consejo que dio a Amnón, el hijo de David, estuvo basado en una artimaña de dudoso éxito, que implicó la manipulación de otras personas con engaño, y tuvo unas consecuencias desastrosas. (2 Sa 13:1-31.) Absalón llevó a cabo una astuta campaña con el fin de destronar a David su padre (2 Sa 14:28-33; 15:1-6), y cuando ocupó Jerusalén, pidió a dos de los consejeros de su padre, Ahitofel y Husai, que le dijesen qué otros ardides podría poner en práctica.

La sabiduría que solía respaldar el consejo de Ahitofel era tan coherente y exacta, que parecía provenir de Dios. No obstante, como había traicionado al ungido de Jehová, Dios hizo que se rechazase su maquiavélico plan y se adoptase el del fiel Husai, que habilidosamente halagó la vanidad de Absalón y se aprovechó de su debilidad humana para conseguir su caída. (2 Sa 16:15-23; 17:1-14.) Pablo dijo con respecto a Dios: Prende a los sabios en su propia astucia. Y otra vez: Dios sabe que los razonamientos de los sabios son vanos. (1 Co 3:19, 20).

Santiago 3:13-18 Nueva Biblia al Día (NBD). Dos clases de sabiduría. ¿Quién es sabio y entendido entre ustedes? Que lo demuestre con su buena conducta, mediante obras hechas con la humildad que le da su sabiduría. Pero si ustedes tienen envidias amargas y rivalidades en el corazón, dejen de presumir y de faltar a la verdad. Ésa no es la sabiduría que desciende del cielo, sino que es terrenal, puramente humana y diabólica. Porque donde hay envidias y rivalidades, también hay confusión y toda clase de acciones malvadas. En cambio, la sabiduría que desciende del cielo es ante todo pura, y además pacífica, bondadosa, dócil, llena de compasión y de buenos frutos, imparcial y sincera. En fin, el fruto de la justicia se siembra en paz para los que hacen la paz.

Estos versículos muestran la diferencia entre los hombres que pretenden ser sabios y los que realmente lo son. El que piensa o habla bien no es sabio en el sentido de las Escrituras, si no vive y actúa bien. La sabiduría verdadera puede conocerse por la mansedumbre del espíritu y del temperamento. Los que viven en maldad, envidia y contención, viven en confusión; y están obligados a ser provocados y precipitados a toda mala obra. Tal sabiduría no viene de lo alto, sino que brota de principios, actos o motivos terrenales y está dedicada a servir propósitos terrenales. Los que se jactan de una sabiduría así, caerán en algún momento en la condenación del diablo.

Santiago 1:5-7. Reina Valera Contemporánea (RVC). Si alguno de ustedes requiere de sabiduría, pídasela a Dios, y él se la dará, pues Dios se la da a todos en abundancia y sin hacer ningún reproche. Pero tiene que pedir con fe y sin dudar nada, porque el que duda es como las olas del mar, que el viento agita y lleva de un lado a otro. Quien sea así, no piense que recibirá del Señor cosa alguna.

Mateo 7:24-29. Nueva Biblia Latinoamericana de Hoy (NBLH). Los Dos Cimientos: la sabiduría y la insensatez. Por tanto, cualquiera que oye estas palabras mías y las pone en práctica, será semejante a un hombre sabio que edificó su casa sobre la roca; y cayó la lluvia, vinieron los torrentes, soplaron los vientos y azotaron aquella casa; pero no se cayó, porque había sido fundada sobre la roca.

Todo el que oye estas palabras mías y no las pone en práctica, será semejante a un hombre insensato que edificó su casa sobre la arena; y cayó la lluvia, vinieron los torrentes, soplaron los vientos y azotaron aquella casa; y cayó, y grande fue su destrucción.”
Cuando Jesús terminó estas palabras, las multitudes se admiraban de Su enseñanza; porque les enseñaba como Uno que tiene autoridad, y no como sus escribas.

La sabiduría celestial, descrita por el apóstol Santiago, es cercana al amor cristiano, descrito por el apóstol Pablo; y ambos son descritos así para que todo hombre pueda probar plenamente la realidad de sus logros en ellas. No tiene disfraz ni engaño. No puede caer en los manejos que el mundo considera sabios, que son astutos y mal intencionados, pero es sincera, abierta, constante, uniforme, y coherente consigo misma. Que la pureza, la paz, la bondad, la docilidad y la misericordia se vean en todas nuestras acciones, y que los frutos de la justicia abunden en nuestra vida, probando que Dios nos ha otorgado este excelente don porque es necesario para nuestro desarrollo espiritual, familiar y personal. Bendiciones.

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