Nuestro deseo es que cada uno de los mensajes, así como cada uno de los ministerios y recursos enlazados, pueda ayudar como una herramienta al crecimiento, edificación y fortaleza de cada creyente dentro de la iglesia de Jesucristo en las naciones y ser un práctico instrumento dentro de los planes y propósitos de Dios para la humanidad. Cada mensaje tiene el propósito de dejar una enseñanza basada en la doctrina bíblica, de dar una voz de aliento, de edificar las vidas; además de que pueda ser adaptado por quien desee para enseñanzas en células o grupos de enseñanza evangelísticos, escuela dominical, en evangelismo personal, en consejería o en reuniones y servicios de iglesias.

La Idolatría-


Éxodo 20:2-3. Palabra de Dios para Todos (PDT). Yo soy el SEÑOR tu Dios que te rescató de Egipto donde eras esclavo. No adores otros dioses además de mí.

Deuteronomio 5:29. Dios Habla Hoy (DHH). ¡Ojalá piensen siempre de la misma manera, y me honren y cumplan mis mandamientos todos los días, para que tanto ellos como sus hijos tengan siempre una vida dichosa!

Cuando apareció el Señor Jesucristo en medio de nosotros, vino a cumplir con la comisión del Padre Celestial, encargo que cumplió a cabalidad para poder rescatarnos de la condenación y de la muerte eterna; Él vino a liberarnos de nuestra mala manera de vivir, vino a cambiar nuestra condición y nos dejó al Señor el Espíritu Santo para enseñarnos y ayudarnos a entender la realidad de nuestras vidas, la realidad de nuestra existencia.

Veamos una realidad existencial que aplica a todo ser humano sin importar la condición, ni la creencia; en nuestro ser hay una necesidad de adorar, es algo que viene con nosotros, el dilema del ser humano es poder comprender esta realidad, el asunto es que podamos hacer lo correcto para vivir de acuerdo para lo que fuimos creados en esta tierra; porque si lo hacemos de esa manera y nos dejamos guiar, veremos una vida fructificada.

La idolatría ataca directamente el propósito de la adoración en los seres humanos y distorsiona la realidad espiritual en la mente y el corazón de los seres humanos; lo más importante que debemos entender de este tema que vamos a estudiar el día de hoy, es ver lo que es adorar y lo que significa realmente adoración para nosotros y así comprender también lo que es la idolatría, cómo afecta a las personas y las consecuencias que trae consigo, ya que no solamente es hacer y adorar imágenes, la idolatría va mucho más allá de esto.

Juan 4:23-24. Reina-Valera 1960 (RVR1960). Mas la hora viene, y ahora es, cuando los verdaderos adoradores adorarán al Padre en espíritu y en verdad; porque también el Padre tales adoradores busca que le adoren. Dios es Espíritu; y los que le adoran, en espíritu y en verdad es necesario que adoren.

La adoración es en realidad un estado espiritual, una forma de vida en la que desarrollamos un reconocimiento a Dios, nuestro Creador, y en la que desarrollamos una comunión íntima y constante. La verdadera adoración es un amor desbordado que sale de lo más profundo de nuestro ser, que sale de nuestro corazón y que va dirigido a nuestro Padre Celestial.

2 Crónicas 16:8-9. La Biblia de las Américas (LBLA). ¿No eran los etíopes y los libios un ejército numeroso con muchísimos carros y hombres de a caballo? Sin embargo, porque te apoyaste en el Señor, El los entregó en tu mano.  Porque los ojos del Señor recorren toda la tierra para fortalecer a aquellos cuyo corazón es completamente suyo. Tú has obrado neciamente en esto. Ciertamente, desde ahora habrá guerras contra ti.

Aquel que conoce a Dios en la intimidad y en su vivencia diaria será un excelente candidato para ser un verdadero adorador. Es verdad que nos debemos congregar para glorificar a Dios y llevar una vida de templo, pues esto es agradable a Él, pero solo cuando aprendemos a adorarlo en todo momento y en todo lugar, vamos en camino para convertirnos en verdaderos adoradores. Una vida de adoración es aquella que se manifiesta en todas las cosas y en todas nuestras relaciones de acuerdo a la voluntad del Padre Celestial, eso realmente es adorar, eso es realmente amar a Dios.

Salmos 40:8. Dios Habla Hoy (DHH). A mí me agrada hacer tu voluntad, Dios mío; ¡llevo tu enseñanza en el corazón!

Mateo 22:34-40. Nueva Biblia al Día (NBD). El mandamiento más importante. Los fariseos se reunieron al oír que Jesús había hecho callar a los saduceos. Uno de ellos, experto en la ley, le tendió una trampa con esta pregunta: —Maestro, ¿cuál es el mandamiento más importante de la ley? —“Ama al Señor tu Dios con todo tu corazón, con todo tu ser y con toda tu mente” —le respondió Jesús—. Éste es el primero y el más importante de los mandamientos. El segundo se parece a éste: “Ama a tu prójimo como a ti mismo.” De estos dos mandamientos dependen toda la ley y los profetas.

Juan 14:15. Traducción en lenguaje actual (TLA). Ustedes demostrarán que me aman, si cumplen mis mandamientos.

1 Juan 2:15-17. Dios Habla Hoy (DHH). No amen al mundo, ni lo que hay en el mundo. Si alguno ama al mundo, no ama al Padre; porque nada de lo que el mundo ofrece viene del Padre, sino del mundo mismo. Y esto es lo que el mundo ofrece: los malos deseos de la naturaleza humana, el deseo de poseer lo que agrada a los ojos y el orgullo de las riquezas. Pero el mundo se va acabando, con todos sus malos deseos; en cambio, el que hace la voluntad de Dios vive para siempre.

A continuación, veamos los significados los diferentes diccionarios.

Adoración, heb. generalmente shâjâh, "inclinación", "adoración"; âtsab; segid; gr. generalmente latréia, "servicio" [religioso], "culto"; latréuÇ, "servir", especialmente en relación con las formas externas de adoración; proskunéin, "postrarse", "besar" [como adoración]; proskunéÇ, "rendir obediencia [reverencia]", "postrarse". Actitud de humildad, reverencia, honor, devoción y adoración que señalan adecuadamente las relaciones entre los seres creados y su Creador, particularmente en su presencia.  

La Biblia enseña que tal adoración es debida sólo al único Dios verdadero (Éxodo 20:1-5; 34:14; Mateo 4:10). Los ángeles, aunque son seres celestiales, no deben ser objeto de adoración.

Apocalipsis 19:10. Dios Habla Hoy (DHH). Me arrodillé a los pies del ángel, para adorarlo, pero él me dijo: No hagas eso, pues yo soy siervo de Dios, lo mismo que tú y tus hermanos que siguen fieles al testimonio de Jesús. Adora a Dios.

Deuteronomio 6:4-6. Nueva Biblia al Día (NBD). Escucha, Israel: El Señor nuestro Dios es el único Señor. Ama al Señor tu Dios con todo tu corazón y con toda tu alma y con todas tus fuerzas. Grábate en el corazón estas palabras que hoy te mando.

Lucas 4:8. Nueva Biblia al Día (NBD). Escrito está: Adora al Señor tu Dios y sírvele solamente a él.

No vivir en el plan y el propósito para el cual fuimos creados nos lleva hacia la idolatría; sólo encontramos dos posiciones espirituales en las que podemos estar: una es estar sentados juntamente con Cristo en los lugares celestiales y la otra es en el mundo dentro del reino de las tinieblas, en el pecado. 

Juan 3:19. RVR1960. Y esta es la condenación: que la luz vino al mundo, y los hombres amaron más las tinieblas que la luz, porque sus obras eran malas.

Veamos lo que es en realidad la idolatría

En sentido propio y clásico, idolatría es la adoración o el culto que se tributa a entidades, objetos, imágenes o elementos naturales que se consideran dotados de poder divino, o también a divinidades falsas, vanas apariencias. Sin embargo, la idolatría va mucho más allá de las figuras externas que se puedan hacer y adorar, es un acto del corazón del ser humano rendido hacia un objeto, una persona o otro ser que ocupe el primer lugar en nuestros corazones; ese primer lugar le corresponde sólo a Dios, a nuestro Creador, a nuestro Padre Celestial, a nuestro Señor Jesucristo, a nuestro Señor el Espíritu Santo.  

Ídolo Heb תְּרָפִים, Terafim, ídolo de familia, ídolo doméstico, estatua, ídolo, terafín, máscara cultica, símbolo divino. Este vocablo en semítico occidental adquiere la forma básica de tarpi. Su significado fundamental es espíritu o demonio, el término figura en el hebreo bíblico 15 veces, dioses falsos que incitan a quitar toda la adoración y servicio a Dios. ¿Qué es un ídolo? Un ídolo es una imagen, una representación de algo o un símbolo, material o imaginario, que es objeto de devoción fervorosa; en términos generales, la idolatría es la veneración, amor, culto o adoración de un ídolo.

De acuerdo con el uso bíblico, idolatría incluye tanto la adoración de falsos dioses en diversas formas como la adoración de imágenes. Otros asuntos y prácticas son tomados como idolatría como se observa dentro del Nuevo Testamento, como la glotonería (Filipenses 3:19. La Biblia de las Américas (LBLA). Cuyo fin es perdición, cuyo dios es su apetito y cuya gloria está en su vergüenza, los cuales piensan sólo en las cosas terrenales) y actitudes como la codicia o avaricia (Efesios 5:5 La Biblia de las Américas (LBLA). Porque con certeza sabéis esto: que ningún inmoral, impuro, o avaro, que es idólatra, tiene herencia en el reino de Cristo y de Dios), lo que está en armonía con el énfasis espiritual en el Nuevo Testamento. 

Así, idolatría es toda forma de adoración, reverencia, culto que se hace a objetos sagrados, personas, instituciones, o cualquier otra cosa que tome el lugar de Dios o que disminuya el honor que le debemos dar. Idolatría, en el sentido de este estudio, es la desviación de la verdadera adoración a Dios. El ser humano cambia la gloria del verdadero Dios por dioses sustitutos que él mismo hace. Pone la vergüenza en lugar de la gloria, la corruptibilidad en el lugar de la incorruptibilidad, las mentiras en lugar de la verdad.

Entremos al contexto bíblico de la idolatría que se practicó desde muy temprano en la historia. Los antepasados inmediatos de Abrahán "servían a dioses extraños" (Josué 24:2). Satanás estimuló el hombre a exaltarse a sí mismo. En lugar de que los seres humanos reconocieran que fueron hechos a imagen de Dios, hacen dioses para sí de su propia imagen y se rebajan al punto de adorar aves, insectos y otros animales.

Los patriarcas se dedicaron a la adoración monoteísta de Dios, pero miembros de sus familias fueron influidos a veces por la idolatría (Génesis 31:30, 32-35; 35:1-4).  Fue un pecado frecuente en Israel (Deuteronomio 32:16; 2 Reyes 17:12; Salmos 106:38) y una preocupación más que pasajera en la iglesia cristiana primitiva (1 Corintios 12:2).

Es por eso que Dios fue muy claro con este asunto de la idolatría como lo vemos en el siguiente capítulo de Deuteronomio.

Deuteronomio 4:1-2, 9-31, 39-40. La Biblia de las Américas (LBLA). Ahora pues, oh Israel, escucha los estatutos y los decretos que yo os enseño para que los ejecutéis, a fin de que viváis y entréis a tomar posesión de la tierra que el Señor, el Dios de vuestros padres, os da. No añadiréis nada a la palabra que yo os mando, ni quitaréis nada de ella, para que guardéis los mandamientos del Señor vuestro Dios que yo os mando.

Por tanto, cuídate y guarda tu alma con diligencia, para que no te olvides de las cosas que tus ojos han visto, y no se aparten de tu corazón todos los días de tu vida; sino que las hagas saber a tus hijos y a tus nietos. Recuerda el día que estuviste delante del Señor tu Dios en Horeb, cuando el Señor me dijo: “Reúneme el pueblo para que yo les haga oír mis palabras, a fin de que aprendan a temerme todos los días que vivan sobre la tierra y las enseñen a sus hijos.”

Os acercasteis, pues, y permanecisteis al pie del monte, y el monte ardía en fuego hasta el mismo cielo: oscuridad, nube y densas tinieblas. Entonces el Señor os habló de en medio del fuego; oísteis su voz, sólo la voz, pero no visteis figura alguna. Y El os declaró su pacto, el cual os mandó poner por obra: esto es, los diez mandamientos, y los escribió en dos tablas de piedra. Y el Señor me ordenó en aquella ocasión que os enseñara estatutos y decretos, a fin de que los cumpliérais en la tierra a la cual vais a entrar para poseerla.

Advertencia contra la idolatría

Así que guardaos bien, ya que no visteis ninguna figura el día en que el Señor os habló en Horeb de en medio del fuego; no sea que os corrompáis y hagáis para vosotros una imagen tallada semejante a cualquier figura: semejanza de varón o hembra, semejanza de cualquier animal que está en la tierra, semejanza de cualquier ave que vuela en el cielo, semejanza de cualquier animal que se arrastra sobre la tierra, semejanza de cualquier pez que hay en las aguas debajo de la tierra. No sea que levantes los ojos al cielo y veas el sol, la luna, las estrellas y todo el ejército del cielo, y seas impulsado a adorarlos y servirlos, cosas que el Señor tu Dios ha concedido a todos los pueblos debajo de todos los cielos.

Pero a vosotros el Señor os ha tomado y os ha sacado del horno de hierro, de Egipto, para que fuerais pueblo de su heredad como lo sois ahora. Y el Señor se enojó conmigo a causa de vosotros, y juró que yo no pasaría el Jordán, ni entraría en la buena tierra que el Señor tu Dios te da por heredad. Porque yo moriré en esta tierra, no cruzaré el Jordán; mas vosotros pasaréis y tomaréis posesión de esta buena tierra. Guardaos, pues, no sea que olvidéis el pacto que el Señor vuestro Dios hizo con vosotros, y os hagáis imagen tallada en forma de cualquier cosa que el Señor tu Dios te ha prohibido. Porque el Señor tu Dios es fuego consumidor, un Dios celoso.

Cuando hayáis engendrado hijos y nietos, y hayáis permanecido largo tiempo en la tierra, y os corrompáis y hagáis un ídolo en forma de cualquier cosa, y hagáis lo que es malo ante los ojos del Señor vuestro Dios para provocarle a ira, pongo hoy por testigo contra vosotros al cielo y a la tierra, que pronto seréis totalmente exterminados de la tierra donde vais a pasar el Jordán para poseerla. No viviréis por mucho tiempo en ella, sino que seréis totalmente destruidos. Y el Señor os dispersará entre los pueblos, y quedaréis pocos en número entre las naciones adonde el Señor os llevará. Allí serviréis a dioses hechos por manos de hombre, de madera y de piedra, que no ven, ni oyen, ni comen, ni huelen.

Pero desde allí buscarás al Señor tu Dios, y lo hallarás si lo buscas con todo tu corazón y con toda tu alma. En los postreros días, cuando estés angustiado y todas esas cosas te sobrevengan, volverás al Señor tu Dios y escucharás su voz. Pues el Señor tu Dios es Dios compasivo; no te abandonará, ni te destruirá, ni olvidará el pacto que El juró a tus padres.

Por tanto, reconoce hoy y reflexiona en tu corazón, que el Señor es Dios arriba en los cielos y abajo en la tierra; no hay otro.  Así pues, guardarás sus estatutos y sus mandamientos que yo te ordeno hoy, a fin de que te vaya bien a ti y a tus hijos después de ti, y para que prolongues tus días sobre la tierra que el Señor tu Dios te da para siempre.

Todos los pueblos con los que el antiguo Israel se relacionó practicaban la idolatría en los sentidos mencionados. En el antiguo Egipto se acostumbraba representar a los dioses en forma de animales (toro, halcón, etc.) o con forma humana y algunas características animales (hombre con cabeza de chacal o de toro). Se acostumbraba también adorar al faraón, quien se suponía que al morir se reunía con los dioses. Por último, algunos animales, tales como los cocodrilos del Nilo, también recibían culto en Egipto.

Contra estas idolatrías impotentes se dirigieron las plagas que Dios envió antes del éxodo. En Mesopotamia, los ídolos con forma de animales eran más escasos; preferían imágenes con forma humana, hechas de madera y cubiertas de oro (Daniel 2.31-45). En Persia había una multitud de dioses, cada uno con su propia imagen. Pero con el tiempo la religión persa se fue concentrando en el dios Ahura-mazda, al que se presentaba como un hombre con alas de ave.

Los egipcios, por su parte, adoraban a las estatuas que representaban a sus dioses; en la parte más santa de sus templos se hallaba el emblema de un dios o de un animal divinizado. El paganismo cananeo era popular por causa de sus bajas normas éticas en contraste con las elevadas de la religión hebrea, y la religión más exigente a menudo era abandonada por la adoración más fácil de Baal.  El problema de la idolatría era tan grave en la antigüedad que los primeros dos mandamientos del Decálogo se ocupan en forma muy definida de esta fase de la vida religiosa (Éxodo 20:3-6). 

Durante el período del éxodo hubo dos violaciones notables de estos mandamientos: primero fue la adoración del becerro de oro; segundo, la apostasía en Sitim, donde Israel cayó en las prácticas licenciosas de la idolatría moabita (Números  25:1-2).  Desde la conquista de Canaán hasta la cautividad babilónica, la idolatría fue una modalidad persistente y desmoralizadora en la experiencia de Israel.  En el período más temprano se repetía una y otra vez este esquema: Israel caía en la idolatría y era víctima de la agresión (Salmo 106); luego surgía un juez que lo liberaba y restablecía el culto al Dios Verdadero. 

La vacilación entre la adoración al Dios de Israel y la idolatría prosiguió durante el tiempo de los reyes, con frecuencia fortalecida por alianzas políticas y casamientos con paganos. En esos tiempos la batalla contra los ídolos fue encabezada por profetas: Elías desafió al idólatra Acab; Amós previno al pueblo de que la cautividad sería el resultado de la adoración a dioses falsos; Oseas denunció el "becerro de Samaria"; Isaías ridiculizó la locura de adorar la obra de las propias manos; Jeremías predijo el castigo divino como resultado de la adoración de ídolos; Ezequiel anunció la desolación del país por causa de la idolatría.

La repetición de estas advertencias es muy frecuente, lo que indica la seriedad del problema en tiempos del Antiguo Testamento. Durante el cautiverio, los israelitas aprendieron la lección con respecto a la idolatría. Su rechazo de las imágenes llegó a ser tan fuerte y duradero que siglos más tarde consideraron que aun los estandartes romanos los contaminaban; y hasta llegaron a destruir el águila de oro del templo de Herodes. Hicieron todo esfuerzo posible por aislarse de cualquier influencia que pudiera inclinarlos hacia la idolatría. 

La nueva adoración en la sinagoga, que era muy común en tiempos del Nuevo Testamento, fue una protección efectiva contra la influencia extranjera. Los conversos del paganismo en tiempos del Nuevo Testamento estaban en constante peligro de recaer en la idolatría, por lo que hay muchas advertencias contra ella (1 Corintios 5:10, 11; 6:9; 10:7; Efesios 5:5; Apocalipsis 21:8; 22:15). 

Formas de idolatría

Los actos de idolatría mencionados en la Biblia incluyen diversas prácticas repugnantes tales como:

1. Prostitución ceremonial, sacrificio de niños, embriaguez y autoflagelación, hasta sangrar (1 Reyes 14:22-24; 18:28; Jeremías 19:3-5; Oseas 4:13,14; Amos 2:8).

2. Veneración de ídolos, compartiendo con ellos el alimento y bebida en fiestas o ceremonias en su honor (Éxodo 32:6; 1 Corintios 8:10).

3. Encorvarse, arrodillarse, postrarse y ofrecer sacrificios a los ídolos, cantar y danzar y aún besarlos (Éxodo 32:8,18-20; 1 Reyes 19:18; Oseas 13:2).

4. También se practicaba la idolatría al preparar una mesa con comidas y bebidas para los falsos dioses, haciendo ofrendas de pasteles y humo (incienso) sacrificial, y llorar en la ceremonia religiosa (Isaías 65:11; Jeremías 7:18; 44:17; Ezequiel 8:14).

5. La idolatría también consistía en la adoración de los cuerpos celestiales (astrología), como la luna, el sol y las estrellas (Ezequiel 8:16; Deuteronomio 4:15,19; 17:2,3; 2 Reyes 17:16).

6. Adoración de animales, ángeles, demonios y hombres (Salmos 106:19,20,28; Apocalipsis 9:20).

7. la práctica de idolatría también consistía en sacrificar el hijo en el fuego, consultar adivinos (tarot, suerte, etc.), sortílego (astrología), brujos y hechiceros, hacer conjuros, servir de médium espiritistas, y consultar a los muertos (Deuteronomio 18:10-14).

Desde la antigüedad hasta nuestros días, la idolatría constituye una afrenta al Dios verdadero y la naturaleza humana sigue siendo la misma. La inclinación de la naturaleza carnal es por la práctica de la idolatría, mediante la creación de sus propios “dioses”. Es lamentable saber que aún hoy los animales, los hombres, la naturaleza y el propio Satanás sean adorados.

En nuestros tiempos se puede constatar formas encubiertas de la idolatría, como la excesiva importancia dada a determinados valores, como el dinero, la fama, las ambiciones personales, valores que eventualmente se transforman en verdaderos “dioses” que son entronizados en el corazón de los adoradores, que en la teoría se dicen monoteístas, pero en la práctica son auténticos politeístas.

Hoy se levantan ídolos de los actores, de los artistas, de los cantantes, de todas las estrellas de la farándula mundial, de los deportistas, de personas que han logrado posiciones económicas, sociales y religiosas en este mundo, estamos viviendo en la actualidad en un mundo saturado por una idolatría moderna que afecta todos los sentidos físicos de las personas. 

Hay otra clase de idolatría que es el narcisismo también, idolatría al yo, un amor de si mismos exagerado y distorsionado, las personas hacen un culto a su cuerpo, a su intelecto, a su ego, a sus logros; realmente vivimos tiempos peligrosos de cumplimiento de la Palabra de Dios.

Mateo 6:24. La Biblia de las Américas (LBLA). Nadie puede servir a dos señores; porque o aborrecerá a uno y amará al otro, o se apegará a uno y despreciará al otro. No podéis servir a Dios y a las riquezas.

1 Corintios 10:14. La Biblia de las Américas (LBLA). Por tanto, amados míos, huid de la idolatría.

1 Pedro 4:3. RVR1960. Baste ya el tiempo pasado para haber hecho lo que agrada a los gentiles, andando en lascivias, concupiscencias, embriagueces, orgías, disipación y abominables idolatrías.

Nuestro Señor Jesucristo nos ha dejado la siguiente advertencia y el camino del arrepentimiento. Llenemos nuestra mente y nuestro corazón con conceptos claros y correctos acerca de nuestro Señor Jesucristo y la salvación en él por medio de la Palabra de Dios, con la ayuda y la guía de nuestro Señor el Espíritu Santo. Él es la imagen del Dios invisible, expresamente la imagen misma de su sustancia. Él es el verdadero antídoto contra la idolatría cuando realmente lo conocemos, cuando realmente le amamos y lo servimos con un corazón sincero. 

Edifiquémonos sobre el fundamento profundo de su obra consumada en la cruz. Determinemos decididamente de una vez por todas que Cristo Jesús ha realizado todo lo necesario para presentarnos sin mancha ante el trono de Dios.

Aceptemos que la fe sencilla como la de un niño es lo único que se requiere para gozar de todos los beneficios de la obra de Cristo. No dudemos que, teniendo fe, somos completamente justificados a los ojos de Dios.

Sobre todo, permanezcamos en comunión continua con el Señor el Espíritu Santo, permanezcamos en él diariamente, en su Palabra, confiemos en él diariamente, apoyémonos en él diariamente, vivamos para él diariamente, tomemos de su plenitud diariamente. 

Demos el lugar que le corresponde en nuestros corazones, al Padre Celestial, al Señor Jesucristo y al Señor el Espíritu Santo, para que el coloque el correcto orden de prioridades en todos nuestros asuntos y de esa manera poder vivir la vida correcta que agrada a Dios. Bendiciones.

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